¿Te imaginas que pudieras abrirte la cabeza como si fuese la pata de un bote de miel y hurgar dentro para seleccionar los pensamientos o ponerlos en una pared para observarlos?. Bien, pues a través de la práctica de Mindfulness, eso es posible. Eso si, sin tener que estar abriendo y cerrando ?la azotea? como si fueses un baúl de los recuerdos.
Si todavía no sabes de que va esto del mindfulness o te suena a chino, o mindfulness piensas que es algo de chinos, te diré que ni es de chinos, ni algo raro, ni con mindfulness vas a volar o a convertirte en un o una superhéroe o superheroína; sino que más bien al contrario, vas a seguir siendo una persona normal, con alegrías, tristezas, subidas y bajadas, y en algún momento, como todo ser vivo, sentirás dolor.
Y te dirás en estos momentos. ¿y entonces para que quiero yo hacer esto de mindfulness?. Bien, pues exactamente para ser una persona normal que no sufre, aunque sienta el dolor. Para ser una persona normal, pero que gracias a la práctica de mindfulness es capaz de establecer un control sobre sus emociones, pasando de reaccionar a responder ante los acontecimientos de su vida. Para ser una persona normal que puede posicionarte como un observador de un proceso de pensamiento, y así, proceder a hacer un gran viaje hacia el aquí y ahora.
Y es que mindfulness o la práctica de la atención plena, es una sencilla, pero potente herramienta, con la que puedes desarrollarte como persona, saboreando y viviendo cada instante de tus días, con una exquisita atención que permite, incluso una mejor gestión de tu tiempo con el que reorganizar tu propia vida y trabajar, desde otro punto de vista, por conseguir tus objetivos y metas.
¿Y que se hace para hacer mindfulness?. Pues ?la cosa? es muy sencilla aunque lleve su tiempo, y ?la cosa? no es más que trabajar nuestra atención por sostenerla justo en el instante presente que, la verdad, es exactamente en el que habitas.
¿y cómo se hace eso de mindfulness?. Pues como todo; ejercitando, practicando, y esas prácticas mindfulness son sencillas acciones que puedes llevar a cabo en tu quehacer diario y que, como si de un músculo se tratase, hacer que el foco de tu conciencia se pose exactamente donde tu quieres que se pose.
Llegamos así, a través de mindfulness, al sentido de fluidez del que, por cierto, nos habla largo y tendido Daniel Goleman en su libro ?Focus? o Mihaly Csikszentmihalyi en ?Fluir. Una psicología de la felicidad?, y que no es más que ese sentido de fluir en un acto de la vida. Alguna vez lo has sentido, seguro. Estás haciendo algo en lo que andas poniendo todo tu disfrute y atención, y cuando te quieres dar cuenta, has pasado un largo tiempo como si hubiese sido un par de minutos.
Ese es el sentido último de Mindfulness. Estar presente en todo lo que haces. Instalarte en el aquí y en el ahora. Respirar con atención y, sencillamente, vivir desde la conciencia para el bienestar tuyo y de los que te rodean.
Mindfulness es vida. ¿Te apuntas?
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