Tu cuerpo no es un recipiente en el que “volcar” la comida
Cuando ves comer a algunas personas te da la sensación de que están volcando de manera inconsciente comida dentro de su cuerpo. El acto de alimentarnos merece toda nuestra atención. También es muy importante saber qué es lo que estamos comiendo.
Cuando comemos deprisa y sin consciencia perdemos la primera fase de la digestión que comienza en la boca. Esto, además de hacernos perder de vista el disfrute del comer, anula la buena asimilación de nutrientes.
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Si masticamos lentamente y disfrutamos del sabor y olor de lo que estamos comiendo, ayudaremos a nuestro cuerpo a comenzar correctamente la digestión. De esta forma, la digestión se hará de manera eficiente y conseguiremos nutrirnos de manera saludable.
Planifica tus comidas
La sociedad de las prisas en la que vivimos nos empuja a comer con cierto desorden. Muchas personas no desayunan por falta de tiempo o de costumbre. Otras se conforman con un café a media mañana con algún tipo de bollería industrial. Lo de sentarse a la mesa al mediodía y disfrutar de una comida tranquila es algo impensable para otras personas. En general, comemos cuando podemos y de cualquier manera.
Son muchas las personas que se ponen a comer o a desayunar de pie. Y también, otras muchas, lo hacen sentadas pero no son conscientes de lo que están comiendo. Suelen estar demasiado ocupadas mirando el móvil.
La realidad es que más que comer hacemos algo parecido a engullir. Estamos perdiendo el gusto por la buena comida y la buena mesa. El hecho de sentarnos a comer tranquilamente se está convirtiendo más en una anécdota que en una costumbre.
El cuerpo necesita horarios regulares de comida. Así mismo, para que podamos hacer una buena digestión y asimilación necesitamos masticar despacio. Esta masticación lenta, no se puede llevar a cabo si no hacemos de la comida un acto consciente. Nunca deberíamos comer antes de haber hecho la digestión de la comida anterior, pero tampoco esperar a que pasen más de cuatro o cinco horas.
Además de hacer de la hora de las comidas un pequeño ritual, es muy importante elegir bien qué es lo que vamos a poner en el plato. Cuando optamos por una manera consciente de comer tenemos que observar la calidad de los alimentos tanto como la manera en que los comemos. De la misma manera, es muy importante que respetemos unos horarios más o menos regulares.
Desayuno, comida y cena
Si quieres gozar de una salud perfecta no puedes saltarte ninguna comida. La mejor manera de comenzar el día es con un buen desayuno. A media mañana, cuando las fuerzas comienzan a flaquear, necesitas de un nutritivo almuerzo. Y por la noche, después de una larga jornada tu cuerpo necesita una buena cena.Fuente: Pixabay/Anestiev
La regularidad en las comidas y en sus horarios, además de ayudarnos a mantener la salud, nos asegura un peso equilibrado. Cuando nos saltamos alguna comida, al final, siempre acabamos comiendo lo que no deberíamos y en cantidades demasiado grandes.
Si pasamos demasiadas horas sin ingerir alimento nuestro nivel de glucosa baja de manera importante. Esta bajada hará que nos sintamos cansados y sin energía. Por este motivo, en cuanto pasemos por algún sitio donde haya comida, aunque sea comida basura, nos lanzaremos a por ella.
Sin embargo, si respetamos un horario regular es mucho más fácil que comamos comida sana y equilibrada.
La cena es muy importante
Las personas que no cenan pasan muchas horas desde la comida del mediodía hasta el desayuno sin tomar nada. Podríamos considerarlo como un microayuno. Los ayunos son estupendas herramientas de curación para el cuerpo enfermo. Cuando ayunamos nuestro cuerpo aprovecha para hacer sus “reparaciones” y “limpiezas”, aprovechando la inactividad digestiva.
No obstante, el ayuno o, en este caso, el microayuno debería ser algo puntual y siempre controlado por un experto. Si no es así, estamos poniendo nuestro cuerpo y nuestro descanso en riesgo. Cuando nos vamos a la cama sin cenar, en muchas ocasiones no descansamos bien por tener los niveles de glucosa demasiado bajos.
Debemos adquirir la costumbre de cenar cada día. Sin embargo, es muy importante que tengamos en cuenta qué cenamos y cuando lo hacemos. Lo ideal es cenar una hora y media o dos horas antes de ir a la cama. Las cenas deben de ser ligeras pero nutritivas. Nada de fritos, nada de grasas, nada de picantes.
Nunca incluiremos en la cena bebidas carbonatadas, cereales refinados, azúcar, alcohol o cafeína. Cualquiera de estos productos no nos aportan nutrientes y sí muchas calorías. Así mismo, la hora de la cena no es el mejor momento para tomar legumbres, setas o chocolate.
Una buena cena debe de incluir verduras, carbohidratos completos y algo de proteína. La mejor opción para las verduras es cocinarlas al vapor. Los hidratos de carbono es muy importante que sean integrales y, a poder ser, de cultivo biológico. De esta manera conservan todas las vitaminas del grupo B y, además, tendremos un aporte continuo de glucosa. La proteína ideal para la cena es el pescado y en alguna ocasión los huevos.
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Las cremas de verduras son una estupenda opción y se pueden dejar preparadas. Te sugiero añadirles algún cereal como el mijo o la avena, que le darán cremosidad y muchos nutrientes. Después de la crema puedes optar por cualquier pescado azul o blanco a la plancha. Incluso, de vez en cuando, puedes tomar una lata.
Necesitamos recuperar los buenos hábitos si queremos gozar de buena salud. Si quieres asegurar un buen descanso, es muy importante que hagas una buena cena. Además, cenando de manera regular, alimentos equilibrados, también tu peso se equilibrará.
RECUERDA: la base para disfrutar de una buena salud está muchas veces en cambiar nuestros hábitos, tal y como propone el método Crear Salud. Necesitamos nutrirnos adecuadamente y activarnos haciendo cosas que aporten a nuestro bienestar integral. Además, para cuidar nuestra mente, existen herramientas como la app Siente – que puedes descargarte aquí – que pueden ser grandes aliadas en tu camino a una vida saludable. Su metodología es sencilla de usar, pues incluye el mindfulness y la psicología positiva para mejorar tu bienestar, reducir el estrés y, de paso, ser más feliz.