Este es el primer artículo de una serie de tres sobre el insomnio que tanto afecta a la población actual, sobre todo a partir de una cierta edad, será el cambio de estación, el cambio de hora será el estrés de la sociedad actual, serán los biorritmos, será la edad, a lo largo de estos tres articulo lo iremos comentando y dando consejos y prescripciones estratégicas de cómo afrontar este problema que nos afecta tanto al bienestar y a la salud en general.
Si hasta hace poco se relacionaba los biorritmos como una creencia energética, espiritual o esotérica, esta relación por parte de los científicos ha sido recientemente desmoronada.
La nueva visión de la ciencia es que cada célula porta un reloj bioquímico interno que, gracias a la acumulación nocturna de ciertas proteínas y a la degradación de las mismas durante el día, asegura la periodicidad de procesos tan importantes como el sueño o el hambre, en el caso de los animales y del hombre, el denominado reloj biológico.
El científico Michael W. Young es uno de los científicos que ha descubrió cómo funciona el reloj biológico, junto con Jeffrey C. Hall y Michael Rosbash estos recibieron el Premio Nobel de Medicina en 2017 por describir el sistema de autorregulación de estas proteínas que gobierna los ritmos circadianos (del latín circa, alrededor, y dies, día).
Ahora ya tenemos la explicación científica de los biorritmos, que al igual que los ritmos circadianos, activan o desactivaban actividades de funcionalidad o regenerativas de nuestros órganos del hígado, riñones, pulmones, glándulas hormonales o cerebrales, destinando periodos del día o de la noche a actividades o regeneración, energía, pensamiento, actividad, descanso, reposo, nutrirse, etc.
Tener en cuenta a qué hora mi organismo está dispuesto a nutrirse, hacer actividad, relajarse o pensar, es estar en armonía, con el cuerpo y mente y esto genera por sí solo una sensación de bienestar, de felicidad y se genera el tan deseado gozo en la vida.
Que pasa cuando por situaciones de estrés, presiones, trastornos emocionales, horarios laborales, falta de descanso, mala alimentación y un sinfín de situaciones que nos afectan, rompen nuestra armonía en la vida, creándonos fatigas, insomnios y toda una larga sintomatología.
Lo primero que hay que hacer es recuperar el ritmo natural, y por natural me refiero al ritmo de la naturaleza, nuestro organismo es un elemento más de esa naturaleza que nos envuelve y nos acoge. De sabido es que todos los primates y mamíferos siguen el ritmo solar, y el humano no esta exento de ese ritmo para mantener o recuperar una buena salud.
En este articulo me centraré en el insomnio, cómo recuperar el descanso nocturno y la actividad diaria.
Nuestro organismo es como un reloj biológico, y tiene la función de “modo noche” nocturno, y el “modo día” diurno. El modo diurno, se activa con la salida del sol y la luminosidad diurna, esto activa la movilidad y las actividades sobre todo las que hacemos al aire libre, deportes, andar, correr, etc.
Otro aspecto que activa el modo diurno es el alimentarse comer, beber, hacer la digestión, etc. Las actividades mentales y de observación, pensar, cavilar, rumiaciones, trabajar.
Por supuesto las actividades sociales, relacionales y de ocio, todo ello pone nuestro organismo en pleno funcionamiento y es aconsejable hacer todas estas actividades en modo diurno durante el día.
Si estas actividades mencionadas en modo diurno las hacemos durante el dia conseguimos una mayor eficacia en todas ellas ya que nuestro organismo esta al 100% preparado y predispuesto para ellas.
Como se activa el modo nocturno, este se activa con la puesta de sol, la caída de la luminosidad y la entrada en la penumbra y oscuridad. Con el modo nocturno se activa la relajación y activa los mecanismos del sueño.
El sueño se produce cuando nuestro organismo cesa la actividad física, mental y emocional, mientras nuestro cuerpo mente o estado emocional este atrapado en actividades, conflictos o estados emocionales alterados, no conseguirá relajarse y se mantendrá en el estado de actividad “modo día”, aun que sea media noche, si seguimos con la actividad le estamos diciendo a nuestro organismo que estamos en “modo día” y nuestro organismo seguirá activo negándose a entrar en “modo noche” relajación y sueño.
Bien, ya tenemos claro pues, que, si por la noche comemos, activamos el modo día y no hay quien duerma, si estamos activos mirando pantallas, activamos nuestra mente y seguimos en modo diurno, si entramos en discusiones o problemas tanto de índole económico, social, familiar o emocional seguimos estando en actividad y nos seguimos manteniendo en modo día, y no hay forma de relajarnos y dormir.
Si por la mañana dejamos pasar el día sin ver el sol, sin estar al aire libre, sin hacer actividad física, nuestro organismo permanecerá en modo noche, si no comemos, durante el día, seguimos en modo noche. Si llegados al atardecer empezamos a hacer actividad, deporte, comer, relaciones sociales, ocio, diversión, activamos el modo diurno. El resultado es tener el horario biológico alterado, dejamos de hacer actividad y dormimos de día y estamos activos y alterados por noche.
Esto también afecta a todo nuestro organismo, tal y como he empezado este artículo con los doctores Michael W. Young, Jeffrey C. Hall y Michael Rosbash, el reloj biológico de las células y los ritmos circadianos.
Ya que cuando nuestro cerebro esta en el mejor momento de pensar y solucionarnos conflictos, modo diurno, resulta que estamos dormidos y lo activamos cuando esta en horas bajas y de menos rendimiento por la noche, o activamos nuestra digestión por la noche también en horas bajas con el resultado de digestiones pésimas, y así llegamos al descontrol total de nuestro organismo.
La solución no está en hacer más cosas, sino en dejar de hacer aquellas que no funcionan.
El insomnio no solo lo solucionamos con pastillas. Para abordar con éxito y salud el insomnio, hay que ajustar todas nuestras actividades de nuevo, sincronizar nuestro ritmo con el ritmo natural del sol, con el ritmo que gira y se activa toda la naturaleza y los seres vivos de nuestro planeta.
En próximos artículos hablare de cómo contemplar el amanecer o salida del sol activa nuestro organismo en modo día y como contemplar el atardecer con la puesta de sol activa nuestro organismo modo nocturno, preparándonos para el descanso y el sueño.
Podéis seguir leyendo más artículos míos, en este portal, sobre las terapias y técnicas que aplico en consulta.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.