Cuando hablamos de la tiroides, la mayoría de las personas sabe que el yodo juega un papel importante en su estado de salud. ¿Pero qué pasa con la vitamina del sol, la vitamina D? Esta vitamina es más conocida por su papel en nuestra salud ósea, y cuando nos sentimos de bajón, según los días se van acortando, a menudo aumentaremos un poco la dosis. Pero investigaciones recientes comienzan a mostrar una fuerte relación entre una deficiencia de esta vitamina y problemas de tiroides. ¿Podría la falta de vitamina D ser un factor en tus problemas tiroideos?
¿Qué es la tiroides?
La tiroides es una glándula hormonal muy importante que juega un papel en la conversión de los alimentos que comes en energía (metabolismo), y en el desarrollo y maduración del cuerpo. La tiroides produce tres hormonas, que a lo mejor reconoces si te han hecho analíticas para ver tu salud tiroidea: triyodotironina (T3), tiroxina (T4), y calcitonina. La calcitonina está implicada en el metabolismo del calcio, mientras que la T3 y la T4 son dos hormonas que se utilizan en cada célula del cuerpo para producir energía. La T3 y la T4 están fabricadas a partir del aminoácido tirosina, unido a 3 o 4 moléculas de yodo respectivamente. Básicamente, si la T3 (la hormona tiroidea activa) está desequilibrada lo más probable es que los niveles de energía lo reflejen.
Desarreglos de la tiroides
Una tiroides hiperactiva, llamado hipertiroidismo, significa que se produce demasiada T4, y ocasiona síntomas como sofocos, pérdida de peso, caída del cabello, nerviosismo, hiperactividad, inestabilidad emocional y/o agitación. Hay pocas razones conocidas para el hipertiroidismo, pero una de ellas es la enfermedad de Graves. Ésta es una enfermedad autoinmune que hace que la tiroides produzca demasiada hormona tiroidea. Una enfermedad autoinmune se desarrolla cuando el sistema inmune comienza a atacar tejidos sanos. Todavía no está del todo claro la razón por la que esto ocurre; puede ser por un componente genético, pero también puede ser el resultado de una deficiencia nutricional y/o una alergia o intolerancia.
Los niveles bajos de hormona tiroidea pueden dar como resultado el hipotiroidismo, causando la ralentización de las funciones corporales. Una tiroides hipoactiva puede ser genética o desarrollarse por una deficiencia de yodo. La tiroiditis de Hashimoto, otra enfermedad autoinmune, puede causar hipotiroidismo. Hashimoto es la inflamación crónica de la tiroides y esto a su vez causa hipoactividad. Algunos de los síntomas incluyen pérdida de energía general, metabolismo lento, sobrepeso, sensibilidad al frío, pulso ralentizado, cabello seco y, en algunos casos, depresión.
¿Qué papel juega la vitamina D en un problema de tiroides?
Demos un pasito atrás para ver por qué necesitamos vitamina D. Es un componente extremadamente importante para nuestra salud. Actúa como mensajera en muchos procesos cada segundo del día, incluyendo el control del crecimiento celular, funcionamiento del sistema inmunológico, reducción de la inflamación, y por supuesto su función en la formación y mantenimiento de nuestros huesos. Por estas razones, se la conoce como una “hormona honoraria”.
Existen dos formas en las que podemos conseguir vitamina D de forma natural: 1) de la exposición solar: La producción de vitamina D comienza cuando la luz ultravioleta llega hasta nuestra piel, y 2) de nuestra dieta. Alimentos como el pescado azul (salmón, sardinas, caballa), huevos y el cerdo criado en libertad (cerdo ibérico de bellota) también inician el largo proceso de producción. A pesar de que tenemos dos formas de conseguir la cantidad que necesitamos, la deficiencia de vitamina D es un problema de salud global, y se estima que más de mil millones de personas tienen una carencia de esta vitamina. Hay unas cuantas razones por las que puede existir esta deficiencia, incluyendo una mala alimentación, vivir en el hemisferio norte, tono de la piel (una piel más oscura actúa como protector solar natural y ralentiza la producción de vitamina D), edad, sobrepeso, predisposición genética (la cual podría ralentizar la absorción), y taparse cuando se está al aire libre.
La deficiencia de vitamina D está relacionada con problemas de tiroides
Parece que el problema está en el papel que tiene la vitamina D en manejar la función del sistema inmune. La deficiencia de vitamina D está relacionada con enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la enfermedad intestinal inflamatoria (Crohn y Colitis ulcerosa), esclerosis múltiple, lupus e incluso diabetes de tipo I. Las investigaciones empiezan a mostrar que la conexión entre una deficiencia de vitamina D y enfermedades autoinmunes también se extiende hasta la tiroides. Un estudio demostró que una deficiencia tanto en vitamina D3 (la forma activa), como en calcio estaban relacionadas con el hipotiroidismo; y cuanto mayor la deficiencia más severo el problema, mientras que otro estudio descubrió que los pacientes con tiroiditis de Hashimoto tienen niveles más bajos de vitamina D que las personas sanas. El mismo estudio también mostró que las personas con niveles más bajos de vitamina D tenían niveles más altos de anticuerpos antitiroideos (las células del sistema inmunitario responsables de atacar la tiroides). La enfermedad de Graves también se ha vinculado a una deficiencia. También es posible que una deficiencia de vitamina D aumente el riesgo de padecer cáncer de tiroides según los científicos de la McGill University.
Lo cierto es que, a pesar de que una deficiencia en esta vitamina se está relacionando con problemas en la tiroides, el mecanismo todavía no está del todo claro; ¿puede ser que una deficiencia sea la causa de este trastorno, o que el trastorno esté causando la deficiencia? Para complicar todavía más las cosas, parece haber casos en los que un problema genético subyacente pueda significar que algunas personas sean incapaces de asimilar suficiente vitamina D a pesar de que haya de sobra en su alimentación. Así que podría ser que un trastorno tiroideo esté causado por genética, o por una deficiencia – o posiblemente ambas cosas.
¿Qué hacer?
Asegúrate de que consumes suficiente vitamina D a través de tu alimentación. Incluye alimentos como huevos, pescado azul, cerdo ibérico de bellota, hígado y verduras de hoja verde.
Asegúrate de estar al aire libre durante al menos 20 minutos al día. Y si el tiempo lo permite, destápate tanta piel como te sea posible – prueba 10-15 minutos antes de que te tengas que proteger con ropa o protector solar (en verano). Durante los meses más fríos y oscuros, es una muy buena idea suplementar y tomar aceite de hígado de bacalao fermentado y/o otro producto. Las dosis variarán de acuerdo con tu salud, edad y otros factores. Habla con tu terapeuta.
Si piensas que tienes una deficiencia o quieres saber cómo están tus niveles, pídele una analítica a tu médico.
Referencias:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmedhealth/PMH0072572/
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3921055/
http://europepmc.org/abstract/med/22762696
http://journals.plos.org/plosmedicine/article?id=10.1371/journal.pmed.1001866