Tras la relajación inicial céntrate en el círculo de la respiración… Si en un momento determinado viene un pensamiento, que habitualmente al meditar dejaríamos pasar, hoy préstale atención. ¿Qué implica ese pensamiento para ti? ¿Es una obligación, una responsabilidad, una tarea pendiente, algo que te da rabia, tal vez algo que te ilusiona…?
Si has pensado más de una palabra, escoge la que tenga más significado para ti y visualízala que la escribes o dibujas en una pizarra frente a ti. Ahora observa; siente qué te produce su observación, cómo lo vives, ¿es una carga, te produce bienestar, malestar, tristeza, alegría, es un reto, un premio, te hace vibrar …?.
Cuando tengas clara la sensación que te produce el pensamiento inicial, respira profundamente para recordarla. Posteriormente, vuelve a centrarte en el círculo de la respiración, hasta que un nuevo pensamiento venga a ti, entonces repite el proceso.
Cuando haya ocurrido 4 o 5 veces, observa todas las palabras escritas ante ti y decide que hacer con los pensamientos que las generaron, porque tu tienes el poder de permitir integrar y aceptar esos pensamientos y lo que conllevan, o desecharlos -y lo que conlleva- porque no te gusta lo que te aportan. De esta forma traspasas a tu consciencia lo que tantas vueltas te da en la mente, resuelves y el pensamiento deja de molestar.
¡Libérate de cargas!!