¿Alguna vez has interiorizado de dónde viene el mensaje No soy lo suficientemente bueno? ¿Sientes que lo das todo en la vida, trabajas duro, lo intentas al máximo, pero todavía no eres capaz de reconocer tus méritos? ¿Te flagelas constantemente y piensas que de alguna manera deberías ser más, hacer más, ser mejor, y en tu cabeza no das la talla?
Yo he estado ahí, y lo cierto es que lo que no debemos hacer es reprendernos para convertirnos en una versión mejor de nosotros mismos. Y a pesar de que cada día soy más consciente de esto, en ocasiones (aunque cada vez menos) todavía me sigo convirtiendo en víctima de mis propios pensamientos negativos.
Estoy segura de que te ves reflejado. Todos hemos estado ahí. Todos hemos tenido días malos y momentos en los que no hemos confiado en nosotros mismos.
Hoy no iba a publicar esto, de hecho, no pensaba publicarlo en el blog. Es algo muy personal que decidí compartir con mi comunidad privada hace un par de días. Pero después de los más de 100 comentarios y de sentarme a reflexionar, he decidido hacerlo. Al fin y al cabo, esto forma parte de mí. Forma parte de lo que ha contribuido a quitarme la salud. Y forma parte de lo que me la está devolviendo.
Y sobretodo, forma parte de lo que me está reconstruyendo como persona. Edito: de cómo ME estoy reconstruyendo como persona.
Esto es lo que escribí, aunque he añadido algo más:
Llevo una semana de reflexión por una serie de situaciones personales que he estado pasando con mi padre, y quería compartir por aquí una parte íntima de mí.
De pequeña tomé la decisión de que adoraba el piano y quería ser pianista. Me dieron una beca para estudiar en uno de los centros de más renombre en el Reino Unido, y desde los 13 años estuve viajando y dando conciertos como solista. Esto de por sí ya suponía una gran presión.
Pero tenía otra de la que no he sido del todo consciente hasta hace poco.
Yo he viajado y he tocado en salas muy importantes, pero mi padre, siempre que hablaba de mí a otros, exageraba mis logros, se inventaba historias como que había tocado en el Carnegie Hall, u otras salas más importantes que donde había estado en realidad.
Y con todo esto, yo siempre pensaba que no era suficiente, siempre pensaba, “si pudiese hacerlo mejor”.
Al fin y al cabo, para un niño, lo más importante es sentir amor y afecto de sus padres. Todavía no tienen la experiencia de conocer el comportamiento humano o la razón por la que las personas hacen ciertas cosas. Su objetivo principal es ser querido, y esto es, sin lugar a dudas, lo que se merece todo niño.
Sólo porque un niño se haga mayor y pueda comenzar a ver la disfunción en su familia, no significa que este mensaje interiorizado se borre. Ese mensaje negativo de No he podido hacerlo mejor, así que no soy suficiente, permanece anclado.
Estos sentimientos me han perseguido durante toda mi vida, he sentido que nunca he sido lo suficientemente buena, que no me merecía las cosas, inseguridades muy grandes que han jugado un papel importante en mi salud.
Y hace poco, he tenido que escuchar de mi propio padre que soy una fracasada, he arruinado mi vida y que ya podía dedicarme a algo serio en lugar de hacer el idiota con esa “mierda” que hago por internet.
Por suerte, llevo tiempo realizando un trabajo muy profundo en mi interior, y voy descubriendo de dónde vienen mis problemas, mi perfeccionismo, mi sensación de que nunca seré lo suficientemente buena.
Es difícil, porque todos queremos creer que venimos de familias llenas de amor y cuidados (el recuerdo que tengo de mi padre es que siempre ha dicho que soy la persona a la que más quiere y la más importante para él, y yo me lo creía, hasta que me di cuenta que no habían sido más que palabras). Es normal intentar negarlo y racionalizar y creer que todo está en nuestra cabeza. De hecho, es más fácil asumir toda la responsabilidad en lugar de plantarse con valor frente a tu propia verdad y resolver tu trauma.
Pero soltar lastres que no son tuyos es lo mejor que puedes hacer. Es cuando te das cuenta de que el mensaje era erróneo. Que nunca fue tu culpa. Que siempre ha sido una realidad distorsionada que tuviste que tomar como cierta para sobrevivir en un entorno disfuncional y muy probablemente narcisista.
Es sólo en ese momento que el mensaje tan anclado de “no soy lo suficientemente buena” puede comenzar a soltarse y empiezas a sentir alivio. Y no significa culpabilizar a otros, ni armarse con ira o resentimiento hacia el origen de tus problemas. Pero es importante comprenderlo para poder perdonar. Sobretodo para poder perdonarnos a nosotros mismos.
De esta manera, también es posible tomar la responsabilidad de que tú mismo te puedes cambiar como adulto y ser quien quieres ser y no continuar siendo una definición impuesta por otros.
Es como llevar una gran bolsa llena de pelotas pesadas, y ninguna de esas pelotas es tuya. Según te vas recuperando, vas sacando las pelotas, una a una, de esa bolsa, y tirándolas para quitarte ese peso de encima, dándote cuenta de que pertenecen a otra persona.
“Esto no es mío, estoy cargando con las inseguridades de mi padre.”
Cuando te deshaces de esas pelotas, puedes ir viendo tu propia realidad, y definir quién eres.
Y es cuando te das cuenta que, a pesar de que te has equivocado, como nos equivocamos todos, eres buena. Eres “suficientemente buena”. Te mereces algo más.
Cuando te das cuenta de que llevabas el equipaje de otros a tus espaldas, te abre una puerta hacia la libertad, un camino hacia la esperanza, la sanación y la comprensión. Te abre ventanas a incontables oportunidades para crear la vida que te mereces. Porque eres todo lo que tienes que ser en este momento.
Uffff… intenso, ¿verdad?
Vale, me pasa lo mismo. ¿Ahora qué hago?
Es muy posible que te sientas totalmente identificado con lo que acabo de compartir y no sepas qué hacer para salir del bucle.
Mi protocolo de recuperación (y el que diseño para mis clientes) consta de cuidados desde distintos ángulos: modificaciones en mi alimentación, cantidad y calidad del sueño, ejercicio adecuado, suplementación dirigida a volver a equilibrar el sistema, reducción de factores de estrés (fisiológico, bioquímico y emocional).
Y es precisamente en este último punto en el que he trabajado mucho. Comenzando por lo más sencillo (eliminando fuentes de estrés más visibles y fáciles de controlar), hasta ir llegando a creencias y bloqueos que están mucho más enterrados y suponen una mayor carga emocional como lo que he relatado más arriba. Y al igual que te duchas y al cabo de un tiempo te volverás a ensuciar, este tipo de trabajo interior también tendrás que repetirlo a diario, ya que surgirán cosas nuevas por el camino. Pero cada vez te será más fácil ver por dónde van los tiros e identificar la fuente de tu malestar.
Hoy no quiero extenderme mucho más (¡si has leído hasta aquí, te felicito!), pero sí quiero compartir algunas cosas que me gusta recordar cada vez que me pillo pensando que no soy suficientemente buena y que me ayudan a derrotar esa negatividad que se arrastra hacia mí.
Empieza por ti.
Autoestima, amor propio, respeto hacia ti mismo. Son cosas que no te puede dar otra persona. Gánate el respeto de otros, comenzando por respetarte tú mismo. Quiérete como si fueras lo más especial del mundo (lo eres). Tú eres responsable de valorarte. Y esta responsabilidad significa no dejar que otros piensen, hablen o decidan por ti. Significa usar tus propios medios para hacer que pasen las cosas.
Nadie lo está haciendo mejor que tú porque nadie puede hacerlo mejor que tú.
TÚ estás andando tu propio camino. A veces, sentimos inseguridad porque comparamos nuestra vida entre bastidores con la de otros en sus grandes éxitos públicos. Olvida lo que están haciendo y consiguiendo los demás. Tu vida se centra en romper TUS propios límites para vivir TU mejor vida.
Donde estás ahora es donde tienes que estar.
A veces, queremos evitar sentir exactamente donde estamos porque tenemos una creencia, basada en nuestros ideales, de que no es donde deberíamos o querríamos estar. Pero lo cierto es que donde estás ahora es exactamente donde necesitas estar para llegar a donde quieres ir mañana.
El dolor sirve para algo, aunque no lo veas en este momento.
Cuando las cosas se ponen feas, recuerda que el dolor no viene sin una finalidad. Avanza y deja atrás lo que te ha hecho daño, pero no olvides lo que te enseñó. El dolor es una parte intrínseca del crecimiento y hay dos tipos: el que duele y el que te cambia. Procura no resistirlo porque te ayudará a crecer. (Lee uno de los mejores libros del año pasado, Más Fuerte Que Nunca.)
Por cada cosa que has perdido, has ganado otra.
Agradece lo que tienes hoy. La vida no tiene que ser perfecta para ser maravillosa (nunca será perfecta). Cambia las preocupaciones por aceptación, los arrepentimientos por lecciones, las expectativas por agradecimiento. La vida es demasiado corta y tu historia tiene demasiados capítulos. Un capítulo malo no hace que sea el fin. Deja de volver a leer el malo y pasa página.
Tienes una elección: puedes decidir agobiarte o sentirte en paz.
Si eliges estar amargado, encontrarás muchas razones para estar amargado. Si eliges estar en paz, encontrarás muchas razones para estar en paz. ¿Se te da bien sentirte deprimido? Seguro que se te puede dar igual de bien sentirte motivado y satisfecho. Hazlo.
Tu sufrimiento viene de la resistencia al ahora.
La felicidad es estar bien con tu ahora, con lo que es, en lugar de desear y preocuparte de lo que no es. Tu ahora es lo que tiene que ser, y lo demás no son más que tus discusiones y frustraciones con la vida. Si lo piensas bien, esto significa que sólo sufres cuando te resistes a cómo son las cosas. No está en tu mano controlar todo lo que te ocurre, sólo la forma en que respondes a las cosas que te ocurren. (Lee El Poder Del Ahora.)
Lo que podría ser sólo te puede parar si lo permites.
En vez de preocuparte por lo que podría pasar, utiliza tu energía y tus recursos para ocuparte de lo que sí está pasando.
Paso a paso, siempre hay algo que puedes hacer.
No hay nada en tu situación actual que evite que sigas adelante, paso a paso. Recuerda que los sueños sin acción no son más que eso: sueños. La visión tiene que ir acompañada de acción. No es suficiente querer avanzar, tienes que dar los pasos para hacerlo. Y lo único que hace falta es que los des de uno en uno. A veces, el paso más pequeño en la dirección correcta puede llegar a ser el mayor paso de tu vida.
Lo que quieres conseguir está directamente relacionado con lo mucho que lo deseas.
Si es lo suficientemente importante para ti, puedes lograrlo. Cuando estás comprometido y eres constante, lo conseguirás. El éxito no es cuestión de suerte. El éxito no es algo mágico ni misterioso. El éxito es el resultado de dirigir tu atención concentrada hacia lo que quieres, de forma constante y consistente. El cansancio es natural, pero tienes que comprender que las personas más fuertes no son las que siempre ganan, sino las que no se rinden cuando pierden una batalla.
La calidad de tu visión es el motor para la calidad de tu vida.
Tú eres quien decide lo que quieres y en lo que te quieres concentrar. ¿Para qué pensar en lo que no te gusta? Céntrate en lo que te hace vibrar. Si lo ves posible, explóralo. Si tienes un sueño, vívelo. Si sientes pasión y te emociona lo que haces, siempre tendrás una ventaja que es difícil de superar. No dejes de ser esa persona.
Eres más fuerte que tus problemas.
Cuando algo malo te ocurre, puedes, o bien dejar que eso te defina, permitir que te te fortalezca, o dejar que te destruya. La decisión es tuya. Eres mucho más fuerte de lo que te imaginas. Es posible que todavía no estés donde quieres estar, pero mira lo lejos que has llegado y alégrate de que ya no estás donde solías estar.
Las personas más sabias, completas y con mayor capacidad para amar que hayas conocido en tu vida, seguramente son las que han conocido derrotas, miserias, el sufrimiento de perder algo o a alguien amado, y han sabido resurgir de las cenizas de su propia desesperación. Personas que han experimentado altibajos, que han arriesgado y han actuado con pasión, personas que han aprendido a apreciar y a comprender la vida de una forma compasiva. Personas que no nacieron así, sino que se han ido desarrollando poco a poco, con cada paso que han dado en el camino.
Como tú.
¿Qué es lo que hace que sientas que no eres suficiente? ¿Cómo te enfrentas a estos sentimientos?