Como no añades azúcar al café, el té o los yogures estás convencida de que tú no tomas. Pero hay muchos productos que lo llevan. Conocerlos te ayuda a adelgazar, además de alejar enfermedades.
La glucosa es el combustible de nuestro cuerpo, sobre todo en el sistema nervioso. Por eso cuando te sientes agotada, si comes algo dulce notas como si cargaras pilas. Pero lo ideal sería no llegar a esos momentos de bajón y para ello lo mejor es obtener la glucosa a través de los alimentos ricos en hidratos de carbono complejos (legumbres, cereales integrales y patatas) proporcionando energía de forma constante y gradual.
UN SEGURO DE SALUD
El problema aparece cuando se recurre habitualmente a los azúcares sencillos. Y es que tomar demasiado azúcar, aunque te parezca inofensivo, puede convertirse en un hábito amargo: no solo sumas calorías vacías, también perjudicas tu salud:
Está demostrado que su consumo excesivo aumenta el riesgo de desarrollar diabetes del tipo II, enfermedades del corazón, descalcificación ósea e incluso favorece la aparición de ciertos tipo de cáncer.
Es posible que consideres que no tienes motivos para preocuparte porque crees que no tomas demasiado. Pero piensa que no solo "cuenta" el que añades al café: hay otros productos que, sin que tú lo sospeches, incluyen una buena dosis oculta de azúcares perjudiciales para la salud. Y, aunque te sientas bien, te conviene limitarlos. Más aún si tienes sobrepeso, tus niveles de colesterol y de triglicéridos son altos, tienes más de 45 años o hay casos de diabetes en tu familia.
¿Por qué son perjudiciales los azúcares?
Cuando te alimentas con azúcares y carbohidratos refinados carentes de fibra, la glucosa en sangre aumenta de forma brusca y, en consecuencia, el páncreas produce una gran cantidad de insulina.
Dicha hormona se encarga de distribuir el azúcar a todas las células, pero cuando hay un exceso la misma insulina da la orden de convertir la que sobra en grasa.
Además, si se toman azúcares de absorción rápida, la insulina hace rápido su trabajo, con lo que la glucosa abandona enseguida el torrente sanguíneo. ¿Resultado? Te sientes decaída (hipoglucemia o bajada de glucosa) y comes más para compensar.
El problema es que, tanto las subidas de insulina constantes como el sobrepeso, provocan resistencia a la insulina. Esto quiere decir que, aunque tu páncreas produzca hormona suficiente, el cuerpo no puede usarla bien. Entonces la glucosa no pasa de la sangre a las células y hay hiperglucemia (nivel elevado de glucosa en sangre).
Menos dulce y más ejercicio
Hacer deporte, reduce el riesgo de diabetes porque disminuye la glucemia y favorece la acción de la insulina (mejora la resistencia a la insulina, una de las causas del trastorno).
El más adecuado es, sobre todo el ejercicio aeróbico. Este tipo de actividad es mucho más eficaz si se complementa con otras prácticas de resistencia y musculación.
Para que sea eficaz, la actividad física se debe realizar con una frecuencia de cuatro a cinco días por semana, con una intensidad moderada y entre 30 y 60 minutos.
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