Te aseguro que no eres la única persona que está sintiendo eso. Existen cientos de personas que están comenzando a darse cuenta de que el ritmo loco que acompaña a nuestras vidas les agota y no quieren más. Vivimos en un momento en el que cada vez hay más personas que son diagnosticada de depresión o ansiedad, algo totalmente natural llevando la vida que llevamos. Nuestros días están llenos de prisas, ocupaciones y de una oferta excesiva de entretenimientos que contribuyen a generar aún más estrés.
El consumo de fármacos antidepresivos se ha disparado de forma alarmante, de la misma forma que las bebidas energéticas están a la orden del día. Somos dependientes de sustancias que nos disipen la angustia que sentimos y también de otras que nos “recarguen” de energía porque ya no podemos más.
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Sin embargo, ese tipo de soluciones solo son parches que, únicamente consiguen maquillar un poco los síntomas que nos piden a gritos que hagamos una pausa.
Meditar es una gran medicina
Es por eso por lo que tantas personas se están acercando a la meditación. La meditación es una herramienta, barata, fácil y sin efectos secundarios que consigue, en principio, que hagamos una pausa y a la larga muchísimos beneficios que podemos notar más allá de los momentos de práctica.
Por ejemplo, se ha observado que el hecho de meditar proporciona mayor creatividad y consciencia y activa las zonas del cerebro que tienen que ver con la felicidad y la alegría. También activa el sistema inmunológico y se ha podido ver que aumenta el cociente intelectual, entre otras ventajas. Además, es gratis, se puede practicar en cualquier lugar y existen distintos tipos de meditaciones que se pueden adaptar a la personalidad del meditador.
¿A qué esperas para empezar a practicar? ¡Te aseguro que es mucho más fácil de lo que te puedas imaginar!
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Claves para meditadores principiantes
1. Establece una hora en la que puedas practicar todos los días: lo ideal es meditar a primera hora de la mañana o última de la tarde. No obstante, dependiendo de tu forma de vida, también podrías reservar un rato a mediodía en un parque o quizá en la oficina. Lo importante es crear una rutina y que todos los días sea a la misma hora.
2. Reserva 10 o 15 minutos al principio: es muy importante comenzar poco a poco. Yo te diría que incluso es más recomendable quedarse con ganas de más que con ganas de menos. Durante la primera semana, con 10 minutos será suficiente para ir aumentando cinco minutos cada semana. Una vez que le hayas cogido el gustillo, tu decides cuanto tiempo quieres estar.
3. Hazte consciente de tu motivo y tu intención: mantén la consciencia del porqué de tu decisión de empezar a meditar. Quizá te has decidido para disminuir tu nivel de estrés o quizá para centrar tu atención. En cualquier caso, mantén tu intención de hacerlo sin ninguna expectativa y con la humildad de que no sabes qué es lo que va a resultar. Tómalo como un regalo que te haces a ti mismo y esto será un motivo más que suficiente.
4. Encuentra un sitio donde nadie te moleste: procura hacer tu práctica siempre en el mismo sitio. Si puede ser un sitio con poca luz, sin ruido y donde sepas que nadie te va a molestar. Será tu rincón para estar contigo.
5. Personaliza tu escenario: aunque nada es necesario para meditar, al empezar está muy bien crear tu propio ritual. Si te gustan las velas, úsalas. Quizá te guste el incienso, crea el ambiente que más te guste.
6. Centra tu atención en la respiración: para comenzar céntrate en tu respiración. Cierra los ojos y siéntate cómodamente en una silla o en el suelo con la espalda recta. Una vez que te sientas cómodo lleva la atención a como inspiras y a como sale el aire. Inspira por la nariz profundamente y exhala por la boca despacio. Repite varias veces hasta que vayas notando como comienzas a sentirte más tranquilo y relajado.
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7. Observa tus pensamientos: después de conseguir relajarte, por medio de la respiración profunda, quédate a la espera del primer pensamiento que cruce tu mente. Disponte a esperarle como si fuera alguien que te visita, sin prisa. Te aseguro que aparecerá, por mucho que al principio se resista. A la mente le encanta este juego. Cuando te visite el primer pensamiento, simplemente obsérvalo, Nada más, solo lo observas y lo dejas que se marche. Puedes incluso imaginar que viene por el lado izquierdo y se marcha por el derecho, como tú prefieras. Después, disponte a esperar el siguiente, y el otro, y el otro. Dales a todos la bienvenida y el adiós, pero no te enganches con ninguno de ellos. Tienes que convertirte en el testigo que los observa.
Así, poco a poco te darás cuenta de que cada vez aparecen menos frecuentemente y que existen espacios entre ellos que también puedes observar.
8. Termina tu meditación: tras un buen rato observando tus pensamientos y sus espacios intermedios, cuando así lo decidas, o cuando suene la alarma que te hayas puesto, procura volver despacio a tu realidad. Comienza abriendo los ojos y moviendo suavemente la cabeza. Quédate un rato en esa postura, sin moverte, mirando a tu alrededor desde la serenidad que has alcanzado. Disfruta de la sensación de paz que la meditación te ha dado.
Con diez o quince minutos en los que practiques lo que te he indicado más arriba, puedes estar seguro que, en muy poco tiempo. tu vida comenzará a cambiar de una manera que no puedes imaginar. Los efectos de la meditación no solo se perciben en el momento de la práctica, sino que te acompañan el resto del día y se hacen evidentes para ti y para los que te rodean.
En conclusión, si aplicas estas prácticas en tu día a día conseguirás ejercitar y cuidar tu mente. Y ese es el camino que sigue el método Crear Salud, que, además, no solo trabaja con la meditación y la atención plena, sino que también busca fomentar una correcta nutrición en las personas, así como una vida activa.
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