Conforme avanza la ciencia también sabemos más sobre los productos de alimentación que estamos consumiendo. Sabemos cómo nos afectan y el impacto que tienen sobre nuestro organismo. Algunos de ellos que hemos estado comiendo durante años resultan ser auténticas bombas para nuestra salud. Las investigaciones han relacionado muchos alimentos, los cuales pertenecen en su mayoría a la comida rápida, con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cánceres.
Pero ya no solo este tipo de alimentos son los que nos perjudican, sino los tratamientos con fertilizantes, abonos y pesticidas que se utilizan para la siembra y el mantenimiento de frutas verduras, etc., también nos están pasando factura. El aumento considerable de algunas enfermedades en los últimos años ha sido el detonante. Se ha creado una alarma social con respecto a lo que estamos introduciendo cada día en nuestro organismo y cómo nos está perjudicando en nuestra calidad de vida.
Al considerar esta contaminación masiva que vivimos con nuestra alimentación, hemos demandado productos que no contengan elementos químicos, siendo así lo más naturales posibles. Estos productos que están regulados por la Unión Europea en la actualidad, se etiquetan como ecológicos y en sus sinónimos biológicos u orgánicos. Veamos cuáles son sus características y cómo podemos diferenciarlos de los demás productos.
¿Cuáles son las diferencias entre los productos ecológicos, biológicos u orgánicos?
Estos términos forman ya parte de nuestro día a día, los vemos en televisión, prensa, Internet y en todos los supermercados a los que vamos. ¿Existen diferencias entre estos productos o forman parte de lo mismo? El reglamento europeo regula todos los alimentos ecológicos protegiendo todas las denominaciones. Estos tres términos los utiliza como sinónimos, por lo que cuando se habla de productos ecológicos, biológicos u orgánicos se está hablando de los mismo. La organización de consumidores y usuarios (OCU), aclara que se trata más bien de una cuestión idiomática; ya que ecológico pertenece al castellano, biológico al francés y orgánico al inglés.
Estos productos con los que sí se diferencian son con los convencionales. Una de las diferencias que resalta en primer lugar es el precio. Los alimentos ecológicos suelen ser algo más caros que los convencionales, ya que en general, sus costes de producción son más elevados. “Tienen productividades más bajas, no hay métodos de producción intensiva, su distribución es más limitada. Y eso hace que el coste sea mayor. Están justificadas grandes diferencias de precio. Hay otro componente importante, la calidad”, defiende Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU, sobre la diferencia de precio de los alimentos ecológicos de los convencionales.
Estas son algunas pregunta que te habrás hecho seguramente al ver los productos ecológicos en el supermercado: ¿Los productos ecológicos benefician más que los convencionales?, ¿merece la pena gastarse más dinero en ellos? Para contestar a estas preguntas y muchas más, veremos con mayor profundidad qué son los alimentos ecológicos.
Qué son los alimentos ecológicos y en qué se diferencian con los convencionales
Los alimentos ecológicos son los que proceden de la agricultura ecológica, que consiste en un compendio de técnicas agrarias en las que normalmente se excluye el uso de productos químicos de síntesis como plaguicidas, fertilizantes y antibióticos. Su objetivo es el de preservar el medio ambiente, aumentar y mantener la fertilidad de los terrenos, y proporcionar a los consumidores alimentos que contengan todas sus propiedades naturales. Esto se aplica a una gran variedad de alimentos tanto vegetales como animales.
En los últimos años el sector de la producción ecológica está experimentando un gran crecimiento, estando en mayor medida presente la dedicación a productos vegetales, con unos 1700 establecimientos con respecto a la ganadería con 280, en toda España. La agricultura y ganadería ecológica se diferencia sobre todo de la convencional en que hay una mayor consciencia sobre el producto a consumir y el respeto al medio ambiente.
Los productos que consumimos en nuestro día a día, son productos que quienes los procesan tienen como objetivo producir cada vez más, sin importar su calidad o su sabor, también sin importar si son más saludables o menos saludables. Y por supuesto, restando importancia a su impacto medioambiental. Un ejemplo de consciencia de la producción ecológica lo podemos ver en las ganaderías ecológicas.
“La consideración y el respeto al consumidor, al animal y al medio ambiente constituyen, sin duda, la
razón de ser de nuestra producción ecológica.”
Ganaderías asociadas a BIOCOOP
Los animales que consumimos los seres humanos son los que han sufrido las graves consecuencias de la producción masiva, habiéndolos tratado como meros objetos productivos, económicos. La ganadería ecológica, en cambio, utiliza métodos más éticos y respetuosos; centrándose más en el reconocimiento de los animales como seres vivos que forman parte de la naturaleza y tienen identidad propia. Establecen así una relación básica entre el animal y el hombre.
Los consumidores de los productos ecológicos ya no lo hacen solamente por los beneficios que aportan a su dieta, sino también por que hay una conciencia sobre el medio ambiente y los seres vivos. Se trata de un consumo ético. Para quienes gustan de saborear los alimentos y disfrutar de cada comida saben bien que los productos ecológicos mantienen todo su sabor y propiedades naturales, sin haber sido alteradas en su proceso de producción.
Los productos ecológicos podemos encontrarlos hoy día en cualquier supermercado o tienda de alimentación. La Unión Europea regula las etiquetas marcando su procedencia y el sello que identifica a cada producto como ecológico. Este sello como hemos visto diferencia al producto del convencional en muchos aspectos, que tienen relación con una conciencia social, el propio cuidado personal, respeto hacia los seres vivos y la naturaleza, así como el evitar la contaminación y la manipulación de los nutrientes que consumimos. Por así decirlo, consumir alimentos ecológicos contribuye al respeto y agradecimiento con nuestra naturaleza.
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