Bajar de peso no es lo mismo que reducir tejido adiposo, o sea, grasa. En cuanto hacemos una dieta, del tipo que sea, nuestro cuerpo tiene tendencia a eliminar agua retenida, si además le ayudamos con algún diurético, estamos propiciando una bajada de peso a costa de líquido, no de grasa. Para reducir tejido graso hace falta algo más que una simple dieta milagrosa o híper mega rápida porque nos vamos de vacaciones, o porque el verano ya está aquí, o porque tenemos que acudir a algún tipo de celebración y el vestido que nos gusta no nos queda bien.
Una creencia muy extendida es que bebiendo mucha agua vamos a eliminar grasa. Eso no es correcto. No hay que beber mucha agua, sino la que nuestro cuerpo necesita y que para todo el mundo no es la misma cantidad. Podría ser de alrededor de un litro, y de un litro y medio si hace calor o hacemos deporte. Si transpiramos mucho la ingesta será superior, pero también habrá que tener en cuenta la razón por la que estamos sudando tanto.
Otra creencia es la de ponernos plásticos, neoprenos u otros elementos que impidan la correcta respiración de nuestra piel. No sólo no se elimina grasa sino que puede resultar peligroso para la salud, sobretodo en verano, ya que se somete al organismo a un incremento de temperatura, lo que puede ser muy perjudicial, por no hablar de la eliminación de sales minerales. No sólo nos vamos a deshidratar sino que además nos vamos a desmineralizar. ¿Para perder grasa hay que sudar? sí, pero en el gimnasio, en la calle o en la montaña y con la ropa adecuada.
Tomar laxantes tampoco reducen el tejido graso que tenemos acumulado en nuestro organismo. Tomar laxantes puede ser una práctica dañina para nuestro organismo, ya que agrede a nuestro intestino alterando su equilibrio e interfiriendo en la correcta absorción de los nutrientes, no solamente el de las grasas. Lo mismo sucede con los diuréticos, éstos sólo eliminan agua y electrolitos por lo que pueden deshidratarnos y desmineralizarnos. El peso que perdemos al tomar laxantes o diuréticos es a costa del agua de nuestro cuerpo.
Acumular grasa es un proceso lento y eliminarla también lo va a ser. Quien no crea que esto es así sólo tiene coger un buen libro sobre bioquímica y fisiología humana y darse cuenta de ello. Con todos esos “trucos” sólo vamos a reducir un volumen que volveremos a recuperar en cuanto tomemos ese agua que hemos perdido.
Las píldoras termogénicas tampoco son de gran ayuda por sí solas, en general, tienen que acompañarse de ejercicio físico para que den un buen resultado y de esta manera siempre nos quedará la duda de si hemos perdido peso gracias al deporte o a la ingesta de estos suplementos. Se puede hacer la prueba y ver por uno mismo los resultados, pero creo que es una pérdida de tiempo y dinero. Los que sí ayudan son los suplementos que incrementan el gasto metabólico en reposo, o sea, los que activan nuestro metabolismo haciendo que nuestra temperatura corporal aumente como puede ser el Té verde, el Té rojo, el guaraná o la cafeína, sin embargo, si se tiene la tensión alta o se padece de insomnio, nerviosismo, problemas gastrointestinales (entre otros) habría que abstenerse. No hay que olvidar que el organismo crea resistencia a la cafeína y cada vez se necesitarán más dosis para que el efecto sea el deseado por lo que a la larga no nos va a beneficiar, al contrario.
La única manera de favorecer que nuestro organismo elimine las grasas acumuladas es a través de la alimentación y del ejercicio físico. La grasa sólo podrá salir de nuestro organismo convertida en energía o a través de una liposucción. Siento decepcionarte.
No podemos pretender eliminar kilos de forma rápida, pues lo que eliminaremos será líquido, y no podemos pretender alterar la fisiología de nuestro oprganismo eliminando nutrientes esenciales de nuestra dieta. El peligro de realizar dietas milagrosas y que prometen mucho en poco tiempo, es que vamos a reducir masa magra en lugar de masa grasa. Hay que preservar la masa magra, o sea, el músculo ya que éste mantiene un metabolismo activo lo que favorece por sí solo un gasto basal (en reposo) bastante alto, ese puede ser nuestro mejor termogénico.
Para que la grasa nos abandone es necesario reajustar nuestra alimentación diaria, bajando la ingesta de carbohidratos y aumentando la de proteínas y grasas. Sí, de grasas. Una vez establecido la cantidad de cada nutriente ha de acompañarse de ejercicio físico regular, y me refiero con regular a más de 4 días a la semana.
Eliminar el exceso de grasa de nuestro organismo no es una razón estética sino una razón de vital importancia para mantener nuestra salud y mantener alejadas las enfermedades (colesterol, diabetes, hipertensión, cáncer….). No podemos pasar unas semanas mal comiendo y mal nutriéndonos para bajar unos cuantos litros de agua o kilos de masa muscular, en el peor de los casos. No olvidar que también son tejido muscular el corazón, el hígado, las venas o arterias, etc…
Hay que mirar en perspectiva y pensar en un plan a largo plazo, un plan en el que los primeros kilos, los supérfluos, van a desaparecer rápidamente y el resto tomarlo como una carrera de fondo, sin prisa pero sin pausa. Cuanto más tiempo mantengamos unos hábitos que nos ayuden a eliminar el exceso de grasa más tiempo tardará ésta en volver a aposentarse, con la ventaja de que no vamos a querer regresar a nuestras viejas costumbres, salvo contadas excepciones. Esa es una buena noticia.
Empezar no es fácil y continuar menos aún, a veces se necesita algo más que unos buenos consejos, se necesita motivación y compromiso, y como la motivación suele perderse en poco tiempo, el compromiso por el cambio es el que debe prevalecer. Solicitar ayuda para controlar nuestras emociones es muy efectivo en determinados casos, la gran mayoría de las veces no podemos hacer el cambio porque tenemos un desequilibrio emocional que hemos de tratar. Existen múltiples métodos que pueden ser de gran ayuda como la meditación, mindfulness, flores de bach, etc…
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