En esta entrada, vamos a ampliar un poco más las características que debe cumplir un objetivo bien establecido, con algunos ejemplos ilustrativos que os puedan ayudar a formular correctamente vuestros objetivos.
Así pues, algunos de los principios generales que se deben tener en cuenta a la hora de establecer los objetivos son los siguientes:
1. Establecer objetivos que sean específicos y cuantificables. En este sentido, sería más efectivo establecer un objetivo como ?rebajar 2 segundos mi marca personal en la próxima competición?, que un objetivo más vago como podría ser ?mejorar mi marca? o ?hacerlo lo mejor posible?.
2. Establecer objetivos exigentes pero realistas. Este punto es clave, pero requiere de un gran conocimiento de las propias capacidades para establecer el equilibrio entre exigencia y realismo.
Siguiendo con el ejemplo anterior de rebajar nuestra marca personal, es importante que tengamos claro cuál ha sido nuestro mejor tiempo, bajo qué circunstancias lo hemos realizado, tanto en relación al estado de forma que teníamos en aquel momento, como en las circunstancias de la propia competición. Si disponemos de entrenador/a, él o ella nos pueden ayudar a afinar bien el objetivo.
3. Establecer no únicamente objetivos de resultado, sino también de rendimiento y de proceso. Es muy complicado no fijarse un objetivo de resultado, como puede ser ganar, hacer podio en una competición, o comparar tu resultado con el de los demás. Sin embargo, centrarse únicamente en el resultado nos genera mayor ansiedad y nos lleva a centrarnos en aspectos externos no controlables, en lugar de concentrarnos en nosotras y en la carrera. Si por ejemplo queremos quedar entre las 10 primeras en una carrera, el camino más recto es centrándonos en conseguir correr a ?X? ritmo (objetivo de rendimiento) y en los pasos, recursos o estrategias que debemos seguir para conseguir correr a ese ritmo, como puede ser impulsar bien, correr suelta, o bracear correctamente (objetivo de proceso). De esta manera, el resultado será únicamente la consecuencia.
4. Establecer objetivos a corto, medio y largo plazo. Si cogiéramos un tren con destino a un lugar al que deseamos ir necesariamente tendremos que recorrer un trayecto más o menos largo. Si cogemos un tren directo, y el recorrido es largo, probablemente el trayecto se nos hará largo, aburrido y poco motivador, porque no tendremos referencia de dónde estamos y cuánto nos queda para llegar. Sin embargo, si vamos haciendo paradas en diferentes estaciones, y en cada una de ellas vamos valorando el trayecto ya realizado, probablemente sentiremos que cada vez nos vamos acercando más a nuestro destino. De la misma manera, si ante un objetivo de fin de temporada motivador, establecemos un objetivo intermedio a media temporada (a medio plazo), y vamos valorando a corto plazo (cada semana o cada 15 días) nuestra mejora, será más probable que alcancemos nuestro objetivo final
5. Determinar estrategias para alcanzar los objetivos. Si pretendemos, como decíamos más arribar rebajar en 2 segundos nuestra marca personal, es importante determinar qué debemos hacer para conseguirlo, ya sea, incorporando algún elemento en la planificación de entrenamientos, o realizarlo de determinada manera, o planteando una estrategia táctica concreta para la competición.
6. Anotar los objetivos. Es importante registrar de alguna manera nuestros objetivos, y tenerlos presentes y a la vista. Podemos usar la estrategia que más cómoda y efectiva nos resulte, ya sea, anotándolos en un papel y poniéndolos con un imán en la nevera, o como un recordatorio cada cierto tiempo en el móvil.
7. Revisar los objetivos, evaluarlos, y reestablecerlos si es necesario. Si hemos establecido correctamente nuestros objetivos, no nos será complicado poder valorar si los hemos cumplido o no. Cada vez que revisamos nuestros objetivos, valoraremos su consecución o no, y de este modo, estableceremos nuevo objetivos que impliquen una mayor exigencia, de acuerdo a nuestro objetivo a largo plazo.
¿Estaban bien establecidos tus objetivos?
Os animamos a que reviséis vuestros objetivos, valoréis si cumplen estos principios, y si no es así los reformuléis. Descubriréis que a menudo, las frustraciones por un mal resultado no son debidas a un mal rendimiento, sino a un objetivo mal establecido. Y os daréis cuenta de que, vuestro progreso atlético será más satisfactorio y efectivo.
Eva Parrado - Experta en psicología deportiva para EDC