Desde que estallara la crisis de la epidemia del coronavirus, vivimos una situación extrema, rayando casi en el surrealismo. Estamos inmersos en una constante perplejidad que nos mantiene en un estado de alerta y tensión que provoca que nuestros niveles de estrés se disparen, perjudicando tanto nuestra salud física como emocional.
El estado de alarma decretado por el gobierno para intentar detener el contagio masivo y tensar más todavía nuestro sistema sanitario, ha supuesto la orden de confinamiento que a día de hoy ya sabemos que se va a prolongar como mínimo hasta el próximo 11 de abril.
Cambios en nuestro estilo de vida
El confinamiento ha supuesto un cambio en nuestra rutina diaria y en nuestros hábitos. Una cultura como la nuestra acostumbrada a tener mucha vida social, a pasear, a quedar con los amigos, a ir al cine, al teatro,... ahora se ve obligada a permanecer en sus casas. Nuestro hogar se ha convertido en nuestra oficina (si hacemos teletrabajo), en nuestro gimnasio, en nuestro lugar de ocio, de descanso y las redes sociales son nuestra ventana al mundo exterior: artistas que ofrecen conciertos desde sus casas a través de instagram, cumpleaños que se celebran por videoconferencias,...El #YoMeQuedoEnCasa nos ha cambiado nuestra forma de vivir y de relacionarnos y si no aprendemos a gestionar el confinamiento, nos va a pasar factura tanto a nivel físico como emocional, más aún si tenemos en cuenta que esta situación puede prolongarse. Como profesional empiezo a constatar los primeros síntomas de agotamiento, de ansiedad y de estrés. Algunos de los más habituales son:
Insomnio,
crisis de ansiedad,
taquicardias,
nerviosismo,
irritabilidad,
tensiones musculares,
dolores de cabeza,
problemas gastrointestinales,
sensación de ahogo,
tristeza,
depresión,...
Además a la situación de confinamiento, tenemos que sumarle la angustia derivada de la crisis económica. El cierre de empresas y de negocios está afectando a centenares de empresarios, trabajadores y autónomos que no saben qué va a pasar con sus puestos de trabajo o con sus negocios. Esta tensión añadida por la incertidumbre económica es un plus que hace que los problemas de convivencia y de estrés provocados por el confinamiento se vean agravados.
Para paliar al máximo los efectos negativos del confinamiento sobre nuestro bienestar, tanto personal como de las personas con las que convivimos, tenemos que desarrollar una adecuada gestión emocional.
Tips para gestionar el confinamiento
A la hora de abordar la gestión del confinamiento, tenemos que distinguir tres situaciones:Cuando el confinamiento se se vive en soledad
Cuando convivimos con la familia y ésta se lleva bien
Cuando convivimos con una familia en la que existen problemas de convivencia previos, sin entrar en los supuestos de violencia de género y violencia filioparental que merecen una consideración aparte.
Tips generales para los tres supuestos
Establecer una rutina de hábitos.
Respetar los horarios de sueño y descanso, es importante que nos acostemos y despertemos siempre a la misma hora para evitar problemas de sueño.
Llevar una dieta equilibrada y sana, evitando comer por ansiedad.
Cuidar de nuestra higiene y aspecto físico. Que estemos en casa no es motivo para que no nos vistamos y arreglemos. Vernos bien nos ayudará a sentirnos mejor.
Mantener nuestra mente ocupada y activa: estudiar, formarse, leer, escribir,...
Evitar estar pendiente siempre de las notícias sobre la pandemia y contrastar la información para no hacer caso a los numerosos bulos que circulan y no contribuir a su difusión.
Realizar una rutina diaria de ejercicios para mantener nuestro tono muscular.
Practicar técnicas de relajación como la respiración consciente, el yoga o la meditación que nos ayudarán a controlar nuestra ansiedad.
Dedicar tiempo a nuestro ocio: leer aquel libro para el que nunca teníamos tiempo, escuchar música, bailar (hay infinidad de tutoriales con coreografías y clases de baile), cantar, tal vez descubrir nuevas aficiones.
Hacer introspección, es un buen momento para hacer crecimiento personal, para reflexionar sobre nuestras prioridades, sobre lo que queremos cambiar o conseguir en nuestras vidas.
Mantener el contacto con familiares y amigos mediante llamadas de teléfono, whatsApp, videollamadas,... es muy importante mantener el contacto con las personas para aliviar la soledad y sentirse querido y arropado.
Tips cuando convivimos con nuestra familia
Fomentar la comunicación y el interesarnos por los otros. Podemos hacer las comidas juntos y disfrutar de la compañía y de la conversación, algo que en la vorágine del día a día con el trabajo y los distintos horarios nos resulta complicado.
Realizar actividades juntos como juegos de mesa, ver películas y series juntos y luego comentarlas, cocinar juntos, Es cuestión de imaginación.
Compartir las tareas domésticas para entre todos mantener el orden y la limpieza.
Procurar que cada miembro de la familia tenga momentos para si mismos, para descansar, para hacer lo que más le guste,...
Prevenir los conflictos que puedan aparecer hablando las cosas, negociando, tratándose con respeto y consideración.
Interesarse si vemos que uno de los miembros de la familia está triste o desanimado.
Y en todos los casos, se viva solo o acompañado es esencial permitirse sentir y expresar todas las emociones que afloren. Es normal que pasemos por una variedad de estados emocionales; tristeza, rabia, frustración, impotencia, ansiedad,... No las juzguemos, todas ellas son son normales, lloremos si lo necesitamos, hablemos de lo que nos preocupa. Desahogarnos nos ayudará a liberar la tensión y a hacer más llevaderas estas duras semanas.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.