Desde hace unos años la forma de alimentarse de los países que rodean el Mar Mediterráneo está siendo estudiada y observada por la comunidad médica por ser considerada como la dieta más saludable, ¿y nosotros mientras tanto que hacemos? Tranquilamente y sin impunidad ninguna estamos importando toda la comida basura que se fabrica y se vende en el mundo entero, tenemos niños que no han probado nunca un tomate de nuestra huerta, sin embargo, se conocen al dedillo la lista completa de hamburguesas precocinadas de las grandes cadenas americanas.
En este post me propongo aclarar los entresijos de la dieta mediterránea, algo que tenemos tan cerca y tan lejos a la vez. Espero que después de leer el artículo puedas reflexionar antes de pegar el primer bocado a tu próximo kebab, perrito caliente o hamburguesa de cualquier cadena multinacional por más bonito que nos presente ese producto, que invade el mundo entero, exportando obesidad y problemas cardiovasculares para la sociedad moderna.
Por cierto, ¿alguien sabe lo que significa Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad?
La Unesco declaró así a la Dieta Mediterránea en 2010 y sin embargo nos seguimos alejando de esta saludable forma de alimentarnos.
¿Dónde se ubica la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea no es una dieta sencilla ni fácil de explicar, ya que abarca un gran número de países con culturas muy diferentes. Desde España hasta Marruecos, pasando por Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Grecia, Turquía, y Egipto, entre otros. ¿No os parece que con la mayoría de ellos tenemos poco en común? A simple vista puede parecer que no, pero todos ellos abrazan unas muy particulares características en cuanto a alimentación y forma de vida que nos hacen hermanos.
La dieta mediterránea es más que una forma de alimentación, un conjunto de alimentos o de comidas, estamos hablando de una cultura, tradiciones que hacen de nuestros cultivos únicos, la forma de almacenar, transformar los alimentos o cocinar nuestros platos, el mismo acto de comer todos juntos, un momento de intercambio social, un momento de unidad familiar, esta dieta es también nuestra forma de ser, hospitalidad, creatividad, cultura…en definitiva es más una forma de ser que una simple dieta, con sus matices entre paises, pero un un tesoro que ha pasado de generación en generación que no podemos olvidar, y no sólo por salud.
¿Que caracteriza a la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea parte de unas premisas importantes: variedad, calidad y sabor, ¿que más se le puede pedir a una dieta?
Sus productos estrellas son las verduras, el aceite de oliva, legumbres y cereales.
Pero no se queda ahí, hablar de la dieta mediterránea es hablar de su cultura y eso implica mucha vida al aire libre, comidas en familia y esmero y dedicación por la preparación de los alimentos.
¿Cuáles son los pilares básicos donde se asienta la dieta mediterránea?
Aceite de oliva como grasa principal.
Mayor consumo de pescado que carne.
Legumbres como fuente importante de fibra y proteína.
Consumo de fruta variada y en todas las temporadas, así sea primavera, verano, otoño e invierno, en cualquiera de las estaciones disfrutamos de una gran variedad de fruta fresca que aporta todo aquello que el cuerpo necesita en cada estación.
Ejercicio al aire libre, los países del mediterráneo se caracterizan por hacer mucha vida en la calle, la relación con los vecinos y su entorno la dotan de una vida relajada y alejada del estrés.
Técnicas culinarias sencillas y apetitosas; ensaladas y ensaladillas, cocidos y hervidos son las formas más usuales de preparación de los alimentos.
¿Qué beneficios aporta la dieta mediterránea para la salud?
Alto consumo de fibra: la fibra favorece el tránsito intestinal y la eliminación de grasas a través de las heces, lo que contribuye al equilibrio calórico de la dieta.
Las vitaminas: a diferencia de otros países de Centro Europa, en la cuenca mediterránea, prevalecen una gran variedad de árboles frutales que nos proporcionan las vitaminas necesarias para que los procesos metabólicos se realicen de la forma más eficaz.
Antioxidantes: vivir supone un desgaste oxidativo para nuestro cuerpo, de ahí la importancia de los alimentos ricos en antioxidantes, para ayudar a paliar el deterioro que nuestra actividad diaria supone para nuestras células.
Minerales: Los minerales son micronutrientes indispensables para el organismo humano y que no pueden ser fabricados por él, de ahí la importancia de que sean aportados desde el exterior a través de la dieta. Para que sirva de ejemplo el hierro está implicado en el transporte de oxígeno a través de la sangre.
Omega-3, los ácidos grasos omega-3 y omega-6 son indispensables para la eliminación de colesterol malo (LDL) de nuestras arterias, y el pescado azul, de alto consumo en la cuenca mediterránea es su única fuente natural.
El aceite de oliva: Alma de la dieta mediterránea, el aceite de oliva fue introducido por los fenicios y extendido a todos los países de la cuenca mediterránea. La ingesta de 40 g. de aceite de oliva al día nos ayuda a:
Regular el colesterol, disminuyendo los niveles de LDL.
Gracias a su contenido en polifenoles ayuda a regular la hipertensión.
Mejorar nuestras digestiones, ya que actúa como protector en el estómago frente a los ácidos segregados por el estómago para realizar la digestión.
Prevenir el estreñimiento.
Favorecer la digestión de las grasas, ya que estimula la secreción de bilis por la vesícula biliar.
Absorber el calcio, magnesio y cinc de la dieta, por lo que previene la formación de osteoporosis. Su consumo es fundamental durante la menopausia.
Tiene una función antiinflamatoria similar al ibuprofeno.
Regular los niveles de saciedad, por lo que es muy recomendable en las dietas de adelgazamiento.
El aceite de oliva favorece la formación de membranas celulares y tejido celular por lo que mejora las funciones metabólicas y cognitivas.
En este enlace podéis ver un interesante documental sobre la Dieta Mediterránea y nuestro estilo de vida.
La fundación Dieta Mediterránea propone estas 10 recomendaciones básicas de nuestra dieta para una vida saludable:
Utilizar el aceite de oliva como principal grasa de adición.
Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
La importancia del pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y productos integrales)
Alimentos poco procesados, frescos y de temporada.
Consumir diariamente productos lácteos, principalmente yogur y quesos.
Consumir la carne roja con moderación, y si puede ser como parte de guisos y otras recetas. Las carnes procesadas en cantidades pequeñas y como ingredientes de bocadillos o como parte de algún plato.
Pescando en abundancia y huevos con moderación.
La fruta fresca como postre habitual. Dulces y pasteles ocasionalmente.
El agua la bebida por excelencia del Mediterráneo. El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas.
Actividad física al aire libre todos los días.
Ahora que ya conocemos algo más de este tesoro que estamos infravalorando no hay excusas para cuidarnos, para adaptar nuestra dieta y aprovechar los alimentos y platos que tenemos en nuestra tierra y que esta fuente de salud y bienestar que estamos exportando a todo el mundo siga pasando de generación en generación.
¡Comparte este post para que más personas puedan conocer las bondades de nuestra dieta!
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