Pero si bien es cierto que empezar es relativamente sencillo, resulta mucho más complicado mantenerse regular a lo largo del año, cuando se acortan las horas de luz, cuando el frío aprieta, y cuando la acumulación de fatiga del día a día empieza a hacer mella.
En este sentido, ser capaz de mantener el nivel de motivación para salir a correr, con el que partimos al inicio de temporada, es uno de los aspectos claves para no abandonar. A pesar que pueda parecer una obviedad, es importante conocer qué nos motiva a calzarnos nuestras zapatillas y a salir a recorrer los caminos y las calles de nuestra ciudad y cuáles son los factores que nos lo dificultan (barreras). Si sabemos el por qué queremos correr y lo hacemos consciente, será más sencillo recuperar la motivación en el momento en la que la perdamos.
Sin embargo, nuestras motivaciones pueden ir cambiando a lo largo de la temporada, así como otros múltiples condicionantes o circunstancias vitales que pueden poner a prueba nuestro grado de motivación para persistir.
En este sentido, hace unos meses os invitamos a participar en un estudio, que formaba parte del proyecto de final de grado de una estudiante de Psicología, en el que precisamente pretendíamos valorar algunos factores que podían estar relacionados con la adherencia al running en mujeres. Se valoraron diferentes variables sociodemográficas (la edad, el estado civil, número de hijos, horas de trabajo) así como las motivaciones y la percepción de las barreras que pueden darse a la hora de salir correr. Contamos con la participación de mujeres de diferentes regiones del estado Español, entre ellas, la de muchas de vosotras que muy amablemente accedisteis a participar. Al final, se analizaron los datos de un total de 143 mujeres, y aquí os presentamos algunos de los principales resultados que obtuvimos:
Uno de los aspectos que queríamos valorar era si, precisamente, tal y como recogen muchos estudios (realizados en población de diferentes modalidades deportivas y en ambos géneros) la principal barrera para no salir a correr entre las mujeres era la falta de tiempo y/o el cúmulo de obligaciones, y si eso se traducía en que las participantes con una menor regularidad en la práctica del running presentaban más dedicación laboral, tenían hijos, o difería su estado civil (tener o no pareja). El resultado fue, que si bien la principal barrera en todos los casos era la falta de tiempo y/o el exceso de obligaciones, en el caso de las corredoras regulares no era una barrera tan importante como para las que no eran regulares. Además, las corredoras no regulares también percibían de manera más importante barreras como el tener pereza o sentirse fatigada, o el no sentirse cómoda con ropa deportiva o con su aspecto físico. Sin embargo, una de las barreras que se ha encontrado comúnmente en practicantes de otras modalidades deportivas, como el no disponer de acceso a instalaciones deportivas, en nuestro estudio no resultaba significativa en ningún caso, probablemente debido a que, como sabéis, el running podemos practicarlo en cualquier lugar.
Por otro lado, analizando las variables sociodemográficas, no se observó que el estado civil, la carga laboral (horas y desgaste energético que supone la faena) o el hecho de tener hijos fuese un factor que influyera en el hecho de practicar o no de manera regular el running. De hecho, entre las participantes que practicaban regularmente, se observó que las que tenían un hijo destinaban más tiempo a sus entrenos respecto a las que no tenían hijos.
De estos resultados podemos deducir que mantener la práctica del running o no, en muchas ocasiones, no viene tan condicionada por las circunstancias personales que tengamos (de manera general), sino por conseguir que nuestra motivación pese más que nuestras barreras. De hecho, entre las motivaciones para practicar el running que hallamos entre nuestras participantes, la principal fue la Diversión y el bienestar, seguida por la Prevención de la salud y el Control del estrés. Y precisamente, tal y como muchos expertos llevan décadas destacando, disfrutar de nuestra actividad, sentirse bien saliendo a correr (lo que repercutirá en nuestra percepción de salud física y mental), es probablemente la clave para ser persistente y no abandonar. A algunas de vosotras, al salir a correr pensaréis en que os ayuda a mantener la línea, para otras es vuestro momento de relax y desconexión, otras pensáis en el tiempo que bajaréis en la siguiente competición,… pero en cualquiera de los casos, es importante que esté presente el componente lúdico.
Así que, a la hora de programar tus salidas, procura que salir a correr no se convierta en una obligación y en una aburrida y pesada rutina. Si te cuesta ser regular, si te aburre correr, tienes muchos recursos para hacer del running una actividad divertida: prueba a quedar con una amiga que vaya a tu ritmo e id a un ritmo que os permita hablar, corre con música, cambia de circuito, no hagas siempre los mismos entrenamientos, establécete retos y objetivos y ves revisándolos para ver cómo cada día te acercas a ellos, etc.
En este inicio de temporada “runnera”, desde EDC te invitamos a que te preguntes ¿cuánto te gusta correr? y a que planifiques tus entrenos en consecuencia.
Por Eva Parrado - Experta en psicología deportiva para EDC