Nuestro reloj interno se divide en dos: uno de 5 am a 5 pm, 'el matutino', cuyo objetivo es cargar el cuerpo de energía; y otro de relajación y recuperación, que empieza a funcionar de forma coordinada cuando termina el anterior y finaliza su labor cuando empieza la del otro. Este es 'el nocturno'. Para lograr esta meta, el cuerpo segrega sustancias químicas y hormonas.
Lo recomendado, según Clínicas Mato Ansorena, es alimentarse al ritmo de los ciclos, haciendo 5 comidas diarias. Estos ritmos están implicados en las señales de hambre y saciedad, por tanto dictaminan los horarios de las comidas y acaban siendo cruciales ante la obesidad. Sí se se aplica esta rutina de 5 comidas al día, el cuerpo se adapta mejor al ritmo de secreción de insulina. Alcanzando este objetivo, el organismo será capaz de disminuir la resistencia a la insulina y la obesidad.
En cuanto al comer al ritmo de los ciclos, la explicación es más sencilla: si el cuerpo busca relajación y le damos energía, tenderá a almacenar grasa y, de manera contraria, si le damos algo relajante por la mañana, nos exponemos al riesgo de perder musculatura. Por tanto, hay que vigilar no solo qué se come, sino cuándo se come.
La cronobiología también señala que a través de la alimentación se puede afectar a los neurotansmisores, las sustancias que comunican unas neuronas con otras, y los mensajes que envían. De tal forma que se puede controlar la activación de ciertas funciones fisiológicas.
Así, la toma de carbohidratos, como el pan o los cereales, por la mañana es recomendable, pues se producirá un mejor aprovechamiento de estos alimentos. En el almuerzo también se deberían incluir carbohidratos, pero complejos, como el arroz, la pasta o las legumbres.
Comer huevo, queso, jamón o glúcidos de absorción lenta matinalmente tampoco es mala idea. Estos alimentos son ricos en tirosina, un aminoácido precursor de la dopamina y la noradrenalina. Estas sustancias harán que nuestro cuerpo tenga la energía que necesita durante el día.
Por la tarde nuestro organismo sintetiza serotonina y melatonina. El aminoácido precursor de estos dos componentes es el triptófano, abundante en frutos secos y fruta, alimentos propicios para estas horas del día.
La cena es el momento perfecto para el marisco, el pollo, el pavo, el pescado o la verdura de hoja (también se recomienda el consumo de verdura a media mañana).
Se debe escuchar al cuerpo y darle lo que pide, ya sea comer, dormir, hacer ejercicio o descansar. De lo contrario, se puede acusar insomnio, falta de atención y concentración, depresión, cansancio y, además, se acentuarán enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión o la obesidad.