Para muchas personas, tener la posibilidad de compartir el running con un compañero suma un nivel de motivación extra. Sin embargo, encontrar al compañero ideal no siempre resulta sencillo. En caso contrario, es mejor el entrenamiento en solitario que con una persona con la que no existe un alto grado de compatibilidad deportiva y conexión emocional.
Cómo elegir al compañero ideal
Uno de los aspectos a tener en cuenta es que ambos tengáis un nivel de expectativas similar respecto de qué esperáis del running y cómo queréis integrarlo en vuestra vida. Del mismo modo, es aconsejable que elijas a una persona que tiene unos horarios de trabajo compatibles con los tuyos, de este modo, tenéis la posibilidad de encontrar un hueco que os venga bien a los dos para salir a correr durante el tiempo de ocio.
La actitud que tenéis el uno con el otro puede hacer que el equipo se consolide o por el contrario, se rompa. Si uno de los dos tomáis el hecho de correr en compañía como una ocasión para rivalizar con el compañero, entonces, esta actitud termina rompiendo todo compañerismo.
Elige a una persona que tiene una filosofía deportiva compatible con la tuya y también un carácter con el que te sientes cómodo. Es más fácil compartir experiencia deportiva con un compañero con el que tienes objetivos comunes, una persona paciente que no se centra únicamente en sí mismo sino que también se adapta a ti y ejerce una labor de refuerzo muy positivo en esos días en los que te sientes bajo de ánimo y agradecer el ánimo de tu compañero.
Lo ideal es que como compañeros, sintáis que uno enriquece con su experiencia al otro. Es decir, la decisión de correr juntos es una suma para ambos, aporta bien común. Además, también es posible ser flexible. No se trata de correr siempre acompañado o siempre solo sino de poder conciliar ambas posibilidades en función del momento.
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