pasa: te sientes cansada, no puedes concentrarte, se te olvidan las cosas,
pero lo más extraño es que solo ocurre cuando realizas determinadas acciones como levantarte temprano y no comer nada hasta la tarde o estresarte demasiado en el trabajo?
Todo lo que hacemos influye en nuestro cuerpo de cierta manera y lo que es más determinadas actividades impiden el funcionamiento normal del cerebro e incluso dañan su estructura. Ahora imagina que repites estas acciones diariamente por años y años ¿Entiendes lo que pasa? ¡Tus propios hábitos están matando tu cerebro! Pero no te preocupes, todavía estás a tiempo, cambiando tu estilo de vida puedes garantizar tu salud cerebral y corporal. En este artículo te comentaré acerca de esos terribles Hábitos cotidianos que dañan el cerebro.
Mi cerebro y yo
Nuestro cerebro es un órgano extremadamente complejo y delicado que interviene de manera directa o indirecta en todos los procesos corporales: Regula funciones homeostáticas como los latidos del corazón, el balance de fluidos, la presión sanguínea, el equilibrio hormonal y la temperatura corporal y es responsable del movimiento, la cognición, el aprendizaje, la memoria y las emociones humanas. No es de extrañar entonces que el estilo de vida que llevemos influya de forma notable en su correcto funcionamiento y, por tanto, en nuestra salud en general.
Según numerosos estudios científicos la manera en que llevamos nuestra existencia puede dañar a corto o largo plazo las células cerebrales y, por tanto, las funciones que realizan, conllevando al desarrollo de enfermedades degenerativas y muchas otras afecciones. Por otra parte realizar actividades positivas como una alimentación balanceada y ejercicios físicos activa nuestro cerebro y lo vuelve saludable. Así que pongamos manos a la obra y vamos a conocer cuáles son los 11 hábitos cotidianos que dañan el cerebro.
11 hábitos cotidianos que dañan mi cerebro
1. No desayunar
El desayuno es la comida más importante del día, ya que influye notablemente en nuestro rendimiento, resistencia y situación emocional. Durante las primeras horas del día nuestro cerebro precisa nutrientes para continuar "dirigiendo" los procesos fisiológicos luego del largo ayuno al que ha sido sometido. Si no le suministramos lo que necesita utilizará las reservas y tendrá que hacer un sobreesfuerzo para mantener su correcto funcionamiento. La ausencia del desayuno puede ocasionar decaimiento general, pérdida de la concentración y memoria, mal humor y bajo rendimiento físico e intelectual. Desayuna de forma sustanciosa y sana.
2. Fumar
El terrible hábito de fumar disminuye considerablemente la masa encefálica así como el suministro de oxígeno al cerebro y se ha comprobado que favorece la aparición de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer. Por otra parte las aminas heterocíclicas liberadas durante la combustión de un cigarrillo interfieren en la correcta replicación del ADN dando lugar a mutaciones que provocan la formación de células cancerosas.
3. Consumo elevado de azúcares
El predominio de azúcares refinados, harinas blancas, alimentos fritos y embutidos en nuestra dieta mientras se carece de suficientes cantidades de vegetales, frutas y fibra, favorece la acumulación de sustancias nocivas en nuestro cuerpo, potencia el desarrollo de tumores, entorpece el funcionamiento del sistema inmunológico, causa malnutrición e interfiere con el desarrollo neurológicos.
4. Exposición constante a ambientes contaminados
El cerebro precisa de un constante suministro de oxígeno, pero diversas sustancias tóxicas pueden interferir con el intercambio de gases, el transporte y el proceso de incorporación del oxígeno a las células, dando lugar a una disminución de la eficiencia cerebral.
5. Dormir poco
Necesitas dormir 8 horas diarias para que tu cerebro descanse, se realicen adecuadamente los procesos metabólicos con la consiguiente obtención de energías, así como la renovación celular. Privarse del sueño acelera la muerte de las células cerebrales a corto plazo y te mantiene cansada y de mal humor todo el día.
6. Comer de más
Ingerir alimentos que nuestro cuerpo no necesita provoca la acumulación de las sustancias sobrantes en forma de grasas y el endurecimiento de las arterias cerebrales lo cual interviene en su correcto desempeño.
7. Alcohol
El alcohol puede causar estragos en todos los órganos, principalmente el sistema nervioso, el hígado y el corazón, interfiere en la en las reacciones químicas que ocurren en el cerebro. Además el alcoholismo provoca muerte de las neuronas y disminuye la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos entre ellas.
8. Reacciones violentas o estrés prematuro
El estrés provoca múltiples reacciones en nuestro sistema nervioso, algunas de ellas causan una disminución en la capacidad mental, además de aumentar el riesgo de sufrir derrames cerebrales e infartos.
9. Cubrirse la cabeza mientras se duerme
Dormir con la cabeza cubierta aumenta la concentración de dióxido de carbono y disminuye la de oxígeno, lo que puede ocasionar efectos dañinos en el cerebro.
10. Forzar al cerebro durante una enfermedad
Trabajar mucho o estudiar fuertemente estando enfermo resulta dañino, dado que la energía de tu cuerpo está desviada hacia la curación. Forzar al cerebro durante esta etapa puede ocasionar una disminución de su eficacia, además de debilitar aún más tu sistema inmunológico facilitando la aparición de las más variadas enfermedades.
11. Falta de estímulos y ejercicios mentales
Nada como pensar, tener conversaciones inteligentes, leer un libro o hacer un crucigrama para estimular nuestros cerebros: aumenta la capacidad de aprendizaje y la memoria, así como la velocidad de reacción ante estímulos.
Un consejo final
Cuida tu cerebro adoptando un estilo de vida saludable:
Come adecuadamente incorporando deliciosas frutas y vegetales que estimularán la actividad cerebral. También es recomendable la ingesta de pescados ricos en omega 3, grasa que favorece la comunicación entre las neuronas.
Tomar tres o cuatro tazas de té o tacitas de café al día mejorará tu memoria a corto y largo plazo y disminuirá el riesgo de que sufras la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson.
Realiza ejercicios físicos habitualmente.
Evita las drogas, el tabaco y el alcohol.
Duerme lo necesario.
Llénate de pensamientos positivos.