La vuelta a la rutina y la vida diaria, al trabajo y a las clases, parece confirmar que es el mejor momento para elaborar un buen plan de bienestar físico y psicológico, que genere una rutina de práctica física que ayude al individuo a ponerse a punto para el nuevo curso.
Deportes centrados en las promociones de fútbol o del baloncesto, que se desarrollan en equipo y ayudan al individuo en su relación y bienestar social;
o deportes individuales como el tenis, el golf o el esquí, que desarrollan la motivación personal. Pueden ser magnificas opciones. El running y el spinning son, por ejemplo, dos modalidades deportivas que aportan al individuo la dosis completa aeróbica necesaria.
Los expertos en deporte aseguran que la práctica de deporte está íntimamente relacionada con la salud mental y que el decaimiento de la salud física puede acarrear consecuencias graves en la agilidad mental.
Que el ejercicio físico mejora la esperanza y la calidad de vida, es algo sabido por todos; pero lo interesante es como los beneficios del ejercicio físico también afectan positivamente y en gran medida al cerebro y la mente.
Estudios demuestras los beneficios del ejercicio sobre la mente
Un estudio realizado en 2008 por The American Physiological Society, afirmaba que la práctica de deporte provoca neurogénesis en el hipocampo, una parte del cerebro muy importante para el funcionamiento de la memoria.
Los estudios se han realizado en roedores de tres meses de edad, y demostraban que el ejercicio físico aumentaba un 200% la producción de nuevas células madre en el cerebro; además de conseguir que las células que mueren no lo hagan tan deprisa. El resultado final del estudio confirmaba que la práctica obligatoria de ejercicios físicos en animales de mediana edad, generaba un entorno favorable para la proliferación, la supervivencia y la maduración de las células madres neurales y las células precursoras.
La práctica de ejercicio físico de manera diaria, de manera poco intensa y durante al menos 30 minutos, favorece el funcionamiento de la memoria a corto plazo. La llamada memoria de trabajo que hace que el ser humano actúe de forma rápida y con precisión. Mientras que la memoria a largo plazo, se ejercita mucho mejor cuando se cultiva ejercicio de manera continuada en el tiempo, es decir, cuando hay una rutina de trabajo físico continuo, aunque no es necesario que la práctica del ejercicio se haga de manera dura.
Otros estudios, puestos en marcha entre profesionales del deporte y el fitness, demostraban que las personas que realizan deporte con frecuencia aumentan el suministro de sangre en su cuerpo y por ello acrecientan las conexiones cerebrales. También activan las funciones de respuestas cognitivas e incrementan la producción de adrenalina que pone en marcha una actividad neuronal más rápida y potente.
Por otro lado, investigaciones realizadas por la Universidad de Granada en personas de la tercera edad en centros para personas mayores, demostraban que aquellas personas de edades avanzadas que tenían mayor capacidad física tenían también mayor nivel de razonamiento y mayor riqueza de vocabulario, por tanto, mayor agilidad mental.
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