La pugna siempre tendrá dos vertientes; lograr que los pequeñitos se interesen más por la comida que por el juego (lo cual suele ser todo un desafío) y además lograr que se inclinen por opciones de meriendas saludables en lugar de comidas rápidas, dulces y empacados.
Nada más pensar en esto resulta agotador, sobre todo si consideramos que a la hora de educar a nuestros hijos sobre las opciones de comida saludable, estamos librando una batalla campal contra la publicidad (que los bombardea continuamente con mensajes que les invitan a ser consumidores de las opciones de comida menos saludables) y contra la sociedad misma.
Lamentablemente los patrones de vida saludable no son tan comunes como quisiéramos, y a la hora de socializar nuestros hijos verán como algunos de sus compañeros consumen a diario alimentos (si es que se pueden llamar así) que deberían limitarse.
Esto sucede bien sea porque los padres ceden a la presión del niño o porque resulta más cómodo pasar por la tienda y comprar una merienda preempacada (usualmente con cantidades ingentes de azúcar o sal pero con muy pocos nutrientes).
Por fortuna los padres que desean inculcar un estilo de alimentación saludable tienen herramientas para luchar contra esto y a continuación podrás descubrir algunas de ellas.
Antes que nada enseña con el ejemplo
La mejor forma de enseñar es mediante el modelaje. Es mucho más factible que un niño nos imite a que siga nuestras indicaciones. Por lo tanto, si te tomas un tiempo para merendar con tus peques (no tiene que ser a diario pero si con regularidad) y ellos te ven tomar meriendas saludables (más adelante encontrarás ejemplos), lo más probable es que con el tiempo ellos terminen aprendiendo este patrón de conducta por imitación.
Por el contrario si mientras les exiges a ellos que se inclinen por alimentos sanos, te ven consumiendo unas galletas, dulces o fritos preempacados; lo más probable es que terminen eligiendo estas opciones sin importar cuantos esfuerzos realices por convencerlos de lo contrario.
Involucra a los niños en la merienda y haz de ésta una actividad emocionante
Una vez que tus hijos se han acostumbrado (y probablemente ya te estén imitando) a tomar meriendas saludables, es hora de involucrarlos en el proceso completo.
Si ya son lo suficientemente grandes como para hacerlo, una gran estrategia para hacer que los niños se interesen por las meriendas es involucrarlos en el proceso completo.
Quizás esto sea complicado hacerlo con la merienda de la mañana dado que coincide con el horario escolar, pero por la tarde la historia puede ser otra.
Obviamente el pequeño estará más interesado en jugar que en comer (sobre todo en preescolares y escolares de los primeros años) por lo que no será grato para tu hijo(a) interrumpir lo que ya está haciendo por tan sólo ir a comer, pero…
¿Qué tal si te ayudan a prepararlo todo?
No hay nada que emocione más a un niño que ¡sentirse grande! Así que si le das la oportunidad de participar en la preparación de la merienda, convertirás una simple comida en una opción de aprendizaje y una experiencia completa de vida.
Además tendrás la oportunidad de hacer que se familiarice con los distintos ingredientes, texturas, aromas, colores y sabores; una experiencia sensorial que no sólo le enseñará a comer sino que generará una cantidad de recuerdos que le acompañarán el resto de la vida.
Sin duda alguna tendrás que estar muy atenta ya que la cocina puede ser un lugar peligroso para un niño, sin embargo si pones reglas claras desde el principio, asignas tareas en las que te puedan ayudar sin ponerse en riesgo (como amasar un bollo o cortar frutas blandas con un cuchillo plástico), puedes tener la certeza de que no pasará nada malo; al contrario, los niños aprenderán disciplina, como seguir instrucciones, técnicas en la cocina, manipulación de alimentos y, lo más importante, crecerán amando la comida sana porque formará parte de sus recuerdos más preciados.
Verás como en poco tiempo dejarán de jugar por sí mismos para pedirte ayudar en la cocina.
En este momento ya más de la mitad del trabajo está listo, pero…
No olvides que la variedad y la diversión son la clave
Un error común al pensar en comidas saludables es que las mismas son aburridas, monótonas y repetitivas.
El estereotipo (errado) de una persona que come saludable es verle con un plato de lechugas al frente o una zanahoria en la mano como tentempié.
¡Nada más errado!
La comida debe ser variada, divertida y agradable a la vista
Al igual que toda comida, las meriendas deben incluir alimentos de los tres grupos básicos (proteínas, carbohidratos y grasas). Siguiendo esta simple norma garantizas que la merienda sea sana, sin embargo al hablar de comidas para niños, no sólo el fondo (la comida en si) sino la forma son importantes.
Lo primero que debes hacer es evitar la monotonía
Mientras más variado el menú, mejores resultados, por lo tanto evita unas meriendas aburridas, repetitivas y predecibles. El patrón militar de Lunes = Frutas, Martes = Tostadas, Miércoles = Perritos Calientes y así sucesivamente resulta monótono, aburrido y predecible.
Para evitar esto, opta por sorprender a tus hijos con un helado cuando no lo esperan (por supuesto, acompañado de frutas y con un toque de crocante como una galletita), o quizás puedas involucrarles pidiéndoles que elijan entre dos o tres opciones que no sólo comerán, ¡sino que te ayudarán a preparar!
Indudablemente esto implica mucho más trabajo, pero a la larga verás muy buenos frutos; además será una gran oportunidad para pasar tiempo de calidad con los niños.
Dicho esto, las opciones son infinitas y tu creatividad el límite; recuerda que con los niños el color y la forma son la clave para el éxito, así que sal de lo convencional y presenta las meriendas a tus hijos de forma atractiva y divertida.
Aquí encontrarás algunos ejemplos, si te gusta, puedes indagar un poco más en internet y las redes sociales. Con seguridad encontrarás decenas de ejemplos más.
¡Compártelo!