Para muchas personas, estar bien informadas acerca de lo que comen forma parte de su estilo de vida. El mundo de los alimentos guarda multitud de misterios, nuestros antepasados sabían muy bien para qué servía cada hierba, raíz y planta. Esta era la medicina de nuestros ancestros, la alimentación consciente, conociendo para qué sirve cada fruto que nos aporta la tierra.
En la actualidad, gracias a la ciencia y sus investigaciones con los alimentos, disponemos de una valiosa información. Sabemos que la alimentación forma también parte de una actitud ante la vida. Nuestra salud depende directamente de cómo nos alimentemos. Y por esto no es de extrañar que cada vez sean más las personas que toman conciencia sobre lo que deben de comer y lo que deben de rechazar para una dieta sana y equilibrada.
Nuestra falta de conciencia guiada por nuestros impulsos nos juegan a menudo malas pasadas. La situación en la que hemos pasado varias horas sin comer nada y de repente imaginamos alimentos con grasa y azúcares, es bastante habitual, ya que los alimentos que peor nos sientan son los más adictivos. Cuando obviamos la importancia que tiene la alimentación para nuestro día a día, nos dejamos llevar por la comodidad, los impulsos y el deseo de productos que no nos convienen. Esta actitud acaba teniendo graves repercusiones para nuestra salud. En cambio, comer de manera consciente nos aporta unos beneficios, que bien merecen un poco de disciplina.
Al comer de manera consciente rompes con los malos hábitos de tu alimentación
Uno de los pasos fundamentales para aprender a comer de forma consciente es la dedicación de tiempo. Dedícale tiempo a observar cómo te alimentas, dedícale tiempo a saborear lo que comes, a preparar, organizar y cocinar lo que vas a comer; dedícale tiempo a tu salud, esto influirá en tus emociones, en tu rendimiento cognitivo, en cómo duermes y hasta en cómo te relacionas con los demás. Estos son los malos hábitos con los que rompes al comer de manera consciente:
- Masticar y tragar deprisa: comer muy rápido deriva en que ingiramos más comida de la que nuestro organismo necesita. Esto causa problemas en nuestra digestión e incluso en el mal funcionamiento del páncreas.
- No llevar una dieta variada: para que nos beneficiemos de una alimentación saludable, esta sin duda ha de ser variada. Debemos comer todo tipo de alimentos, prescindiendo de los que nos perjudican y no abusando de ninguno.
- Saltarse el desayuno: es conveniente que dediquemos un tiempo para nuestra primera comida del día, obteniendo las vitaminas y nutrientes que necesitamos para afrontar la mañana y el día, en general.
- No beber suficiente agua: esto es otro mal hábito que generamos con las prisas, no dedicamos suficiente tiempo a hidratar nuestro cuerpo y a nuestras células. Hay que beber en cualquier momento del día, no solamente esperar a tener sed.
- Abuso de las comidas rápidas y calóricas: este tipo de comidas son las que hacemos cuando no dedicamos un tiempo a comer bien, comemos cualquier cosa, a lo primero que estamos acostumbrados y menos esfuerzo nos cuesta conseguir o preparar. Este tipo de actitud nos lleva a ingerir alimentos de poca calidad nutricional, que por supuesto acaba perjudicando a nuestra salud; aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, trastornos de la alimentación, diabetes y sobrepeso.
Los enemigos de la alimentación consciente son, sin lugar a dudas: las prisas, la ansiedad, la falta de conciencia sobre la propia salud, la baja autoestima y poco cuidado personal. Para tomar conciencia de nuestra salud y de cómo nos estamos alimentando hay que cambiar nuestra perspectiva e incluso nuestra actitud ante la vida. Como hemos dicho anteriormente no se trata solo de comer; comer de manera consciente supone una actitud, un modo de vida.
Comer de manera consciente es sinónimo de salud
La adquisición de hábitos saludables requiere de un compromiso por tu parte, también de ciertos sacrificios y esfuerzos. Cuidarte supone atenderte y escuchar tus necesidades. El primer paso es que identifiques aquellos hábitos poco saludables que suponen una mala alimentación, reflexiones acerca de ellos y si estás dispuesto a cambiarlos. Una vez que te comprometas con tu salud cambiará tu conciencia. Seguramente en todas las áreas de tu vida, los hábitos que adquieras irán por el camino de tu cuidado, tu bienestar y tu salud.
Cuando te veas inmerso en lo que supone tener conciencia del cuidado de tu salud, observarás con mayor detenimiento sus beneficios. Esto te hará ser más responsable de tu salud y bienestar. Al comer de manera consciente:
- Masticas más despacio, saboreas lo que comes y lo disfrutas más. Dejarás así de comer con prisas.
- Atiendes de forma plena a las sensaciones que te produce cada alimento y qué provoca en tu organismo.
- Bebes más agua y te hidratas a lo largo del día.
- Entiendes que no hay alimentos buenos o malos, solo existen dietas mal balanceadas. No es bueno abusar de ciertos alimentos, evitando ingerir otros alimentos.
- Evitas las comidas procesadas, los alimentos que han sido elaborados con un gran aporte de grasas y azúcares. Esto no tiene ningún valor nutricional.
A la hora de comer te deshaces de todas las distracciones para centrarte en lo que en ese momento es lo más importante, disfrutar de lo que estás comiendo a través del olor, el sabor y la textura.
En conclusión, comer de manera consciente nos aporta importantes beneficios para nuestra salud, y además nos permite adoptar una actitud ante la vida más beneficiosa. Aprendemos a evitar lo que nos perjudica y lo que supone graves riesgos de contraer ciertas enfermedades, y tomamos la actitud de cuidarnos y ser más responsables de nuestra salud.
RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral.
Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.