La vida es un camino nada sencillo de recorrer y que nos pondrá constantemente a prueba.
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Muchísimas circunstancias vitales pueden llevarnos al límite: muerte de un ser querido, pérdida de trabajo, separaciones… Uno puede rendirse y dejarse mecer por la frustración. O resistir, utilizando nuestra capacidad de resilencia.
¿Qué es la resilencia?
Debemos entender la resilencia como la capacidad de hacer frente a las adversidades que te va poniendo la vida, transformar el dolor en fuerza motora, y salir fortalecido de las adversidades.Con la resilencia hacemos frente a nuestros problemas y nos sobreponemos a la presión. Realmente, los resilientes son personas que adoptan una visión optimista ,comprenden que son los arquitectos de su propia felicidad, y que después de la tormenta, siempre llega la calma.
¿El resiliente nace o se hace?
Un poco de ambas. Igual que hay gente predispuesta genéticamente para ser más resiliente, hay gente más predispuesta genéticamente a la depresión. Pero no por esto debemos tirar la toalla, porque la resilencia se debe ejercitar y mejorar día a día.
Esta capacidad es natural. Pero no todo el mundo la tiene igual de desarrollada.
Una persona poco resiliente es fácil de percibir, ya que no se encontrará preparada para luchar contra la adversidad, ni creerá contar con los medios necesarios para enfrentarse. Por lo tanto, todo se hace cuesta arriba, y no se llega a salir nunca de la situación de dolor y angustia.
¿Cómo podemos ejercitar la resilencia?
1. Ser más objetivos.
Todos tenemos una especie de voz interior. Un narrador que en las situaciones complejas, tiende al dramatismo, y nos revela una historia de una crudeza y duración que realmente nada tiene que ver con la realidad. Por tanto, cuando estos pensamientos negativos lleguen, debemos adoptar una aptitud objetiva y cuestionar nuestra voz interior. De esta manera, seremos mucho más conscientes de nuestra situación real.2. Mantenerse positivo
Por tanto, y muy relacionado con el anterior apartado, debemos cambiar de actitud. Debemos mostrarnos positivos y evitar la victimización. Aparte de contarte otra historia e intentar analizar nuestra voz interior, debemos cambiar los pensamientos negativos y de derrota, por pensamientos más alegres y positivos.3. Enfrentarse a los miedos
Enfrenta tus miedos y temores. Ante todas esas circunstancias de la vida que nos asusten, debemos ir exponiéndonos poco a poco a las mismas y de forma cada vez más continuada, hasta que consigamos vencer el miedo. Lo que queremos no es eliminar los miedos de forma ansiosa, si no poco a poco, y cada vez más preparados. Y no se trata de no tener miedo, si no de no dejarse vencer el mismo.Me gustaría hablar de una excepción respecto al punto 3. Con este apartado quiero hablar de vencer miedo ante situaciones que a corto o largo plazo podrán ser beneficiosas y productivas para nuestras vidas. No me refiero a esas situaciones que igualmente nos generan rechazo, pero que su trascendencia positiva hacia nuestra persona es nula, y no nos generan nada provechoso.
Por ejemplo, si una persona nos genera ansiedad, y realmente consideramos que no nos aportará nada positivo, lo mejor será evitar esa compañía. Por lo tanto, nosotros debemos sopesar objetivamente que necesitamos y que no necesitamos.
Características de la persona resiliente
Visto cómo podemos mejorar nuestra resilencia, enumeraré la gran cantidad de facetas que definen a una persona resiliente.Seguro que te sentirás identificado o identificada con muchos de los puntos. Y si no es así, ya sabes que no hay tiempo que perder, y que desde ya, desde que termines de leer el artículo, tienes que ponerte manos a la obra.
Conoce tus fortalezas y debilidades. Por lo tanto, trazarás metas realistas. Así podrás huir de esas metas utópicas que a veces nos planteamos, y que cuando no logramos alcanzar creemos haber fracasado estrepitosamente.
Ante las adversidades, el resiliente crece. Es decir, no veas las crisis como una etapa oscura que pasar, si no como una etapa de crecimiento. Y que a la larga servirá como arma para superar crisis futuras.
Genera un optimismo realista. Es decir, si lo estás pasando mal, lo asumes. Pero siempre con endereza y a sabiendas de que llegarán días mejores
Se conscientes de que no es malo pedir ayuda. Aun confiando en tus fortalezas. Se realista con situaciones en que necesites ayuda, y no tengas reparo en solicitarla.
El cambio no supone un drama o problema. Se flexible ante los cambios. Acéptalos de la mejor manera posible.
Intenta huir de las obsesiones del pasado y futuro, viviendo el presente. Acepta las experiencias del pasado, aun siendo negativas, y no te comas la cabeza ante la incertidumbre del futuro.
No pretendas controlar las situaciones de la vida. Una de las situaciones que más ansiedad puede acarrear es la necesidad de controlar todos los aspectos de nuestra vida. Pero eso no es posible. Solo acabaremos sintiéndonos frustrados. Por lo tanto, el resiliente no se siente incómodo aun no teniendo el control total de la situación.
Ríete de todo, incluso de ti mismo y las situaciones complicadas. Se capaz de sacar una sonrisa en los malos momentos, y mantente optimista.
No eches la culpa de tus desgracias a los demás, ni busques excusas ante tus propias frustraciones. Asume la situación e intenta mejorar.
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