De repente, muchas partes de la vida cotidiana comienzan a tener connotaciones para la salud, ya sean estas positivas o negativas. A esto se le suma que con la edad, el cuidado ha de ser personalizado, basándose en las dolencias y aflicciones personales del anciano en cuestión.
Muchas veces, la familia de un adulto mayor no está disponible para ofrecer estos cuidados, o puede que incluso no haya una familia ahí en primer lugar, ya sea porque viven lejos o por otras razones.
Sea cual fuere el motivo, esto no debería suponer una traba para tener una vida saludable y digna, carente de costumbres insalubres que resultan particularmente perniciosas en las edades más ancianas.
Pero, ¿de qué clase de cuidados estamos hablando? Pues principalmente de aquellos que envuelven la presencia de personas ajenas al adulto mayor, que se han de responsabilizar por sus cuidados, con objeto de mejorar la calidad de vida de éstos en todo lo posible.
Supervisión y control del descanso
Nunca podemos olvidar que nuestros ancianos siguen siendo seres humanos, personas con sus propias características y emociones, que pueden tener reacciones dispares si se ven desarraigados de su hogar y su familia bruscamente, por motivos económicos o prácticos.
Es por esto que aconsejamos, que sean atendidos en sus propios hogares, en un entorno reconocible y acogedor para ellos. Para esto, lo ideal es contar con el asesoramiento de profesionales en materia del cuidado de mayores , que se preocupen de detalles como supervisar las necesidades de éstos y respondan proporcionando atención, ayuda y cuidados, en todo momento.
Incluso cuando es de noche, sabemos que la vejez puede llegar a castigar la salud, de tal manera que el sueño es irregular o se ve pausado por otras necesidades fisiológicas, así que sería necesario e ideal contar con alguien que participe en el cuidado del anciano, sin importar la hora del día.
Es de suma importancia velar y controlar el óptimo descanso de la persona, preocupándose de su bienestar y seguridad durante las horas de sueño, pero también de que estas horas sean suficientes para conformar una rutina saludable.
En el mercado podemos encontrar algunos accesorios para ayudar a que el descanso se desarrolle lo mejor posible, principalmente camas articuladas y colchones antiescaras.
La higiene personal de nuestros ancianos puede llegar a ser un tema espinoso para muchos familiares, que se ven trabados por el pudor y el respeto a la hora de limpiar a otra persona.
Los profesionales no sólo están entrenados y acostumbrados a dar un trato humano y digno, sino que además han sido preparados para ofrecer la mejor asistencia en el aseo personal, posible de realizar para aquellos bajo su cuidado, centrándose, de nuevo, en las necesidades de salud del paciente.
Por último, pero no menos importante, hay que asegurarse de proporcionar limpieza y mantenimiento adecuados para el adulto mayor en sus zonas de actividad y de descanso.
Fomento de la vida saludable
Si la dieta ya es importante durante el resto de etapas de la vida, en la vejez esto es doblemente cierto, sobre todo cuando se trata del cuidado de enfermos , que necesitan alimentarse de forma controlada y teniendo en cuenta cosas como la medicación consumida o las carencias nutricionales procedentes de algunas enfermedades.
Esta dieta tiene su raíz en los hábitos de vida, que han de ser fomentados hacia lo saludable, con objeto de que el anciano en sí, sea consciente de los pasos que ha de seguir para cuidarse, y de que tenga una motivación y objetivos claros en mente, relacionados con su salud y con dicha dieta.
En la mayoría de casos, buscamos dietas ricas en vitaminas de todos los tipos y en yodo, un mineral importante para la tiroides y para combatir el cáncer, que no es sintetizado por el cuerpo humano y ha de ser consumido en alimentos en los que haya abundancia de minerales.