Nos hemos acostumbrado a vivir deprisa y hemos trasladado esas prisas a cualquiera de los ámbitos de nuestra vida. La rapidez y rendimiento es lo único que nos interesa. Necesitamos aprovechar el tiempo como si realmente fuera oro. Y claro, la única manera de hacer que el tiempo cunda todo lo que queremos es hacerlo todo de manera automática.
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Vivir despacio, comer despacio
Desde que nos levantamos hay pocas cosas, o quizá ninguna, que hacemos con plena consciencia. Casi podríamos decir que, cada momento del día, es un estar deseando llegar al momento siguiente. Podríamos decir que cada momento es un medio para un fin, que será el siguiente momento. Sin embargo, cuando el siguiente momento llegue lo volveremos a perder poniendo la atención en lo que viene después.Somos una sociedad que está sumergida en el estrés y que, muchas veces, sin él no sabemos funcionar. No obstante, de manera simultanea está surgiendo un movimiento que reclama su derecho a una vida más tranquila. Son cada vez más las personas que apuestan por una vida consciente y sin estrés.
De esta tendencia ha surgido un movimiento llamado Slow Food. Este movimiento está formado por personas que eligen hacer de su alimentación un acto consciente. Deciden cocinar y comer de otra manera mucho mas tranquila, quizá como se hacía hace muchísimos años. Así mismo, ponen mucha atención en qué alimentos utilizan para preparar sus comidas y de dónde provienen.
Estas personas ponen consciencia en la compra de sus alimentos y en la preparación de los mismos. De la misma manera, cuando comen, lo hacen despacio y conscientemente. Por supuesto, uno de sus hábitos es el de masticar despacio.
El hecho de masticar despacio no es solo otra forma de comer, es también otra manera de digerir y asimilar los alimentos que comemos. Cuando comemos con tranquilidad y masticamos atentamente cada bocado, la digestión se realiza de una manera mas efectiva y saludable.
Qué es comer despacio
Debido a la inercia de la velocidad que llevamos quizá creamos que no comemos deprisa. Es posible que creamos que estamos comiendo de manera lenta y, sin embargo, hayamos terminado de comer en 10 minutos. Esto, por supuesto, no es comer despacio.Fuente: Pixabay/allenchann
El hecho de comer despacio implica que, al menos, esta actividad nos lleve 20 minutos. Aunque, lo ideal sería que llegáramos a pasar unos 30 minutos comiendo. Hasta ahora hemos hablado de comidas, pero si hablamos de desayuno es posible que, para la mayoría de las personas, no llegue ni a 5 minutos. ¡Esto si que es rapidez!
Elige una vida más consciente
Si has decidido que quieres hacer de tu vida un acto más consciente, lo ideal sería que empezaras poniendo más atención a tus comidas. Primero podrías observar a qué hora empiezas a comer y a qué hora terminas durante unos días. Esto te dará una idea de la velocidad a la que comes.Lo ideal sería crear un pequeño ritual que fuera desde la preparación de la comida hasta la manera en la que pones la mesa. Ese ambiente propicia una manera más tranquila de comer. Así mismo, es muy importante que pongas mucha atención en las veces que masticas y a qué velocidad lo haces. Cuanto más mastiques cada bocado más ayudarás a tu cuerpo a que digiera y asimile los nutrientes de los alimentos que estás comiendo. Por este motivo, es muy importante dejar el tenedor o cuchara en el plato entre cada bocado mientras masticas tranquilamente.
Beneficios de masticar despacio
El hecho de masticar despacio tiene beneficios que, seguro, que nunca hubieras imaginado:Mejora el sistema inmunitario: En nuestro cuerpo existe una célula inmunitaria llamada Th17 que se activa cuando masticamos despacio. Según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Manchester, en nuestra boca se estimulan estas células por la masticación. Por este motivo podríamos decir que nuestras encías están teniendo una respuesta inmune protectora.
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Mayor absorción de nutrientes: Si la comida llega a nuestro estómago más triturada, para el intestino resultará más fácil absorber los nutrientes. Además, la digestión se hará mucho más eficazmente.
Nos saciamos antes: Cuando comemos demasiado deprisa no damos tiempo a nuestro estómago para que envíe al cerebro la señal de aviso de que no necesitamos más comida. Por ese motivo, seguimos comiendo aunque ya no necesitemos más. Si comemos despacio, tomaremos menos cantidad de comida y, por lo tanto, no tendremos problemas para controlar nuestro peso.
Favorecemos el inicio de la digestión: Cuando realizamos una masticación verdadera y trituramos los alimentos en la boca, segregamos una enzima llamada amilasa. Esta enzima es la encargada de descomponer los hidratos de carbono complejos en azúcares simples. También la lipasa ayudará en la digestión de los lípidos. De esta manera, la digestión comienza donde debe comenzar, en la boca, y no en el estómago, como lo haría si masticamos demasiado deprisa.
Encías y dientes se fortalecen: Al masticar despacio salivamos más. Esto hace que haya una menor acumulación de placa bacteriana y, así, evitemos las caries. Por este motivo, nuestras encías y dientes se mantendrán más sanos.
Orienta tu vida hacia una mayor consciencia
Si, poco a poco, adquieres el hábito de comer despacio y masticar lentamente tu salud te lo agradecerá. Además, el hecho de poner consciencia en el acto de comer te llevará, seguro, a sentirte agradecido por el hecho de poder alimentarte. Este agradecimiento, a su vez, conseguirá que vivas de una manera más feliz y positiva. Y, por supuesto, cuando tu vives feliz, tu felicidad se contagia a los que te rodean.Cada día son más las personas que apuestan por un modo de vida más tranquila y consciente. El acto de comer puede ser la puerta que te lleve a vivir este tipo de vida que tantos beneficios te reportará.
RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.
Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.