Ser una madre tardía hoy no es nada nuevo. Históricamente las mujeres extendían los nacimientos durante muchos años. Durante el siglo XIX, una mujer podía llegar a ser casi una abuela en el momento en que nacían sus hijos menores. En la década de los 20, la edad media en que una mujer tenía su último hijo eran los 42 años.
En estos días, una madre de más edad tiende a significar que alguien ha optado por tener su primer hijo después de los 35 años. Dado que la mayoría de nosotras en este grupo de edad, nos encontramos en perfecto estado de salud, y somos generalmente más sanas que nuestras predecesoras, la etiqueta médica ” madres primigestas añosas”(madres primerizas mayores) ahora parece un poco anticuada, para catalogarnos.
“Donde no hay complicaciones médicas tangibles de embarazo, los riesgos del parto en las mujeres mayores no son mayores que en las mujeres más jóvenes” … (Editorial, British Journal of Obstetrics and Gynaecology)
En las últimas dos décadas, cantidades crecientes de mujeres han tenido bebés después de los 35. Las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas muestran año tras año, el incremento interanual en las tasas de fecundidad y natalidad para este grupo de edad. Las de +35 de ahora tienen el mayor crecimiento de las tasas de natalidad, mientras que el número de mujeres que tienen bebés en sus 40 casi se han duplicado en los últimos diez años. Las estadísticas muestran que en 2010, 27.000 bebés nacieron a las mujeres mayores de 40 años en comparación con 9.336 en 1989. De hecho alrededor de una de cada cinco mujeres es de 35 años o más cuando da a luz.
Las madres mayores tienden a ser más educadas, más financieramente estables, seguras y asentadas en sí mismas. Ellas tienen la madurez y la experiencia de vida emocional que se traduce muy bien a la hora de la maternidad. Ellas son más propensas a la lactancia materna por más tiempo, lo cual ayuda a protegernos contra la depresión posparto. (* esto no es un juicio sobre la alimentación con biberón).
Artículos de investigación médica y los medios de comunicación tienden a centrarse negativamente sobre los riesgos de fertilidad relacionados con la edad y otras complicaciones de salud de retrasar el embarazo. A menudo los mensajes subyacentes son que las mujeres deben dejar todo y tener un bebé antes de que los 35 años golpeen nuestra puerta, con el fin de evitar la infertilidad. Si la vida fuera así de simple…Pero no lo es… No es necesariamente el caso de que las mujeres como tú o como yo, nos desanimemos a la hora de tener hijos, pero hay que dejar claro, que las circunstancias de vida influyen en todo momento para empezar una familia.
Hay muchas razones por qué las mujeres deciden tener un bebé más tarde: la carrera, la seguridad financiera, el cumplimiento de metas personales, viajes, enfermedades, y no olvidemos que a veces toma años encontrar el “hombre adecuado”, todas éstas razones válidas para cada una de nosotras y de nuestra manera de pensar.
Algunas de nosotras, luego de divorciarnos, hemos decidido tener nuestro primer hijo más tarde, en un segundo matrimonio.
Algunas de nosotras no podíamos sacar tiempo para perseguir la satisfacción personal o nuestros anhelos, aparte de ser madre.
Algunas de nosotras simplemente no estábamos seguras de que queríamos tener niños o la idea de ser madre más jóvenes, y nos tomamos tiempo hasta que nos hemos sentido seguras emocionalmente y psicológicamente para este gran cambio de vida.
También hay mujeres que han pasado años tratando de concebir y puede haber experimentado múltiples abortos involuntarios antes de finalmente quedar embarazadas en sus treinta o cuarenta años. La concepción asistida, aunque es una ruta difícil de embarazo, también ha ayudado a regalarnos la maternidad.
Hay madres bien documentadas que han quedado embarazadas con éxito después de los 50 años (y después de la menopausia). Con base en la opinión ética, diferentes países establecen diferentes límites de edad en lo que las mujeres posmenopáusicas que conciben a través de un tratamiento de fertilidad.
El punto es que las mujeres mayores de 35, conciben (ya sea de forma natural o por medio de un tratamiento médico) y pueden disfrutar de un embarazo saludable, como cualquier otra mujer. Tener un bebé más adelante en la vida es un don y debe ser aceptado, por cada uno de nosotros, con el respeto que ésto conlleva.
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