Lo de comer caracoles no es algo moderno, desde tiempos muy lejanos se crían para su consumo. Se sabe además que los romanos comían caracoles y que usaban unos huertos especiales para desarrollarlos.
El caracol ofrece propiedades nutritivas atípicas, una carne muy pobre en grasas (desde 0,5 a 0,8 %) si la comparamos con la de otros animales como la ternera o el pollo (en torno al 12%). Además, la de caracol es una carne que aporta pocas calorías, de 60 a 80 por 100 gramos, y es importante añadir que es rica en proteínas de alto valor biológico (entre 12 y 16%) y que aporta sustancias minerales (aproximadamente 1,5%). En cuanto a su contenido mineral, que oscila entre el 1,3% y el 1,5%, el magnesio y el potasio son los elementos que más abundan, seguidos por el sodio y el calcio, y también destaca el hierro.
Estas características convierten a la carne de caracol en un alimento ideal, de fácil digestión, sano y nutritivo. Los caracoles terrestres que se consumen en nuestro país son del género “Helix”, que cuenta con más de 4.000 especies, de las cuales las más conocidas en el ámbito doméstico y de comercialización son: Helix Aspersa ( Bovet), Octala Láctea (Cabrilla), Theba Pisana (Caracol blanquillo).
Los datos sobre su análisis nutricional son orientativos, ya que su composición química depende en gran medida de los suelos en los que se cría y de la alimentación que recibe el animal.
Propiedades medicinales del caracol
En la antigüedad se le atribuyeron al caracol diversas propiedades terapéuticas. Se utilizaba tanto para uso externo como interno. Como uso interno fue utilizado durante un tiempo en la terapia popular, incluso a finales del siglo pasado. Su decocción, muy rica en sustancias mucilaginosas, se consideraba óptima como expectorante y se aplicaba a los que padecían tuberculosis..
El caracol también fue considerado como un antídoto excelente contra la indigestión. Se inventaron remedios y diferentes recetas para las afecciones de estómago, También se ha evidenciado la fama de los caracoles como afrodisíaco debido al análisis del contenido de albúmina que poseen.
Se ha demostrado que la baba de caracol, que contiene una sustancia activa denominada helicina, es capaz de proteger mucosas y epitelios y, en consecuencia, se han empezado a comercializar cremas elaboradas a base de baba de caracol para fines cosméticos.