De hecho, de entre las personas con más de 65 años, se observa una menor tasa de mortalidad en las que tienen un Índice de Masa Corporal (IMC) alrededor de 30, que es el límite que separa el sobrepeso de la obesidad (el límite inferior es 25). Así pues, parece claro que superar el peso idóneo en unos pocos kilos no es nocivo para la salud a estas edades y que incluso “puede tener un efecto protector” como afirma el doctor Mario Foz.
Por el contrario, en adolescentes y niños el sobrepeso siempre es perjudicial para la salud. Cualquier signo de obesidad infantil supone un factor de riesgo importante para la salud en la edad adulta, por lo que es vital prevenirla y tratarla adecuadamente con hábitos de vida más saludables y ejercicio físico. Pero un sobrepeso en adultos mayores es totalmente diferente aunque parezca increíble.
Lo que ocurre para que en personas mayores cambie el punto de vista es que si han llegado a esa edad sin problemas cardiovasculares (ya sea por genética o porque se han cuidado), es muy poco probable que los tengan en adelante. Es más, en ausencia de niveles preocupantes de colesterol, dislipemia, hipertensión arterial o tabaquismo, una disminución de peso significa que se reduce la cantidad de masa magra en el cuerpo, y puede ser muy perjudicial porque produce fragilidad.
Más que por el IMC, a estas edades es mejor fijarse en otros aspectos como la distribución adiposa y la cantidad de grasa. Si está situada principalmente en la parte inferior del cuerpo (gluteofemoral) puede ser protectora, y si se encuentra en el abdomen es más peligrosa y se corren mayores riesgos cardiovasculares. Por tanto, la valoración médica debe centrarse en cada caso particular y en controlar el tabaquismo, la glucemia, la hipertensión o el colesterol.
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Texto de Pablo Girón