¿La comodidad, aunque sea incómoda? ¿Las falsas creencias acerca de nuestras aptitudes?
¿El miedo? ¿La resignación? No, la inconsciencia. Cuando se vive dormido, la vida se conduce sola, por inercia. Se reacciona a las circunstancias, no se decide, ni mucho menos, se crean las circunstancias que se requieren para el objetivo que se proponga.
No es raro oír a muchos confundir el sacrificio con la bondad, la responsabilidad con la culpa, el egoísmo con el derecho pleno. Y como somos lo que pensamos, acabamos haciendo lo que creemos, errados muchas veces.
Aprendamos a pensar, es nuestro deber en la escala evolutiva, ¿no?
Pensar es una habilidad que se aprende practicándola. Hagamos uso de ella. Invertir en cuestionarnos, es sin duda, el mejor regalo que podamos hacernos, a nosotros y a los otros.
Pienso que pensar que ya pensamos es no pensar demasiado...