El prolapso genital supone el descenso de los órganos genitales por la vagina, normalmente producido por un sobreesfuezo abdominal añadido a una debilidad de la musculatura del suelo pélvico.
Según cuál sea el órgano prolapsado se denomina cistocele (vejiga), uterino (útero) o rectocele (recto).
Existen distintos grados según la gravedad del prolapso:
- Grado I: ligero descenso en el interior de la vagina
- Grado II: el descenso alcanza la entrada de la vagina
- Grado III: el prolapso sobresale, se nota al caminar o al hacer esfuerzos
- Grado IV: el órgano está totalmente fuera de la vagina
¿Qué factores favorecen la aparición de un prolapso?
- Traumatismos obstétricos (hacer mucha fuerza durante el parto)
- Número de partos
- Partos múltiples o fetos grandes
- Laxitud ligamentosa y fascial
- Debilidad en la musculatura del suelo pélvico
- Menopausia
- Edad avanzada
- Patologías que aumenten la presión intraabdominal: obesidad, estreñimiento, enfermedades respiratorias (por la tos y estornudos)
- Esfuerzos físicos importantes (laborales, deportivos)
- Antecedentes de cirugía pélvica
¿Cuál es el tratamiento adecuado?
Los prolapsos de grado I y II se pueden reducir con tratamiento fisioterápico, que incluye fortalecimiento de la musculatura del suelo pélvico y gimnasia abdominal hipopresiva. Sobre todo estos últimos ejercicios son los que van a hacer el efecto de succión del órgano prolapsado.
Los prolapsos de grado III y IV se tratan mediante cirugía (colocación de mallas de sostén).
La colocación de pesarios puede ser una solución temporal, se trata de un aparato de silicona que se introduce en la vagina y evita que el prolapso sobresalga por fuera, sin embargo a la larga un prolapso que sobresale deberá ser reducido quirúrgicamente.
Irene Estébanez Aramendía
Fisioterapeuta nº 588 y Osteópata C.O.
C/Cirilo Amorós 27-3A (46004 Valencia)
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