Al referirnos al estado de salud nutricional, ante los altos índices de enfermedades como el cáncer, cardiopatías, diabetes, etc., se están generando muchas campañas de prevención de las mismas. Y esto nos lleva a crear hábitos saludables que nos ayudan a cuidarnos.
Sin embargo, como en todo exceso, hay un riesgo. Y me refiero a rozar o traspasar el límite entre la preocupación por alimentarse sanamente y la obsesión.
Si, aunque suene raro, también hay personas que pueden llegar a obsesionarse con ello.
Es bueno tener una visión de las posibles consecuencias de abusar de ciertos productos que no tienen suficientes valores nutricionales. Pero cuando dicha preocupación se vuelve el único sentido u objetivo para la persona en su vida diaria, es cuando se transformar en una obsesión.
Y eso, se considera como un trastorno alimenticio, el cual se conoce como Ortorexia, definido por primera vez por Dr. Steven Bratman.
Para detectar el problema, este mismo especialista diseñó el siguiente cuestionario:
¿Te preocupas más por la virtud de lo que comes que el placer de comerlo?
¿Pasas más de tres horas al día pensando en opciones de comida saludable?
¿Te sientes superior respecto a otras personas que no comen como tu?
¿La calidad de tu vida disminuye a medida de que aumenten tus Fallos en la dieta?
¿Te sientes culpable si saltas los lineamientos de tu dieta?
Como vez, los excesos no son buenos, así que cuida no pasar del límite de lo necesario para cuidar tu salud, y si crees que para ti la comida es una obsesión, no esperes más tiempo para buscar ayuda, antes de que esta obsesión empiece a perjudicar otras áreas de tu vida.
¿Conoces a alguien con ese problema? Comparte en tus redes y no te olvides de comentar.
Fuente: este post proviene de Psicología de los trastornos alimenticios, donde puedes consultar el contenido original.
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