Adelgaza comiendo lo que quieras.

Adelgaza comiendo lo que quieras. Sin dietas y sin pasar hambre

¿Parece una promesa de vendehúmos verdad?

Adelgaza comiendo todo lo que quieras. 

Podrás comer chocolate, helado, pizzas, pucheros ricos de tu madre. 

Y solo no engordar. Además podrás perder peso y no volverlo a recuperar.



¿Piensas que se me ha ido la olla?

Prepárate un café o un té y siéntate porque en este post te traigo “mandanga de la buena”.

Si quieres saber cómo puedes adelgazar comiendo lo que te gusta…

¡Sigue leyendo!

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Dietas estrictas ¿Realmente funcionan para perder peso?

¿Qué tienen en común las siguientes dietas?

Cetogénica, baja en carbohidratos, cero carbohidratos, alta en carbohidratos, la paleo, la disociativa, la crudivegana, la Dunkan, la del metabolismo acelerado (y así hasta el infinito)

Que todas absolutamente todas:

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Funcionan (parcialmente)

Al principio, a corto plazo perdemos peso. Por eso solemos pensar que las dietas funcionan. Sin embargo, ¿conoces a alguien que le haya funcionado una dieta a largo plazo?

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Te privan de algún tipo de alimento

Los categorizan como “buenos” y “malos”, “prohibidos” y “permitidos”.

I

Tienen pautas estrictas

Programas, normas que tienes que seguir siempre para que funcionen. Da igual tu contexto. OBEY.

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Usan el cientificismo

Proponen una explicación más o menos científica que nos basta para creer ciegamente en ellas. No entendemos las explicaciones, pero como “tienen sentido” para nuestra mente las aceptamos.

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Tienen sus Gurús y Coaches

Cuentan con gurús o personas (delgadas y “felices”) que les han funcionado y dan testimonio de ello, sin llegar a pensar en lo poco saludable que puede llegar a ser su relación con la comida.

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No ven la fotografía completa

Obvian que la comida, además de tener una parte nutricional, tiene un componente muy grande emocional, social, humano

Las dietas no solo no ayudan a perder peso. De hecho, es posible que provoquen un aumento. 

El conocido efecto rebote. 

Puede que solo lo hayas escuchado o puedes que lo hayas vivido en primera persona.

Pero lo que sí tenemos claro es que tienen efectos negativos que pueden llegar a causar un trastorno en nuestra relación con la comida.

¿Cómo saber si tienes un problema con las dietas?

Puede ser tentador suponer que solo han caído en la trampa de la báscula las personas con sobrepeso que intentan perderlo. 

Sin embargo, el gym bro o la chica fitness del gimnasio también puede estar inmersa en la trampa de la báscula.

O esa amiga tuya escaladora que parece muy relajada y que se toma cervecitas y chicharrones después de escalar, puede que esté metida de lleno en esta trampa.

Este asunto no tiene relación con tu peso actual o tu historial de dietas.

Tampoco tiene nada que ver con tus objetivos de peso o de apariencia física.

Tal vez te preocupa cómo te quedará el bikini o el traje de flamenca (soy andaluza hasta la médula). 

Tal vez estés fuerte pero quieras perder unos kilos para rendir mejor (muy común en mujeres deportistas).

O quizás quieres perder 20-30-40 kilos para poder ver tus pies.

Has caído en la trampa de la báscula sí, peses lo que peses, tu vida gira total o parcialmente en torno a la comida.

¿Cómo saber si he caido en la trampa de la báscula?

Aquí tienes algunas pistas:

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¿Piensas que tener un cuerpo delgado es necesario para alcanzar la felicidad y convertirte en la persona que deseas ser en lugar de ser simplemente una circunstancia más de tu vida?

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¿Te pesas de forma frecuente o diaria?

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El peso que indica tu báscula puede afectar tu ánimo durante el día, ya sea de manera positiva o negativa.

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¿Eres de los que alterna épocas de gran autocontrol en tu dieta con otras de indulgencia?

 Por ejemplo, seguir una dieta durante la semana y luego comer de forma excesiva durante el fin de semana, o comer mucho durante un viaje y seguir una dieta estricta al volver.

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¿Tienes listas de alimentos clasificados como "buenos" y "malos", o "permitidos" y "prohibidos", basándote únicamente en su contenido calórico?

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Te escondes o modificas tu dieta cuando estás con ciertas personas porque sientes que te están juzgando, ya sea de manera real o imaginaria.

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Comes por muchas causas que no son el hambre: aburrimiento, ansiedad, tristeza, para celebrar, como forma de autocuidado, porque te pasa algo y no sabes bien qué

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¿Sientes culpa frecuentemente por lo que comes? ¿Eres incapaz de comer ciertos alimentos o cantidades sin sentir culpa?

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¿Has dicho que no a algún evento social (cumpleaños, viajes, comidas con amigos y familiares) porque no eres capaz de controlar lo que vas a comer?

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¿Tienes la sensación de que la comida es la fuente de satisfacción, bienestar, entretenimiento y autocuidado más grande que tienes?

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¿Ves el ejercicio o actividad física como una obligación?¿Lo haces para compensar excesos de comida o para castigarte por el último atracón?

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Aún siendo deportista y teniendo un peso saludable ¿Cuidas más la alimentación porque piensas que tan solo perdiendo 2-3 kg menos rendirás mucho mejor deportivamente y alcanzarás tus objetivos?

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Te das atracones. No puedes parar de comer, aunque quieres no sabes cómo hacerlo. Pierdes la perspectiva y el control. Comes inconscientemente.

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A veces te importa más la comida que las personas o las actividades, sin importar siquiera si tienes hambre.

Por ejemplo: has comprado chocolate para después pero parece que te llama continuamente desde el armario. Te llama tan fuerte que no te puedes centrar en lo que estás haciendo. Estás teniendo una conversación con tu pareja y tú estás pensando en la cena.

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No eres consciente de cómo es sentir hambre (físicamente), debido a que rara vez te permites experimentarla.

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¿Llevas un registro exhaustivo con una app de las calorías que ingieres?

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¿Haces ayunos intermitentes porque son buenos o para adelgazar de forma natural?

No ayunas porque no tengas hambre, sino porque tienes que hacerlo y te pasas el día contando las horas para poder comer.

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¿Estás haciendo ejercicio solo para perder peso, para comer más después o para compensar lo que comiste ayer?

Conozco a muchas personas que solo comen carbohidratos los días de entrenamiento para rellenar el músculo. Así, poco a poco, los entrenamientos se convierten solamente en un medio para un fin: poder tomar patatas, pasta o arroz (alimentos prohibidos el resto del tiempo).

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¿Te dices a ti mismo que no estás obsesionado sino que es autodisciplina, constancia, perseverancia?

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Etcétera

Hay muchos comportamientos problemáticos relacionados con la comida.

Es tu decisión si estos comportamientos te causan problemas o si los puedes manejar.

Si en tu interior has contestado sí a muchas de estas preguntas. 

Si lo que he escrito resuena en ti, serás la primera en darte cuenta sin necesidad de que yo te explique lo que está sucediendo en tu vida.

No es mi trabajo decirte cómo llevarla.

Pero si sientes que te estar todo el día pensando directa o indirectamente problemas, si estás harta de esta situación, si piensas que esta actitud no te dejan vivir de forma plena y presente o que simplemente no eres capaz de manejarla

3 casos 

La mayoría de personas que me encuentro y que quieren perder peso se parecen a algunos de estos tipos de personas.

Si somos críticos seremos capaces de identificarnos (yo incluida) en los tres. Al menos en parte o en alguna época de nuestra vida.

Léelo con humor y con compasión (deja el látigo).

¡Vamos al lío!

1. La de las dietas de moda

Todos y en especial las mujeres, somos muy cafres cuando queremos adelgazar.

Los kilos no llegaron de la noche a la mañana, pero pensamos que sí podremos quitárnolos en dos semanas o un mes.

Esta mentalidad me recuerda a los “manirrotos” que no han ahorrado en su vida y el primer mes tiran la toalla porque solo han ahorrado 20-50 €. 

Piensan que ahorrar no funciona porque no son ricos en un mes.

Este tipo de persona, en vez de trabajar en su relación con la comida e ir viendo resultados poco a poco, se lanzan  a comer tres tristes hojas de lechuga, pechugas de pavo, panes integrales.

2. La motivada (“marichochi de gimnasio”)

No me malinterpretes todas y todos hemos sido marichochi alguna vez en la vida. (Es una actitud, no va con el género).

La marichochi de gimnasio es la que se apunta y llega el primer día equipadísima.

No pilla una camiseta vieja y unas calzonas. Ella ha tardado una semana en comprar varios modelitos que vayan a conjunto. Todos super chulos.

Entra poderosa al gym y va directamente a Spinning. No porque le guste, sino porque eso adelgaza. 

No quiere pilates, yoga, movilidad que eso no adelgaza. 

Tampoco quiere ir a la sala de máquinas. Es un rollo eso de hacer biceps y levantar pesas. Le da corte estar al lado de las guapitas y los musculitos. 

Además, tampoco quiere ponerse “como un tio”. Ella solo quiere tonificar.

La marichochi se mete en la clase de spinning “toda emocionada”. 

Todo es cuestión de disciplina y fuerza de voluntad.

Por fin va a empezar a sudar las lorzas, las va a derretir a golpe de pedaleo. Piensa que si trabaja mucho las piernas reducirá su volumen. Al fin y al cabo es lo que quiere.

Está motivada, viene a darlo todo. Quince minutos después se está bajando sin respiración, con la cara colorada y deseando llegar a casa para tirarse en el sofá. 

Al día siguiente en “su plan” tenía que volver a dar clase de spinning. 

No va. Está agotada y llena de agujetas.

3. La “al carajo todo”

Hace tiempo mandé un email en mi newsletter en el que comentaba una metedura de pata que (casi) todas las personas que quieren perder peso comenten.

Si quieres no perderte consejos y trucos para aprender a llevarte mejor con tu mente y la comida suscríbete.

Día que estás fuera consejo que te pierdes.

Además si te suscribes te llevaras un mini e-book para que aprendas a identificar las excusas de tu mente. 

¡ME APUNTO!

Bueno sigo.

El email decía así:

“Tienes que tener déficit calórico, es decir, comer menos de lo que consumes.

Estaría bien hacer un poco de cardio como correr o natación.

¡Ah! y yoga para la movilidad.

No olvides tampoco caminar.

Unos 10.000 pasos.

Saca un hueco también para trabajar la fuerza.

Es importante hacer crecer y mantener la musculatura.

Fortalece espalda, brazos, glúteos, piernas y core.

Si es posible en diferentes días (rutinas push/pull/piernas). 

Lo óptimo es hacer dos días a la semana por grupos musculares.

Ve a que te den masajes reductores. Distribuyen la grasa y mejoran la circulación y el sistema linfático.

Luego está el tema del Mindfulness, la alimentación consciente, los cambios en la dieta

Si te va el rollo chino podrías hacer acupuntura.

Si eres de las tecnológicas: comprarte un smartwatch, instala una aplicación en el móvil y registra tus horas de sueño.

¡El sueño!

Compra buenas almohadas, cojines, colchones, una máquina de ruido blanco, una manta de peso, un humidificador

Pues eso sería un poco todo”

Si te metes en internet encontrarás millones de pautas/normas/programas que te dicen qué tienes que hacer, cómo y cuándo.

Estos programas generan dos tipos de evoluciones de al carajo”.

3.1 Abandonados al hedonismo

Este tipo de personas se abruman por todo lo que se supone que tienen que hacer. Se ven incapaces de llegar al punto donde puedan cumplirlo todo y hacerlo bien.

Normalmente, no hay humano que cumpla las pautas de arriba.

Además, se ve tan lejos de ese ideal que se satura, se aturulla, peta

Y acaba soltando algo parecido a: “Al carajo, de algo hay que morir”.

Entonces se entrega al hedonismo como la única forma de llevar una vida satisfactoria.

La alternativa se le antoja un martirio.

3.2 Los perfeccionistas

Saben que las pautas que he escrito arriba son buenas para su salud y las quieren cumplir todas.

De hecho, lo intentan hacer lo mejor que pueden. Son muy autoexigentes.

Elaboran un plan detallado. Es más, puede que se hayan pasado semanas informándose y sean “expertos” en la temática.

Suelen cumplirlo a raja tabla hasta que llega un día que se comen un dulce, un trozo de pizza y ya está. se comen 10 más. 

Al hacer dieta, solemos pensar en términos extremos, en lo que se conoce como la mentalidad del blanco o negro.

Esto se debe porque las dietas establecen una división clara entre:

Alimentos permitidos y prohibidos

Días en los que estamos a dieta y días en los que no lo estamos.
Esto nos lleva a pensar que debemos hacer todo perfectamente (elegir los alimentos correctos, controlar las porciones, hacer ejercicio y dormir ocho horas), o abandonar la dieta/hábitos por completo.

Este patrón de pensamiento dualista se llama pensamiento dicotómico y es perjudicial.

¿Qué tienen en común estos tres casos?

Todos los personajes de arriba me dan ternura.

En general (menos el hedonista bloqueado) todos hacen lo que pueden. 

Bueno, el hedonista, también, a su manera.

La putada es que por no saber cómo planear e implementar adecuadamente el cambio de conducta, toda esa energía se va a al carajo.

Es una pena porque tanto la de las dietas, la perfeccionista o la marichochi quieren cambiar y no saben cómo hacerlo.

Sobre la disciplina y la falta de voluntad.

Cada dos por tres sale alguien simplificando el tema del sobrepeso y la obesidad.

Diciendo que la solución es simple: “comer menos y moverse más”.

Que si no lo haces es porque tienes falta de voluntad, de disciplina, que eres una vaga, floja, débil.

Este tipo de afirmaciones presentan varios problemas, pero quizás el más grave es ignorar que existen múltiples factores que contribuyen al desequilibrio energético.



Fuente: https://www.researchgate.net/figure/Potential-contributors-to-obesity-C-The-Obesity-Society-The-Obesity-Society-Infographic_fig1_299989157

Como ves estas personas lo único que hacen es simplificar un problema complejísimo, poniendo todo el peso y la responsabilidad sobre el individuo.

Si estás delgado/fuerte es porque te lo curras.

Si estás gordo, es sólo y exclusivamente culpa tuya.

Sobre la guerra contra el sobrepeso

Otro problema de este tipo de pensamiento es que ven el sobrepeso y la obesidad como algo con lo que luchar.

Tienes que luchar contra tu cuerpo. Tienes que estar alerta contra el enemigo. Has declarado la guerra a ciertos alimentos, a tu cuerpo, a tu aspecto.

Pero ni tú eres Ucrania, ni estás en guerra.

Porque a la guerra se va con todo.

Pues ahora entiende algo.

Con tu cuerpo y tu mente no tienes que ir con todo. 

Esto no es una guerra. La guerra produce mucho desgaste y destrucción.

Por eso, las dietas no funcionan.

Porque van con todo. Interpretan tu cuerpo actual como algo con lo que luchar

“Uffff esta vez voy con todo, lo voy a aplicar todo de forma estricta y de una. Voy a perder 10 kg en un mes”

Que no.

Que así no funciona.

Y en el fondo lo sabes porque ya lo has probado antes.

Hay otra manera de abordar este tema con nuevas propuestas, enfoques, experimentos

Para que puedas tomar una dirección diferente, coherente, útil.

Cuando lo haces no tienes que luchar y obsesionarte por conseguir X peso. Tampoco esperar a vivir hasta tener el peso perfecto. Simplemente te enfocas en lo importante y los resultados poco a poco irán llegando.

Sin guerras.

Sin luchas.

Sin forzar.

¿Sin dietas?

¿Y cómo sé que es lo importante?

Te lo cuento aquí.

¡ME APUNTO!

¿Cómo bajar de peso de forma natural?

Si las dietas no funcionan ¿Qué solución hay?

Desaprender. Desprogramarse. Deslobotizarse. 

Esto es muy complicado porque la información sobre las dietas está en absolutamente todos los sitios: libros, revistas, anuncios de televisión, sitios web, redes sociales, en conversaciones con familiares y amigos

Además, llevamos años prácticamente desde que tenemos consciencia recibiendo siendo bombardeados con información relacionada con el peso, la imagen y la nutrición. 

De forma consciente o inconsciente.

Por este motivo tienes que entender que: no hay soluciones sencillas para la pérdida de peso. Tampoco rápidas.

Mucho menos trucos o hacks.

Si alguien te ofrece soluciones fáciles, te está engañando. No importa si es una solución como comer solo proteínas o practicar la alimentación consciente.

Si después de leer este post piensas que la solución es simplemente no hacer dieta, también tú estás reduciendo demasiado la complejidad del problema. 

La dieta y sus efectos en la conducta y emociones son parte del problema, pero no todo el problema en sí.

El sobrepeso puede tener diversas causas, incluyendo factores sociales, ambientales, económicos, así como razones físicas y biológicas.

Pero por algún punto tenemos que empezar ¿no?

Mejorar tu relación con la comida

Por todos los motivos que hemos visto hasta ahora, podrás intuir que librarse de las dietas y escapar de la trampa de la báscula no es un destino al que puedas llegar y relajarte.

La relación con la comida es un proceso constante que puede presentar avances o retrocesos, y en el cual podemos sentirnos cómodos o incómodos. 

Sin embargo, a diferencia de otras sustancias, no es posible abandonarla por completo, por lo que es necesario trabajar en nuestra relación con la comida diariamente, en todo momento y por el resto de nuestra vida.

No es tan fácil como dejar a una pareja tóxica, el alcohol o algunas drogas.

Y después de este post entenderás por qué no funciona eso de para adelgazar solo tienes que comer menos y moverte más

La relación con la comida no es un problema que tienes que resolver ya, ahora mismo, aquí y ahora.

Tu relación con la comida es un proceso que vivir.

Toma acción

Has leído el post completo.

Seguramente algo de lo que he escrito haya resonado contigo.

Ya has dado el primer paso, más bien un salto importante.

Pero no se te olvide que hay otro salto aún más importante: el salto de la lectura a la acción.

Porque nadie ha cambiado su vida leyendo ¡Tienes que actuar!

¿Cómo?

Te lo cuento aquí.

¡ME APUNTO!