Es normal que después de las festividades navideñas las personas empiecen a buscar dietas milagro para poder reducir de peso rápido. Esta también es llamada dieta exprés, pero lo lamentable es que los resultados no duran demasiado tiempo. De hecho, como advierte la doctora Lourdes Carrillo, coordinadora del Grupo de Nutrición y Alimentación de semFYC, “los beneficios que se obtienen con estas dietas son pequeños frente a los riesgos que pueden suponer para la salud”.
¿De qué se tratan estas dietas milagro?
La pérdida de los patrones más clásicos de alimentación, la conocida dieta mediterránea, el ideal de belleza actual que busca cuerpos estilizados, así como la actual “cultura de la inmediatez”, que nos lleva a querer solucionar cualquier problema lo más rápido posible, resultan el escenario ideal para que surjan las llamadas 'dietas milagro'. “Son dietas que se ponen de moda, aparecen cada cierto tiempo y su popularidad aumenta a gran velocidad, alejándose de las recomendaciones nutricionales médicas específicas para la población a la que van dirigidas”, explica la doctora Carrillo. Asimismo, se caracterizan porque la persona tiene que hacer un esfuerzo mínimo para lograr los resultados, lo que resulta muy tentador para la mayoría de las personas que quieren perder peso.
Según los médicos de familia, existen al menos cuatro aspectos importantes a tener en cuenta sobre estas dietas:
Carecen de fundamento científico reconocido.
Habitualmente son recomendadas por personas no expertas en nutrición.
Se publicitan a través de medios no especializados: televisión, páginas web y periódicos o revistas con un mínimo o nulo carácter científico.
El interés meramente económico de los promotores/vendedores de dichas dietas (a veces a través de la venta de productos exclusivos para poder seguir la dieta).
Por tanto, “para perder peso hay que acudir a un profesional de la salud, ya que las soluciones mágicas no existen. Y es necesario que la población se conciencie de que para controlar el peso es más eficaz mantener unos buenos hábitos alimenticios que hacer una dieta de forma transitoria”, insiste esta experta.
Por todos estos motivos, el Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria advierte que:
Las llamadas “dietas milagro” ofrecen soluciones a corto plazo, cuando el interés en la pérdida de peso debe prolongarse en el tiempo.
Es preferible realizar pequeños cambios en la alimentación diaria para que puedan mantenerse a largo plazo, ya que el regreso a la dieta habitual suele acompañarse de una ganancia de peso.
Se aconseja un equilibrio de nutrientes adaptado al estado físico y de salud de cada persona, y no prescindir de alimentos básicos e irremplazables en la alimentación.
Los peligros de las ‘dietas milagro’
Estas dietas pueden agruparse en: dietas hipocalóricas no equilibradas, dietas disociadas, como la Dieta Montignac, y dietas excluyentes, como la Atkins o la Dukan.
La dieta Atkins comenzó su popularidad en nuestro país en los años 70, pero aún hoy sigue en auge con diferentes versiones. Se basa, al igual que su versión más actual, la dieta Dukan, en la restricción de hidratos de carbono a favor de las proteínas y grasas, con el resultado de una rápida pérdida de peso, difícil de mantener a largo plazo.
Los hidratos de carbono son una de las principales fuentes de energía del organismo y la única utilizable por el cerebro. “La restricción de hidratos de carbono, como cereales, legumbres, verduras o frutas, lleva a una rápida pérdida de peso, fundamentalmente a expensas de líquido extracelular, además de pérdidas de calcio, potasio y otras vitaminas y minerales. Así que, mantenida a largo plazo, puede acarrear otras importantes consecuencias para la salud como daño cerebral, hepático o renal, trastornos del metabolismo de los lípidos, osteoporosis o estreñimiento, entre otros”; indica la doctora Carrillo.
En estas dietas hipocalóricas además de líquido, la pérdida de peso se produce a costa del tejido muscular y no tanto del tejido adiposo (grasa), cuyo acumulo excesivo es el verdadero problema del sobrepeso y la obesidad. Tanto es así que, una vez que se consigue el objetivo inicial de pérdida de peso, el regreso progresivo a la alimentación habitual conlleva una ganancia de peso a expensas de agua y grasa, ya que la masa muscular perdida no se vuelve a recuperar. “Esta pérdida definitiva de músculo lleva a una readaptación del metabolismo energético del organismo, cuyas necesidades de calorías disminuyen, lo que justifica expresiones frecuentes como: cada vez como menos y engordo más”, concluye esta experta.
Agradecimientos: Doctora Lourdes Carrillo, coordinadora del Grupo de Nutrición y Alimentación de semFYC.
Imágenes (por orden de aparición): Alan Cleaver/Flickr, Alex E. Proimos/Flickr y HeavyWeightGeek/Flickr.