Estos vegetales marinos contienen poderosos nutrientes de origen mineral como calcio, cobre, cromo, hierro, litio, magnesio, potasio, manganeso, zinc, etc. También nos aportan vitaminas del grupo B, así como vitaminas A, C, E y K. Son una gran fuente de yodo, que es tan necesario para nuestra tiroides.
El yodo, además de ayudar a la tiroides en la función reguladora de nuestro metabolismo y el nivel de energía, facilita la eliminación de metales pesados como el plomo y el mercurio que puedan estar presentes en nuestro cuerpo. Mejora igualmente la eficacidad de los glóbulos blancos contra algunas infecciones. Se convierte así, en un componente imprescindible para nuestro cuerpo.
Podemos encontrar este oligoelemento en pescados, mariscos y otros alimentos como las algas, tal y como mencioné anteriormente. También lleva yodo la sal que encontramos en los comercios, aunque no siempre. A este respecto, decir que es importante elegir una sal yodada al hacer la compra. En las últimas décadas, con el deseo de evitar el excesivo consumo de sal tan dañino para nuestro organismo y, sin prestar atención a dar prioridad a la compra de sal yodada, hemos reducido el consumo de yodo.
En todo caso, las algas contienen un fuerte valor nutritivo, por lo que es recomendable incluirlas en nuestra alimentación, siempre con moderación porque una pequeñísima cantidad es suficiente: no más de una cucharadita si son deshidratadas, una cuarta parte de la cucharadita si es en polvo o 50 g si son frescas. Si se está bajo tratamiento para la tiroides es necesario consultar con un médico ya que el consumo de algas puede modificar el tratamiento que se necesita.
Se comercializan de diversas formas: láminas preparadas para la elaboración de especialidades japonesas; espagueti de mar; bolsitas de algas deshidratadas; tartar de algas; e incluso algas en tarritos para usar como condimento. Algunas algas como la espirulina están disponibles en forma de comprimido como complemento dietético, pero en este caso no es recomendable tomarla sin consejo médico. Para los más golosos existe un delicioso chocolate negro con espirulina.
Una de las formas más sencillas de llevarnos algunas algas a la boca de vez en cuando es usándolas como condimento en alguna rica ensalada de pescado, o en algún plato caliente a base de pasta, salmón y algunas verduras, por ejemplo. Otra opción sería tomarlas como aperitivo untando algunas tostadas con un poco de tartar de algas.
Para los amantes de la cocina propongo una receta casera de tartar de algas.
Se necesitan los siguientes ingredientes:
- Un tazón de algas deshidratadas (dulse, lechuga de mar, wakame)
- 2 chalotas
- Zumo de 1 limón
- 1 diente de ajo
- 5 pepinillos
- 3 cucharas soperas de aceite de oliva
- 2 cucharas soperas de alcaparras
Lo primero es poner las algas deshidratadas en agua templada durante 5 minutos. Después se enjuagan bien y se ponen en un tarro. Añadimos el resto de ingredientes triturados y lo mezclamos bien. Lo cubrimos todo con el aceite y listo. Se conserva 2 o 3 días.
Como veis, incluir estos vegetales marinos en nuestra alimentación es bastante sencillo además de beneficioso. Para algunas culturas como la japonesa es básico y, según se ha constatado a lo largo de muchos años, su población sufre en menor medida de enfermedades cardiovasculares, diabetes y enfermedades autoinmunes. ¡No os privéis de este superalimento!