Según su contenido en grasas u otros nutrientes:
- Leche entera: su aporte energético es muy grande (150 kcal por 225 ml) y tiene un alto contenido de grasas saturadas, por lo que su consumo no es muy recomendable y menos si llevas una vida sedentaria. A favor tiene que es más sabrosa que la desnatada, por ejemplo, pero ahí siempre entra el gusto de cada uno.
- Leche semidesnatada: contiene más proteínas que la entera y la desnatada, por lo que puede ser interesante para las personas que quieren introducir en su dieta alimentos proteicos o para los niños. No obstante, su contenido de grasas saturadas sigue siendo bastante superior al de la leche desnatada.
- Leche desnatada: se le elimina aproximadamente el 75% de las grasas saturadas a través de un proceso de centrifugado. Además, se reducen la mitad de kilocalorías, pero se siguen manteniendo las mismas vitaminas y minerales. Es la más apropiada para las personas con obesidad o que quieren adelgazar.
Según su contenido en agua:
- Leche en polvo: pasa por un proceso mediante el cual se elimina todo el agua de la leche convencional. Sus principales ventajas son que conserva sus nutrientes mucho más tiempo que la líquida y contiene más proteínas y calcio por cada gramo. La suelen utilizar los deportistas para ingerir estos dos nutrientes de forma más concentrada. También es la que se recomienda para los bebés.
- Leche condensada: a la leche convencional se le elimina más de la mitad del agua y es sustituida por azúcar. Este proceso la convierte en una bomba de calorías que debemos evitar consumir si nuestro objetivo es llevar una vida saludable.
Otros tipos de leche:
- Leche sin lactosa: está destinada a las personas con intolerancia a esta sustancia y, por ahora, no se ha demostrado que tenga algún beneficio para el resto de las personas.
- Leche con w-3: es perfecta para las personas mayores y aporta muchísimos beneficios: ayuda al desarrollo neuronal y visual, disminuye los niveles de triglicéridos, sirve de antiinflamatorio, regula la presión arterial, etc.
- Leche de soja: es una bebida vegetal que, aunque en menor cantidad que la leche de vaca, contiene proteínas, carbohidratos, grasas y minerales. Además, tiene fibra y vitaminas B1, B2, B6, B9, A y E. Es buena para perder peso, previene algunas enfermedades y no contiene lactosa. En contraposición, tiene muy poco calcio y dificulta la absorción de minerales, por lo que no debemos beberla como si no tuviese nada negativo.
- Leche de coco.
- Leche de almendras.
- Leche de avena.
- Leche de arroz.
Existen más variedades de leche, pero nos hemos limitado a darte algunas pautas sobre las que más se consumen y las que más te pueden interesar. Procura siempre tomar la que más te convenga dependiendo de cuál sea tu objetivo, dale una oportunidad a aquellas que no has probado y recuerda que se puede llevar una dieta saludable y disfrutar de la comida al mismo tiempo.
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