Intolerancia al gluten o enfermedad celíaca
La intolerancia al gluten es una enfermedad sistémica autoinmune producida por la intolerancia a las proteínas del gluten. Se manifiesta en el sistema digestivo, por la atrofia de las vellosidades del intestino delgado, aunque es de difícil diagnóstico porque hay tres posibles formas de presentación:
Tipos de enfermedad celíaca
1) Forma típica de la intolerancia al gluten
Se presentan síntomas relacionados con el sistema digestivo como diarreas, pérdida de peso, dolor abdominal…
2) Forma atípica de la intolerancia al gluten
Los síntomas son tardíos, leves o intermitentes, por lo que es más complicado detectarla. Por ejemplo, anemia, baja estatura, trastornos de conducta, caída del cabello, abortos espontáneos, o fracturas óseas ante golpes leves.
3) Forma silente o asintomática
Existen celíacos no sintomáticos con mayor riesgo, como los familiares de enfermos celíacos (5% de incidencia) o personas con problemas de fertilidad o con enfermedades autoinmunes como diabetes tipo 1, hipertiroidismo, hipotiroidismo, osteoporosis prematura, artritis reumatoide, psoriasis, …
Existen varias patologías relacionadas con la celiaquía y que requieren el mismo tratamiento: la ataxia por gluten, la dermatitis herpetiforme, etc. Aunque estos pacientes asintomáticos no manifiesten síntomas al ingerir gluten, es importante que sigan una dieta sin gluten.
Síntomas neurológicos de la enfermedad celíaca
Cada vez se están diagnosticando más personas que presentan otro tipo de síntomas relacionados con el sistema nervioso o cambios de conducta asociados a la intolerancia al gluten.
El profesor de neurología Norman Latov, del Weill Cornell Medical College, en una entrevista reciente afirmaba que “Hay una falta de conciencia general de las manifestaciones neurológicas de la enfermedad celíaca (ardor, dolor, escozor o entumecimiento en extremidades, torso o cara.”
A estos síntomas se los conoce como neuropatía de fibras pequeñas y también pueden causar mareos o sensación de desmayo o falta de coordinación al ponerse de pie, cefaleas, disfunción sexual, sudoración anormal, pérdida de cabello, cambios en la piel, etc.
Diagnóstico de la enfermedad celíaca
Es muy importante no dejar de comer gluten para no retrasar el diagnóstico con las siguientes pruebas.
Análisis de sangre (anticuerpos tTG)
Una de las primeras pruebas que deben realizarse es el análisis en sangre de los anticuerpos de Antitransglutaminasa tisular (tTG). Estos anticuerpos de clase IgA son los marcadores más útiles, ya que tienen una alta sensibilidad.
Si este análisis es positivos, se deben realizar otras pruebas para verificar el diagnóstico como la biopsia intestinal.
Biopsia duodenal
Esta prueba consiste en una endoscopia que determina si existe atrofia en las vellosidades intestinales tras obtener varias muestras de la mucosa del intestino delgado. Se asigna un valor de la clasificación Marsh, según el grado de daño que presenten las vellosidades. Una vez hecho el diagnóstico es cuándo se debe comenzar la dieta sin gluten.
Prueba genética de predisposición a la enfermedad celiaca
Si este estudio genético determina que no se tiene susceptibilidad genética para la enfermedad celíaca, es prácticamente imposible que se desarrolle celiaquía. Si el estudio genético es positivo y los análisis negativos, se tendrá que realizar una biopsia intestinal que determine si se ha desarrollado la enfermedad celíaca. Sólo un 2-5% de los portadores de esta base genética desarrollan celiaquía, pero es importante realizar un seguimiento periódico.
Sensibilidad al gluten no celíaca
Se trata de una patología muy nueva que también está causada por el gluten, aunque no se trata ni de alergia al gluten ni de intolerancia al gluten. Es decir, las pruebas en ambos casos son negativas pero la salud de la persona mejora cuando deja de comer gluten.
El diagnóstico de la sensibilidad al gluten no celíaca es difícil, ya que sus síntomas no tienen que ver con el sistema digestivo (dolores, fatiga o cambios bruscos de comportamiento).
Alergia al gluten
La alergia al gluten es muy poco común y es importante distinguirla de la enfermedad celíaca y de la sensibilidad al gluten. A diferencia de la enfermedad celíaca, el sistema inmune de los alérgicos al gluten produce anticuerpos ante esta sustancia que consideran perjudicial para su salud sin necesidad de que el gluten llegue al intestino.
Tanto en la enfermedad celíaca como en la alergia al gluten interviene el sistema inmunológico aunque de manera diferente. En la enfermedad celíaca, el gluten daña el intestino delgado, lo que provoca que los síntomas no sean tan inmediatos como en la alergia y el resultado sea una deficiencia crónica en la absorción de nutrientes en el intestino.
En el caso de la alergia, los anticuerpos IgE producen una respuesta inmediata a la ingesta o contacto del gluten que puede ser urticaria, edemas, dificultad respiratoria… Reacciones típicas en las alergias alimentarias.
Dieta sin gluten
El tratamiento de la intolerancia al gluten y de la sensibilidad al gluten no celíaca se basa en una dieta estricta sin gluten. Elimina de tu dieta cualquier producto que lleve como ingrediente trigo, cebada, centeno, triticale (híbrido de trigo y centeno), espelta, kamut y avena, si no indica la etiqueta libre de gluten.
Basa tu dieta en alimentos naturales y frescos que no contienen gluten como: leche, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, legumbres y los cereales que no tienen gluten: maíz, arroz, mijo y sorgo, combinándolos entre sí de forma variada y equilibrada.
El consumo de productos manufacturados conlleva asumir riesgos potenciales, ya que al haber sido manipulados, no existe garantía de que no contengan gluten.
Los excipientes de algunos medicamentos contienen gluten. En España los laboratorios tienen la obligación de indicar su contenido en el prospecto y de realizar una advertencia.
La relación de ingredientes y aditivos alimentarios que pueden contener gluten son: gluten, cereales, harina, almidones modificados (E-1404, E-1410, E-1412, E-1413, E-1414, E-1420, E-1422, E1440, E-1442, E-1450), amiláceos, fécula, fibra, espesantes, sémola, proteína, proteína vegetal, hidrolizado de proteína, malta, extracto de malta, levadura, extracto de levadura, especias y aromas.
Ten precaución en comedores escolares, bares y restaurantes (tortillas de patata que puede llevar levadura, patatas fritas hechas en freidoras que se utilizan también para freír croquetas o empanadillas, salsas ligadas con harina, rebozados, purés o cremas de verdura naturales a los que se añaden “picatostes” de pan de trigo, etc.).
En las casas en las que hay un celíaco, se recomienda eliminar las harinas de trigo y el pan rallado normal y utilizar harinas y pan rallado sin gluten o copos de puré de patata para rebozar, empanar o espesar salsas.
Alimentos que pueden contener gluten
Salsa de soja
La salsa de soja suele fermentarse con trigo y por tanto contiene gluten. Se puede sustituir la salsa de soja por la salsa Tamari, elaborada únicamente con soja, agua y sal, o bien, comprar una salsa de soja sin gluten.
Cereales o harinas a granel
Muchas de estas harinas sin gluten se procesan en los mismos molinos donde se procesa el trigo. El nuevo reglamento europeo 1169/2011, obliga a las tiendas de productos a granel que te detallen la información de los 14 alérgenos obligatorios.
Embutidos
Algunos embutidos pueden contener gluten y lactosa. Es importante revisar el etiquetado nutricional.
Hamburguesas
Algunas se elaboran con harina o pan rallado que lleva gluten.
Yogures y quesos
Algunos espesantes que se utilizan en estos productos pueden contener gluten.
Aperitivos: frutos secos, patatas fritas o fritos
Hay algunos frutos secos tostados que para que estén más crujientes se realiza un rebozado en harina. Las patatas fritas, sobre todo si son de sabores, pueden contener gluten.
Cacao, café y té
En algunos se utilizan harinas para dar consistencia. Cuidado también con algunos tés y sucedáneos del café que pueden contener gluten.
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