Nunca antes habíamos estado tan conectados con nuestro entorno y quizá eso, en ocasiones, nos hace sentir seguros. Pero, al mismo tiempo, esa conexión permanente produce un incesante flujo de información y requerimientos sobre nuestra atención, lo que nos impide mantener nuestra mente completamente concentrada o enfocada hacia el aquí y ahora.
Cuando estamos con nuestras familias, no somos capaces de disfrutar plenamente, ya que seguimos pensando en las tareas que hemos dejado inacabadas en nuestro trabajo o esa llamada o ese whatsapp que aún tiene que llegarnos con indicaciones para el día siguiente.Y lo mismo sucede a la inversa: estamos en el trabajo y tenemos que gestionar, al mismo tiempo, la preocupación por un problema de salud de nuestro bebé, las discusiones con nuestra pareja durante una mala racha, los comentarios incómodos de un amigo (de esos que parecen tenerlo todo bajo control) o la voz de la exigencia mal entendida de nuestros padres diciéndonos “¿ves cómo eres un desastre?”, que asoma desde algún rincón escondido de nuestra memoria.
¿Te sientes identificado con estas palabras? ¿Crees que tu vida se parece a esto que acabamos de describir? En ese caso, sigue leyendo, ya que te vamos a hablar acerca de cómo la psicología positiva puede ayudarte a gestionar mejor tu energía a través de diversas técnicas, como, por ejemplo, la meditación. Te vamos a proporcionar también valiosa información, para que la tengas en cuenta a la hora establecer una relación más sana contigo mismo y, por tanto, también con tu entorno.
Tipos de energía que puede tener una persona
La clave para mantener un adecuado equilibrio está en cuidar 4 aspectos de nuestro ser, los 4 contenedores fundamentales de energía:
– El contenedor de energía física. Es decir, tu cuerpo y todo lo que tiene que ver con la salud física: el cuidado de la alimentación, el ejercicio, las revisiones médicas…
– El contenedor de energía mental. Los pensamientos, el diálogo interno, las expectativas y creencias… También, tu capacidad para ser creativo y enfocar adecuadamente la atención, inteligencia e intuición.
– El contenedor de energía emocional. Cómo gestionas tus estados de ánimo, cómo superas los desengaños o frustraciones y si te resulta fácil fluir por las emociones; o, por el contrario, te resistes a conectar con ellas, con rigidez y a la defensiva.
– El contenedor de energía espiritual. Aquella parte más profunda de ti, que te conecta con tus sentimientos de trascendencia, busca un sentido a la existencia, escucha y sigue las enseñanzas de maestros y figuras religiosas y te hace creer en un más allá o algo más grande que te conecta, de alguna manera, con el todo.
Meditación para gestionar mejor tu energía
Las técnicas de meditación que aplica la psicología positiva te ayudarán a hacerte consciente del estado en el que se encuentra cada uno de estos 4 contenedores de energía y, al mismo tiempo, te ayudarán a adoptar estrategias para que puedas mantener sus niveles siempre en unos límites aceptables. Esos cuidados han de hacerse de un modo integral, ya que tener vacías las reservas en cualquiera de estos contenedores provocará una sobrecarga en los demás. Un sobreesfuerzo que llevará a un vaciado en cadena, si no se ponen soluciones a tiempo.
¿Eres capaz de identificar dónde pierdes la mayor parte de tu energía en el día a día?
Cuando intentas hacer varias cosas al mismo tiempo… Cuando te preocupas de todo lo que tienes que hacer mañana, sin prestar atención a lo que estás haciendo ahora… Cuando mantienes relaciones tóxicas que te impiden crecer y no te aportan valores de ningún tipo… Cuando te preocupas demasiado en defenderte de los ataques de otras personas… Cuando te acomodas en una vida excesivamente sedentaria… Cuando te comparas con otros… Cuando te abandonas a una alimentación poco saludable o adquieres hábitos dañinos, como el consumo de alcohol, tabaco o drogas… Cuando das vueltas y más vueltas a un problema, sin llegar a tomar ninguna decisión…
Las técnicas de meditación se han desarrollado a lo largo de muchos siglos pero, además, en los últimos años, ya se han empezado a demostrar de forma científica sus efectos positivos sobre la salud en los 4 niveles (o contenedores de energía) que te describíamos antes.
Para que la meditación te aporte el máximo beneficio posible, es necesario que lleves a cabo su aprendizaje y práctica de forma secuencial, para evitar cansarte y abandonar a los pocos días. Inicialmente, bastará con que le dediques de cinco a diez minutos diarios. En esencia, meditar consiste en aquietar la mente y centrar la atención en un elemento neutro. Esa neutralidad te la puede proporcionar un sonido, una palabra o tu propia respiración. Cuando hayas avanzado en su práctica, será cuando empezarás a notar sus efectos sobre tus 4 contenedores de energía vital.
¿Qué sucede en nuestro interior gracias a la meditación?
Por un lado, produce en el cerebro un estado paradójico entre la vigilia (durante la meditación tienes que mantenerte, necesariamente, despierto) y el sueño, ya que las ondas que empieza a producir el cerebro son las mismas que aparecen durante el sueño y los estados de relajación profunda. Esto nos proporciona un profundo descanso y una sensación de integración entre la mente y el cuerpo.
Fruto de la meditación, el ritmo cardíaco desciende y produce un reposo en el cuerpo que facilita la recuperación y el desarrollo de las facultades cognitivas y perceptivas. Comprobarás que la práctica de la meditación irá proporcionándote, poco a poco, un estado prolongado de bienestar a lo largo del día y te ayudará a identificar focos de conflicto y dirigir adecuadamente tu energía en el aquí y ahora.
Para ayudarte a practicar la meditación puedes contar con la ayuda de la app Siente, – que puedes descargar aquí – . A través de meditaciones guiadas, el mindfulness y la psicología positiva podrás mejorar tu bienestar, vencer la inseguridad y, en definitiva, ser feliz.
La metodología Siente forma parte del método Crear Salud, que te ayudará a establecer nuevos hábitos en tu día a día, no solo para que empieces a meditar, sino para aprender a nutrirte adecuadamente y llevar una vida activa.