¡Hola a todos!
Lo primero de todo, pediros disculpas, porque sé que he estado desaparecida durante un par de semanas… pero es que últimamente me cuesta mucho sacar tiempo para el blog… seguiré intentado actualizar de vez en cuando, pero me da que va a ser menos de lo que quisiera… Bueno, y ahora vamos al lio!
De nuevo os traigo otra entrada sobre intolerancias alimentarias. En este caso, hablamos sobre la intolerancia al gluten.
En primer lugar, ¿sabemos qué es el gluten? El gluten es una glucoproteína presente en muchos cereales como el trigo, la avena, el centeno, la cebada… Es lo que da elasticidad a las masas hechas con harina, dando lugar así, por ejemplo, a un pan esponjoso.
¿Es malo el gluten? No. Es una proteína muy nutritiva, pero que también puede ser algo indigesta. ¿Por qué? Porque no tenemos las enzimas necesarias para digerirlo por completo, por lo que quedan trocitos sin digerir. Estos trozos no tienen por qué causar ningún problema, o quizás alguna pequeña molestia… pero nada de gravedad. Sin embargo, en otras personas sí que pueden causar problemas intestinales.
¿Qué es la intolerancia al gluten? Si buscáis información sobre esto, vais a ver que de nuevo se trata de un tema donde hay diversidad de opiniones. Existen diversos trastornos relacionados con el gluten, por lo que la tendencia es desaconsejar utilizar el término "intolerancia al gluten". Os voy a explicar un poco qué trastornos son éstos.
Enfermedad celíaca: sin duda es el más conocido de los trastornos relacionados con el gluten. Es una enfermedad autoinmune (es decir, causada por el sistema inmunitario del cuerpo, que ataca a las células del propio organismo), que se caracteriza por una intolerancia permanente y crónica al gluten. Consiste en una lesión de la mucosa del intestino delgado, que provoca una atrofia de las vellosidades intestinales. Esto hace que no podamos absorber correctamente los nutrientes, provocando así los problemas típicos de esta patología: diarrea, estreñimiento, hinchazón abdominal, náuseas y vómitos, anemia, debilidad, erupciones cutáneas, dolor de cabeza, fracturas espontáneas… Esta enfermedad tiene un alto componente genético, por lo que es común encontrar varias personas celíacas en una misma familia. En España, 1 de cada 100 personas padece esta enfermedad, aunque 6 de cada 7 celíacos están sin diagnosticar. Si una persona celíaca deja de consumir gluten, la respuesta autoinmune del cuerpo deja de producirse. Es decir, el revestimiento intestinal se va reparando y vuelve a funcionar con normalidad. Desaparecen los síntomas.
Alergia al gluten: como ya os dije en la entrada sobre las diferencias entre alergia e intolerancia, una alergia es una respuesta del organismo ante un ataque del que debe defenderse. Nuestro sistema inmunitario toma el alimento como un invasor (una amenaza) y lucha contra él, provocando reacciones muy variadas y en ocasiones graves. Pues bien, en esto consiste la alergia al gluten. El organismo lo considera un invasor y lucha contra él. Se inicia de forma brusca, a los pocos minutos de tomar el alimento, produciendo síntomas como vómitos, diarrea, dolor abdominal, sangrado digestivo, tos, asma, conjuntivitis, laringitis, rinitis, urticaria, inflamación, dermatitis e incluso choque anafiláctico. Por suerte, esta dolencia afecta a una proporción muy baja de la población.
Sensibilidad al gluten: en este caso el sistema inmunológico no se ve afectado. En este caso, no hay alergia al gluten pero sí hace enfermar al que lo consume. Sus síntomas son muy parecidos a los de la enfermedad celíaca: dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, náuseas y vómitos, erupciones cutáneas, dolor de cabeza, fatiga, anemia, hinchazón abdominal e incluso adormecimiento o dolor de las extremidades.
Tanto en la enfermedad celíaca como en la alergia al gluten, es fundamental eliminar de la dieta el gluten. En el caso de la sensibilidad al gluten, se suele eliminar de la dieta para después reintroducirlo poco a poco.
Entonces si tengo alergia al gluten o celiaquía, ¿no como nada con gluten y ya está? Pues sí, ya está, pero claro, no es tan fácil… el gluten está presente en muchos cereales: trigo, cebada, centeno, avena… vamos, que en cuanto a cereales… nos quedan el maíz y el arroz. Claro, la mayor parte del pan se hace con algún cereal que contiene gluten, así como las pastas y galletas, los cereales de desayuno, pasteles, masas, pizzas… pero también aparecen en rebozados, salsas e incluso algunos productos cárnicos como hamburguesas y salchichas. Por tanto, la alimentación para una persona con estas dolencias puede convertirse en un auténtico problema. Por suerte, cada día es más frecuente encontrar en los supermercados productos sin gluten (aunque aún con un precio mucho más elevado que los productos "normales"). Aún así, al igual que ocurre con la intolerancia a la lactosa, a mi parecer el mayor problema se da cuando salimos a comer fuera; es aquí donde debemos tener realmente mucho cuidado con lo que comemos.
Yo no tengo celiaquía, ni alergia ni sensibilidad al gluten… ¿Aún así es mejor que consuma productos sin gluten? Aquí de nuevo llega el debate, y como siempre, os doy mi opinión. Ahora mismo nos venden que un producto es sano porque no tiene gluten, y sin embargo es probable que esté cargado de azúcares, sal, grasas, conservantes y montones de cosas más que no tienen nada de sanas. No señores. El gluten es una proteína presente en la mayor parte de los cereales… y los cereales son uno de los alimentos más sanos y beneficiosos para nuestro organismo, debiendo formar parte de la base de nuestra dieta. Así que, si el gluten te sienta mal, obviamente, no lo consumas. Pero si no tienes ningún problema con él, yo no veo ningún motivo para dejar de incluirlo en nuestra alimentación. Y aquí hago un breve paréntesis con algo de lo que ya hablaré más tranquilamente en otra entrada… mucho cuidado con lo que nos pretenden vender como sano o insano. Nos pretenden hacer creer que sin lactosa o sin gluten es equivalente a sano. O reducido en azúcar o en sal o en grasa… Nos venden los cereales de desayuno y las galletas integrales como la panacea, cuando suelen estar cargados de azúcares. O los productos light… a los que habitualmente les quitan grasa y les añaden otras cosas mucho peores… Lo dicho, ya hablaremos de esto en otro momento, pero por favor, seamos críticos con lo que la industria alimentaria nos quiere vender.
Bueno, hasta aquí lo que os quería contar sobre el gluten. Como siempre os digo, recordad que yo no soy médico, soy una persona a la que le gusta la nutrición y que se está formando en ello, pero… no lo sé todo, obviamente. Así que si alguien tiene algo que añadir, bienvenido sea.
¡Hasta la próxima!
La entrada Intolerancia al gluten aparece primero en Cuída-T.