En este caso, la intención era tratar de ayudar a una persona migrañosa, a través de la lectura conjunta de un libro del Dr. Arturo Goicoechea. He leído bastante sobre su forma de plantear el manejo del dolor crónico y admiro la manera en la que usa las palabras y transmite ideas. ¡Cuan importante es saber transmitir, que ni el más sabio se libra de poder ser el peor de los maestros si carece de esta virtud!
Me gusta extrapolar las ideas que puedes extraer de un libro, a diferentes contextos de nuestro quéhacer diario. En este caso, el libro en cuestión es Migraña, una pesadilla cerebral (lectura de nuestra sección de libros recomendados) y con lo que me quedo y de lo que voy a hablar son las CREENCIAS.
Creencias y la autoridad
Las creencias, esa cosa intangible que dirige la vida de uno sin pedirle permiso. Esa cosa que se planta en nuestra niñez y cuyas raíces se niegan a ser desprendidas de la tierra. Esa cosa que nos transmiten los sabios (padres) y que nos hace ser una autoridad ante nuestros hijos. Dichosa autoridad que corresponde a unos pocos y muchas veces afecta (negativamente) a tantos.No os voy a hablar de creencias y dolor crónico (como en el libro), porque eso se lo dejo a los que más saben. Sin embargo, voy a hablar sobre creencias como algo que ha marcado el pasado y el presente de la Fisioterapia.
Pongámonos en la piel de ese niño que va a la escuela, cuyo nombre va a ser Leo. Hoy le toca charla sobre “la postura correcta”, seguida de la charla sobre “lo peligroso que es cargar peso”. Súmale a esto la maestra diciéndole día sí, día también, “Leo, siéntate bien” (remarcando lo que es una postura incorrecta).
Leo va a casa tras la escuela y lo primero que escucha es a su padre quejarse de un dolor de espalda… “parece que voy a tener que ir al fisio a que me arregle”, “un masaje del fisio es la cura”.
La madre de Leo entra en escena… “te dije que esos giros que haces para coger el mando de la tele, no eran buenos para la espalda”, “la vecina me ha dicho que a ella le va muy bien con esa fisio que toca el estómago o algo así”.
El padre interrumpe… “no es fisio, ella siempre dice que es osteópata, que es más que fisio; o que es fisio-osteópata, ya es que me hago un lío”. “De cualquier manera esta vez estoy pensando en ir al chino a que me haga acupuntura, porque la fisio hace, pero los chinos seguro que son mejores”.
La madre no desiste en dar sus más valiosos consejos… “lo primero que tienes que hacer es tomarte un ibuprofeno, pero el de 600 mg, que el de 400 mg no hace gran cosa, cuanto más mejor”. “También te viene bien descansar en el sofá, que al final se te descolocará la espalda y te saldrá una hernia”.
Creencias y autoridades a otro nivel
Leo sigue escuchando detenidamente, es un día de esos en los que va a aprender infinidad de cosas que desconocía, de las personas más sabias del mundo, los padres. Mañana será día de hablar del tema con Clara, que seguro que ella no sabe nada de eso que los papis llaman Fisioterapia.Al día siguiente, Leo entabla conversación con los compis del cole, pero parece que Clara tiene consejos de mayor rango, que pueden hacer tambalear lo que Leo HA CREÍDO hasta el momento. El padre de Clara es médico de familia (toda una autoridad, nadie sabe más que el médico) y dice que dejar de trabajar una semana, pastillas para el dolor y bajo ningún concepto ir al fisioterapeuta, es la clave para “curarse”.
Leo no está seguro de a quién CREER. Sus padres saben mucho, quizás más que los de cualquier otro niño, pero el padre de Clara es médico, es una “persona importante”.
La Fisioterapia puede ser como el mundo político. Los políticos difunden creencias erróneas, en muchos casos de manera consciente y luego es dificilísimo hacer ver a la gente que esa es una realidad errónea. Si lo dice la autoridad tal, es verdad. Preguntan a la autoridad y ésta reafirma sus creencias, ahora es mucho más difícil cambiarlas.
Creencias y “ventanas de tiempo”
Las unas y las otras (creencias de padres y de autoridades) son ya creencias que se han instaurado en un cerebro que está en proceso de desarrollo, que está en una de esas “ventanas de tiempo” que Louis Gifford nos mencionaba en su libro Aches & Pains.Estas creencias instauradas pasan de generación en generación, de vecino a vecino, de seguidor de facebook a seguidor de facebook, de instagramer a instagramer…
Ésta es una de las razones fundamentales por las que la población tiene una idea errónea sobre la Fisioterapia y la labor del fisioterapeuta, creencias erróneas. El que dice Fisioterapia, dice la salud en general y las profesiones sanitarias en particular.
Tenemos las creencias que la sociedad nos ha inculcado y tenemos incluso desinformación de los mismos sanitarios (fisioterapeutas en nuestro caso).
La ignorancia podría tener un perdón (aunque muchos no lo vean una justificación), el engaño con fines lucrativos… nunca. La salud es algo demasiado preciado para jugar con las creencias de la gente.
Seamos honestos y derrumbemos creencias que llevan a la Fisioterapia a una posición que no nos corresponde.
Edifiquemos una sociedad en la que las creencias sobre salud no sean tal, construyamos una base con los pilares de la ciencia, de la evidencia, de la coherencia y de la honestidad.
Las creencias a derrumbar de este artículo:
- El fisioterapeuta (apellidos no son necesarios) es la persona a acudir si tienes problemas de espalda (no es el único sanitario que puede ayudarte).- El masaje no te cura (puede reducir el dolor a corto plazo). Lo mismo ocurre con otros tratamientos pasivos. La capacidad de curar le corresponde al propio cuerpo y los tratamientos activos (ejercicio) son la mejor arma para ayudar a que esto suceda.
- Tu espalda es fuerte, pequeños giros no deberían preocuparte, así como levantar peso no debería ser un problema siempre y cuando hayas seguido un proceso de adaptación al mismo. Aquí algunas ideas que debes saber sobre el dolor de espalda.
- La autoridad no debe corresponder a personas, sino a ideas/consejos con bases fundadas.