Si realizas diariamente por lo menos media hora de actividad física con intensidad moderada, obtendrás grandes beneficios de salud y te sentirás con energía durante todo el día.
Acciones sencillas como usar las escaleras en lugar del ascensor, trasladarse de vez en cuando en bicicleta o estacionarse un poco más lejos de la entrada del trabajo, son algunas de las distintas formas en que puedes vencer al sedentarismo, y no morir en el intento.
Busca una motivación
Quizás tu trabajo te exige estar sentado frente al computador demasiado tiempo y al final de la jornada te sientes tan agotado mentalmente que no tienes ganas de ir al gimnasio, o tal vez lo del ejercicio físico nunca ha sido lo tuyo. En cualquier caso, tienes que buscar una motivación real que te mueva.
Puede que tu motivación sea lucir un cuerpo esbelto en el verano o mejorar tu salud, estás son razones reales, pero debes estar consciente de que hacer ejercicio una vez al mes o dos semanas antes de ir a la paya, te da muy altas probabilidades de fracasar en tus objetivos. Y el mayor problema es que al no ver resultados rápidos, es más fácil que te rindas.
Pero si en lugar de pensar en el cuerpo perfecto, para lucirlo en vacaciones, nos planteamos mejorar y dar lo mejor de nosotros mismos, sin importar la ocasión, lograremos perder tanto los kilos de sobra como tonificar nuestros músculos y sentirnos llenos de energía. Además, tu corazón te lo agradecerá y tu mente también, ya que el deporte nos ayuda a liberarnos del estrés de la rutina cotidiana.
Cambia tu actitud
Acostumbrarse a la vida sedentaria es muy fácil, y los momentos en donde tienes que estar mucho tiempo de pie o haciendo actividad física resultan insoportables, porque el cuerpo está constantemente cansado. Pero este problema es también parte de una trampa mental.
¿Cómo arreglarlo? ¡Moviéndote! No es sólo cuestión de mentalizarse a ir al gimnasio diariamente o salir a caminar después del trabajo, sino de cambiar todo tu estilo de vida, acelerando tu metabolismo y disfrutando cada momento para disfrutar de tu cuerpo estando en marcha.
Si te cuesta mucho empezar es porque aún no has tenido un cambio de actitud. Puedes iniciar caminando trechos cortos y luego ir alargando el camino a medida en que te sientas mejor, no se trata de agotarse al máximo hasta no poder más para recuperar el tiempo perdido, sino avanzar progresivamente.
Puedes hacerlo incluso cuando vas al trabajo. En vez de irte en automóvil usa el colectivo y quédate una parada antes de tu destino para poder caminar el resto. No uses el auto para ir a alguna tienda que se encuentra apenas a tres manzanas de tu casa. Sube y baja escaleras en cualquier lugar e imagina que los ascensores y escaleras mecánicas se han dañado.
Si pasas muchas horas sentado en tu trabajo, ponte de pie de vez en cuando para estirar las piernas y muévete un poco. Saca a pasear a tu perro, o ve a algún espacio al aire libre donde puedas jugar con él. Igualmente puedes salir una vez a la semana con tus hijos, hermanos o sobrinos para jugar al fútbol o simplemente correr en el parque.
¿Qué tal si empiezas desde este momento a moverte un poquito?
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