Nacemos y vivimos en un mundo relacional, en el que ningún individuo puede formarse sin relacionarse con los demás; es imposible concebir a una persona que no establece vínculos afectivos, incluso establecemos un vínculo afectivo con nosotros mismos (por ejemplo al vernos al espejo y observar nuestro rostro y forma física).
Pues bien, debemos saber que todo vínculo afectivo va acompañado de una conducta de apego, que es la evidencia de que este existe. Por ejemplo las conductas de apego se hacen presentes cuando una persona está asustada o agobiada por algún problema, y se siente aliviada en la compañía de otra persona.
Los bebés demuestran conductas de apego cuando lloran, succionan, aplauden, sonríen o abrazan, y aunque al principio lo hagan de manera instintiva, aprenden muy rápido a ejecutarlas intencionalmente, ya que se dan cuenta que funcionan para que los adultos se acerquen a ellos con motivos de afecto o protección.
¿Qué es el apego?
Una conducta de apego es cualquier comportamiento que tiene como objetivo la proximidad con otra persona claramente identificada, a la que se considera mejor capacitada para enfrentar el mundo y resolver problemas.En palabras simples, cuando hablamos de apego en el niño nos referimos a su disposición para buscar y estar en contacto con sus padres (abuelos o cuidadores), el apego se intensifica en los bebés y niños cuando experimentan miedo, o ante circunstancias que les resultan desagradables.
Ahora bien, la conducta de apego en los niños evoluciona y cambia lentamente con el tiempo, en la medida en que el niño aprende a relacionarse con los demás y consigo mismo, al grado de no verse afectado por separaciones momentáneas.
Es decir, el niño será capaz de mantenerse sereno y ecuánime ante la separación física de su figura de apego. Podemos decir entonces, que la confianza que un niño desarrolla en si mismo está equiparada con el tipo de vínculo afectivo que le brinden sus padres.
Tipos de vínculos afectivos
Los niños que desarrollan vínculos afectivos sanos son capaces de buscar la proximidad de otras personas o recrearse en la solitud, (jugando o explorando su entorno), aunque su figura de apego no se encuentre presente de manera temporal.Aquí algunas consecuencias según los tipos de vínculos afectivos que desarrollan los niños:
1. Vínculos Afectivos Sólidos
Relación favorable hacia los miembros de la familia
Evidente placer del niño por el contacto físico
Ausencia de ansiedad por separación
Los padres son percibidos como “base segura” para la exploración y el juego
La conducta de apego es mínima, (pero puede presentarse si la ausencia de los padres se prolonga)
El niño opta por actividades de recreación o exploración durante los episodios de separación
En reuniones y ocasiones sociales el niño es accesible y/o busca la interacción con otros y no sólo con la madr
2. Vínculos Afectivos Ambivalentes (Resistentes)
Reacción desfavorable hacia otros
Rechaza el contacto físico si su cuidador está ausente
Se muestra ansioso y muy activo
Irónicamente en los momentos que logra estar solo es sumamente pasivo
Exageradamente demandante en ambientes no familiares (busca ante todo el paradero de su madre)
Muestra interés por su entorno, pero no se atreve a explorarlo sin compañía
Episodios de ansiedad frecuentes y confusos (no queda claro el objeto de su temor
3. Vínculos Afectivos Defensivos (Evitativos)
Repele la interacción con otras personas
Rechaza el contacto físico
Su conducta defensiva disminuye cuando interactúa con sus padres
En los episodios de separación permanece enojado y exhibe malestar
Expresiones de rabia u hostilidad ante ambientes poco familiares
Manifiesta desinterés por explorar su entorno
Marcado comportamiento evitativo en reuniones y eventos sociales
4. Vínculos Afectivos Desorganizados o Perturbados
Niños que parecen aturdidos o paralizados (ausentes)
Actitud indiferente, suele ignorar a los demás (incluso a sus cuidadores)
Cuando está solo se muestra pasivo, cabizbajo, comportamientos de auto-lesión
Se abstrae de su entorno, la impresión de “tener la mente en otro lugar”
Comportamientos extraños, como empezar a hablar o moverse y luego detenerse inexplicablemente
Indica descuido, abandono o maltrato
Se desarrolla como defensa ante un entorno adverso
Las relaciones amorosas o vínculos afectivos adecuados generan seguridad y al mismo tiempo ayudan a que nuestro hijo pueda sentirse autónomo y libre en la relación, al contrario de la dependencia la cual puede llegar a influir en el criterio personal de nuestros hijos o en la capacidad de tomar decisiones cuando crezcan.
Es importante resaltar que los niños seguros son aquellos que expresan un gusto evidente por el contacto físico, y en los cuales observaremos que cuando los padres se ausentan por periodos breves son capaces de quedarse tranquilos; además de que la búsqueda hacia los padres en especial a la figura materna solo se dará cuando se necesite, para la exploración y el juego por poner un ejemplo.
Por Psic. Nathalie Nunez * Ayuda Psicológica en Línea - Psicólogos por Internet
REFERENCIAS
AINSWORTH, M.D. (1979): “Infant-Mother Attachment”. American Psychologist, 34(10): 932-937BOWLBY, J (1988): Una Base Segura: Aplicaciones Clínicas de una Teoría del Apego. Barcelona: Paidós Ediciones.
BOWLBY, J (1983): Attachment and Loss, volumen III, La Pérdida Afectiva. Primera edición. Buenos Aires: Editorial Paidós S.A.I.C.F.
Espero que este artículo sobre los vínculos afectivos te haya sido de utilidad, muy pronto estaré publicando la continuidad de este artículo; te invito también a leer otros artículos de interés que se publican semana a semana en este blog.
Puedes consultar la publicación original en ¿Cómo te relacionas con tus hijos? la importancia de los Vínculos Afectivos de Ayuda Psicológica en Línea.