En cuanto a la alimentación, debemos tener muy presente que una dieta sana y equilibrada, y sobre todo, variada es la clave para encontrarnos mejor. En este caso, dejaremos de lado los alimentos procesados, la grasa, la sal y el azúcar, y nos centraremos en alimentos que, por ejemplo, componen la dieta mediterránea.
Un alimento importantísimo para tener energía y superar con diez el estrés de invierno es el pescado azul. Porque aporta una serie de beneficios, desde vitaminas a minerales y ácidos grasos Omega 3. Además hay algunos estudios que ratifican que el pescado azul es favorable para combatir el estrés. ¿Cuál es mejor? pues depende pero cuánto más pequeño mejor: caballa, sardinas, boquerones…
Por otro lado, es importante ingerir una buena cantidad de vitamina C. Se encuentra en la fruta pero también en otros alimentos. Mientras que el hierro es indispensable para aguantar largas jornadas sin desfallecer. Las verduras, las hortalizas, las lentejas, el brócoli, y la carne roja, de vez en cuando, nos dotan del hierro que necesitamos a diario.
Mientras que la dieta mediterránea se basa, también, en los frutos secos. Las avellanas, las nueces, las almendras o los cacahuetes aportarán las vitaminas de tipo B1 que se necesitan. Es importante remarcar que estos frutos secos no deben tomarse salados ni fritos, pues se pierden los nutrientes y la saludabilidad de la que estamos hablando.
Beber agua nos hidrata y nos sienta perfectamente. De esta manera, dejaremos a un lado las bebidas con gas, las isotónicas o con mucho azúcar y por supuesto las energéticas, pues lejos de dar energía pueden producir, a la larga, efectos contraproducentes.
Siguiendo la dieta mediterránea, podemos entonces tomar uno o dos vasos de vino al día. El vino aporta una serie de beneficios para el corazón y la piel, siempre en su justa medida. Recordemos que todo ello debe ir combinado de un buen ejercicio y unos buenos hábitos para vivir mejor. Verás como el estrés se reduce.