No es que esté en contra de comer pan, pero tanta cantidad no es nada recomendable, así que frecuentemente pienso en nuevas formas de hacer un salmorejo bien rico sin usar el pan como espesante y esto es lo último que he experimentado:
SALMOREJO CON BATATA
Muy desencaminada no tengo que ir yo en mi idea de que el salmorejo es un plato con unas propiedades increíbles cuando ha sido el usado por una investigación como puedes ver en este fantástico documental de Documentos TV llamado "La alimentación del futuro".
Para los que no estáis acostumbrados a este plato o no tenéis ni idea de qué va por la razón que sea, os cuento un poquito.
El salmorejo, como se puede leer por ejemplo en Wikipedia, es un plato original de Córdoba consistente en un majado de pan de telera, ajo, aceite de oliva, tomates, sal y, opcionalmente, vinagre.
Su consistencia es la de una crema, aunque esto depende mucho de cómo se haga en cada casa. Yo recuerdo que cuando era pequeña mi abuela lo hacía "a la antigua", que era majando todos los ingredientes a mano con un mortero, de forma que no tenía para nada la pinta de una crema porque estaba lleno de pedacitos. A mí así la verdad es que no me hacía mucha ilusión.
Con la llegada de las batidoras y más aún de los robots de cocina como la Thermomix, el salmorejo ha pasado a tener una maravillosa consistencia fina y cremosa que permite además integrarle diferentes ingredientes sin que casi notes la diferencia a través de la textura.
Aunque al ser un plato frío se estila más en verano, se puede comer en cualquier época del año. Es más, yo lo como frecuentemente porque es un plato sanísimo, rico y desde que tengo mi nueva batidora, tardo menos de 10 minutos en preparar un litro y medio.
Evidentemente, el salmorejo, al igual que le ha ocurrido al gazpacho, también ha sufrido o se ha beneficiado de (según lo mires) los efectos de las "modernidades" culinarias. Ya puedes encontrar salmorejo de remolacha, manzanas, fresas, sandía, etc.
Y sí, yo soy de las que le gusta experimentar, así que cuando hice la tortilla de boniatos o batatas, se me vino a la cabeza que el boniato era perfecto para espesar el salmorejo y dejar el pan un poco de lado. Además, la batata, al hacerlo cremoso permite también reducir la cantidad usada de aceite de oliva, que normalmente para un litro de salmorejo suele rondar los 100 o 150 ml.
A todo esto, ¡ojito! En principio parece una chorrada lo de echar boniato al salmorejo en vez de pan, pero no es una cuestión tan simple, y lo sé porque he tenido que hacer la receta dos veces para que saliera bien.
La primera eché demasiado boniato y ni la textura ni el sabor eran totalmente buenos. Quedó demasiado puré y con un sabor excesivamente dulce. Yo me lo comí porque mi madre me programó a conciencia de pequeña para sentir una tremenda culpabilidad por tirar comida, así que hice de tripas corazón y me comí el medio litro de ese puré frío de boniatos con tomates, porque es que aquello no se podía llamar salmorejo. Pero Javi me dijo tras probarlo que él pasaba de comérselo...TRAIDOR...
Aquí te traigo las medidas que he utilizado para la segunda receta y que me ha gustado muschísimo cómo ha quedado porque no se aprecia diferencia de sabor y casi tampoco de textura con respecto a la receta con pan. Tal vez este es un poco más cremoso o meloso, pero eso mismo puede variar también por la cantidad de aceite que se le eche.
SALMOREJO CON BATATA
Tiempo de preparación: 10 minutos
Cantidad: 1 litro aproximadamente
INGREDIENTES
6 o 7 tomates grandes bien rojos
1 boniato pequeño asado (unos 12 cm. aproximadamente)
1 diente de ajo
70 ml. de aceite de oliva virgen suave
Vinagre al gusto (yo eché una cucharada sopera)
1/2 cucharilla de sal (aproximadamente)
INSTRUCCIONES
1. Lavar bien los tomates, quitarles el pedúnculo y partirlos en cuartos.
2. Pelar el ajo y quitar la semilla para que no se repita tanto.
3. Pelar la batata y trocearla.
4. Echar todos los ingredientes en la batidora junto con el aceite y batir.
5. Probar y añadir el vinagre y la sal al gusto.
6. Volver a batir para que quede todo bien ligado.
¡A disfrutar!
Acompáñalo con guarnición de lo que más te guste. Yo suelo ponerle huevo duro y atún, otras un poco de queso picado. Por donde me dé ese día y en función de lo que tenga. Y si un día quiero comer una versión totalmente vegana, pues un poquito de tomate picado, unas uvas a trocitos o incluso manzana.
Cremoso, suave, fino y ni un gramo de pan pero ni una pista de que no lo lleva.
La última foto, lo prometo...que me emociono y me ciego. Esto es pornografía culinaria para mí.
Si te animas a probar la receta, hazme llegar tu impresión y si quieres, una fotito.
¡Te espero el próximo día con más!
Besos
Ana
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