Hace un tiempo atrás, justo un añito, en nuestra casa estuvimos haciendo algunas pequeñas reformas cuando esperaba la llegada de nuestra hijita. Por cierto, no sé si te lo comenté, soy Interiorista y el proyecto del cambio de la habitación para Emma lo hice yo, cosa que me tenía motivada y ansiosa.
Lo que sucedió es que al cambiar una cosa de lugar, por consecuencia empecé a cambiar otras, entre ellas mi estudio, ya que antes lo tenía donde era la habitación de Emma hoy. Y debo admitir que en un principio la idea de cambiar me agobiaba un poco, ya que la había preparado con tiempo y estaba muy pero muy cómoda alli.
Así que di bastante largas a la situación, de hecho, ya había entrado al octavo mes y aún no había encontrado ni el papel, ni la pintura que quería, ni los vinilos, una negación total…mi marido pobre, sufriendo mis altibajos emocionales.
Reflexionando, comencé a preguntarme: “¿No será que tengo miedo a algo?¿No será que estás ahí porque te acostumbraste al espacio? ¿No será que todo estos cambios que están pasando te generan un poco de temor y por eso no quiero cambiar ni si quiera la habitación?”
Y si, aunque muchas veces entraba y salía de ella, mi zona de confort estaba ahí y descubrí que me estaba volviendo a atrapar…cosa que no me gusta nada…y todo eso provocaba una negación en mi.
Como enfrentarte a tu zona de confort siendo emprendedora.
Sí, debo admitirlo. Esto de ser mami por primera vez me tenía bastante asustada.
Pero ¿sabés que? si no hubiera tenido miedo y no me hubiera enfrentado a mi zona de confort, hoy no estaría aquí escribiendote y con muchos proyectos por delante.
Hoy no estaría acariciando mis sueños, no tendría la hija maravillosa que tengo, no hubiese conocido a gente esupenda en éste primer año de mamá y no sería tan feliz como lo soy hoy.
Yo simpre tuve una mirada positiva de las cosas y de hecho suelo decirle a mis amigas cuando las cosas no me van muy bien “Cuando llegas al fondo, lo único que te queda es subir y empezar a flotar”. Y así fué. Me conocí, me acepté y me perdoné.
Así que te digo lo siguiente: enfrenta tus miedos, no te encierres, cuando nos sucede ésto muchas veces nos encerramos en nosotras mismas, nos ponemos ciegas y no nos permitimos ver lo que nos rodea de manera objetiva, porque tenemos miedos. Y todas sabemos que el miedo nos paraliza.
Es más fácil negar y seguir como si nada hubiera pasado. Pero, querida amiga, si hiciéramos eso, nos estaríamos perdiendo todo, no viviríamos nuestra propia vida, sino una vida absolutamente gris, y la verdad, siendo sincera, para que vivir sin alegría, sin ganas, sin emoción, para mi eso sería sólo subsistir.
Deberíamos hacer todo lo que nos haga felices. Si no lo hacemos ahora ¿Cuándo? Sólo tenemos ésta vida…
Si ésto lo llevamos al territorio del emprender…
¿Dónde está tu zona incómoda de confort? ¿A qué tenés miedo? ¿A qué te aferras? ¿Qué te impide alcanzar tus sueños y convertirlos en realidad?
Piensalo, y cuéntame que te ha pasado a ti.
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