Cuántas veces nos hemos dicho "¡Yo puedo! No es tan difícil seguir una alimentación sana y variada!" Sin embargo, el "¡Yo puedo! ¡No es tan difícil....!" desaparece cuando creemos que tenemos hambre. ¿Comemos cuando nos aburrimos?, ¿comemos cuando estamos tristes o desmotivadas? ¿o es una Hambre Real? Hay varias razones insospechadas por las que también podemos comer sin hambre.
La falta de luz - está demostrado que a menos horas de luz natural al día, menos producción de serotonina, el neurotransmisor encargado de regular el apetito mediante la saciedad. Además, la falta de serotonina provoca estados de angustia, ansiedad, miedo y depresión.
Cuidado con el glutamato monosódico - está presente en casi todas las salsas, cubitos de caldo, patatas fritas, etc. Se añade a los alimentos para aumentar su sabor, pero si abusamos de él nos puede provocar mucha hambre.
Huye del aspartamo - edulcorante sin calorías que se encuentra en cientos de productos, sobre todo light, y que puede abrirnos el apetito.
Saber diferenciar el hambre real de la emocional es clave para poder regular el apetito y no ganar peso a largo de los años. Con este esquema diferenciarás el hambre física y verdadera de la que sólo está en tu cabeza.
Consejos para regular el apetito
Agua, agua, agua.
La mayoría de las veces la sensación de sed es confundida con la de hambre. Además, beber antes de las comidas y sobre todo algo caliente nos hidrata y nos ayuda a no abusar de la comida en la mesa.
Cinco comidas al día.
Lo que nos interesa es no tener hambre entre comida y comida. Para eso tenemos que mantener los niveles de azúcar en sangre estables, sin altibajos. Y eso se consigue proporcionándole alimentos al cuerpo cada 3-4 horas, lo que viene a ser 3 comidas principales y 2 tentempiés. Comer en las horas previstas también regula los deseos de comer y evita picar compulsivamente.
Come despacio.
Masticar bien la comida, disfrutando de cada bocado es primordial. Nuestro cerebro tarda unos 20 minutos aproximadamente en recibir la señal de que hemos tomado alimentos. Esto significa que al comer despacio nos sentiremos saciadas con menos comida. Sin duda es un punto a nuestro favor para controlar la ingesta de calorías.
Consume alimentos crudos y saciantes.
Incluye diariamente en tu dieta alimentos crudos y saciantes que ayuden a la producción de serotonina que proporciona bienestar. Los frutos secos, el plátano, el huevo, la carne magra y las verduras de hoja verde son algunos de los alimentos saciantes.
Alíate con las especias.
Añadir especias a nuestras comidas es una forma muy sana de aplacar las ganas de comer en exceso, de activar el metabolismo, de eliminar toxinas, mejorar la digestión y reducir la ingesta de sal. La pimienta, la mostaza, el ajo, el jengibre, la canela, el comino, el hinojo son algunos de una interminable lista de aliados para regular nuestro apetito. En este blog he hablado sobre el Hinojo, sus beneficios para la digestión y su capacidad de disminuir la sensación de hambre entre las comidas. Añádele hinojo a tus comidas diarias y notarás enseguida los cambios.
Al rico chocolate.
Restringir de la dieta ciertos alimentos puede incrementar la sensación de angustia y ansiedad, que a la larga puede llevarnos a un consumo excesivo de los mismos, lo que pasa en muchas ocasiones con el chocolate. No hay motivo para sentirnos culpables por comer una onza de chocolate (eso sí, que contenga la mayor cantidad posible de cacao). Está demostrado que además de tener múltiples beneficios para nuestra salud, tomar un trocito de chocolate al final de la comida aumenta la producción de serotonina, que ayuda mantener controladas las ganas de seguir comiendo y proporciona sensación de bienestar. Si sentimos unas ganas incontrolables de comer chocolate lo más probable es que nuestro cuerpo nos esté pidiendo Magnesio. Un truco para aplacar este deseo y no sumar calorías es tomar Magnesio.
Descansa y respeta los horarios.
Dormir pocas horas o interrumpir el sueño aumenta la producción de la hormona del hambre - la grelina. Cuando no se duerme bien y lo suficiente es cuando se ingieren más alimentos, y sobre todo muy calóricos. Este efecto es especialmente devastador para las mujeres, que son las que más incrementan la ingesta de alimentos en caso de falta de sueño. A la larga esto se traduce en un aumento de peso gradual.
Sé más lista que el hambre
Tenedor mas grande y plato pequeño y de color azul.
Alguna vez os habéis preguntado ¿Cómo puede influir en nuestro comportamiento a la hora de comer el tipo de plato o cubierto que utilizamos?
Los estudios llevados a cabo por los profesores de la Universidad de Utah (EE.UU.) han demostrado que, para determinar el momento en el que el estómago se siente lleno, nuestro cerebro recibe también impulsos de los nervios ópticos. Lo que significa que se fija en los elementos externos y recibe la señal de haber comido más si los cubiertos son grandes (lo contrario de lo que se pensaba) o el plato queda vacío. Utiliza también platos pequeños y llanos, así tendrás la sensación de comer más cantidad.
El secreto del plato azul es que el color azul estimula el centro de control del apetito del cerebro. El azul se considera el color supresor natural del apetito, incluso la luz azul hace que la comida parezca menos apetecible. Probadlo! Es sorprendente el resultado.
El efecto contrario lo provocan los colores cálidos como el rojo o el amarillo. Debemos evitar comer en platos de estos colores.
La comida justa.
Comemos con los ojos, y ante un surtido variado y atractivo es casi imposible resistirnos y no comer de más. Por ello es mejor servir cada comida en platos individuales y no en fuentes grandes en el centro de la mesa.
Cepíllate los dientes o utiliza enjuague bucal.
Para evitar el picoteo y sobre todo el picoteo dulce, después de comer lo ideal es cepillarse los dientes o simplemente aclarar con un enjuague bucal. La mayoría de la gente no tiene ganas de comer después de cepillarse la boca, especialmente porque hace que muchos alimentos tengan mal sabor.
Distráete y haz ejercicio.
Si te sientes aburrida, ansiosa o nerviosa no abras la caja de los bombones sino la puerta de tu casa y sal a caminar para despejar la mente, a correr o a ver a tus amigos, a quienes seguramente les gustará la sorpresa.
Ya sé que no es nada fácil, pero la solución es aprender a escucharnos para dar un paso adelante y librarnos del sobrepeso emocional. Cuidarnos, recuperar el control sobre lo que comemos y vivir la vida es mucho más gratificante que crearnos una coraza que nos llevará a la frustración y abandono.