En general, los sofocos durante la menopausia persisten durante más de un año en la mayoría de las mujeres, con una media de duración de aproximadamente 4 años.
En este sentido, su repercusión en la calidad de vida puede ser considerable y a menudo se infravalora. Y es que como explican los expertos, el trastorno puede interferir en las actividades laborales y cotidianas, así como en el sueño, con la consiguiente fatiga, pérdida de concentración y síntomas de depresión, todo lo cual puede dificultar la vida familiar, así como la actividad sexual y las relaciones de pareja.
El insomnio, más común en aquellas mujeres que padecen sofocos severos, es una de las principales preocupaciones de la mujer en la menopausia. Aunque no se puede atribuir siempre el insomnio a una sola causa, los sofocos en la mujer son un factor de riesgo añadido a la hora de tener esta alteración del sueño. Del mismo modo, otros factores como la irritabilidad, la depresión y la ansiedad, sintomatología climatérica frecuente, también pueden favorecer la aparición del insomnio.
Por ello, es importante recordar que existen una serie de hábitos que pueden influir en la producción de trastornos del sueño: evitar las cenas copiosas, suprimir los tóxicos, como la cafeína, o reducir el consumo de alcohol y de tabaco, influye en la mejor conciliación del sueño.
Otro aspecto fundamental para prevenir el insomnio es la adopción de una serie de rutinas a la hora de irse a dormir: un baño caliente, la lectura de un libro y realizar ejercicio físico de forma moderada contribuyen a tener una buena higiene del sueño. En el caso de la mujer, estas medidas favorecen la conciliación del sueño junto al tratamiento adecuado de los sofocos.
¿Has comprobado como el sueño empeoraba con la menopausia?