Diferentes tipos de grasas
Los diferentes tipos de grasas varían en su composición química y en los efectos que producen en el organismo. Eso sí, todas las grasas se componen de ácidos grasos saturados e insaturados, y dependiendo de la cantidad que contengan de cada uno de estos ácidos se denominarán: saturadas o insaturadas
Grasas saturadas
Se encuentran en productos lácteos de origen animal. Algunos ejemplos de alimentos con grasas saturadas son: mantequilla, queso, helados, carnes de cerdo y ternera, embutidos, etc.
Otra forma de diferenciar estas grasas, es que cuando están a temperatura ambiente se solidifican.
Estas grasas son las responsables de la mala fama que tienen las grasas en general, ya que consumidas habitualmente o en grandes cantidades, como ocurre típicamente en la dieta occidental, provocan un aumento del colesterol malo (LDL). Cuando hay un exceso de LDL en la sangre este se acumula en las arterias y puede llegar a obstruirlas provocando ictus, enfermedades coronarias o infartos.
Dentro de las grasas saturadas, las más perjudiciales y que deberíamos eliminar de nuestra alimentación son las grasas trans, grasas vegetales que se han convertido en saturadas gracias a un proceso industrial de hidrogenación.
Las grasas trans contienen gran cantidad de ácidos grasos saturados, y están presentes por ejemplo, en el aceite de palma con el que se elabora toda la bollería industrial y muchos aperitivos y productos envasados.
Los médicos recomiendan que las grasas saturadas no supongan más del 10% de las calorías diarias de la dieta, y en la medida de lo posible eliminar las grasas trans.
Grasas insaturadas
Son grasas que a temperatura ambiente se muestran líquidas.
La fuente más habitual de grasas insaturadas son los aceites vegetales, que a su vez se dividen en dos tipos.
Los aceites compuestos por grasas monoinsaturadas como el de oliva o el de cacahuete.
Los aceites compuestos por grasas poliinsaturadas, como las que componen el aceite de maíz, de soja o de girasol.
Estas grasas insaturadas también se encuentran en frutos secos como las nueces y las almendras, y en semillas como las de lino, girasol o sésamo.
Dentro de las grasas insaturadas las más sanas, recomendables y que no pueden faltar en nuestra dieta diaria son la poliinsaturadas, que sirven para regular procesos metabólicos de los diferentes sistemas del cuerpo. Dentro de esta categoría están alimentos que contienen altas cantidades de ácidos Omega 3 y Omega 6.
Como has visto, el consumo de grasas no es malo en sí mismo, e incluso es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Pero es muy importante que seas consciente de qué tipo de grasas consumes y en qué cantidad. Seguir una dieta mediterránea te ayudará a conseguirlo.
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