Aunque la algunas organizaciones como la OMS no tienen mucho cariño a la miel, lo cierto es que es una buena fuente de energía para los deportistas. En la mayoría de los casos las personas que consumen miel no suelen tener tantas enfermedades como puede ser la obesidad, la alergia, problemas cardiovasculares, etc.
Varias revisiones apoyan la eficacia de la miel para combatir los resfriados frente a ciertos fármacos. También ayuda a la mejora de la memoria y a la prevención de diabetes tipo 2, pues en varios estudios se observa una mayor reducción de glucosa en sangre si se compara con otros azúcares o edulcorantes.
Para ampliar información sobre todas las propiedades que puede aportarnos la miel, os recomiendo este artículo de Rubén Murcia Prieto en la web Dietética Sin Patrocinadores: Propiedades medicinales de la miel. Revisión de revisiones. Encontraréis amplia información científica sobre los puntos mencionados anteriormente.
Conclusiones sobre la miel
No cabe duda de que la miel nos ayuda a obtener más energía para rendir mejor. Pero es que además tiene beneficios para la salud y evita la aparición de ciertas enfermedades, como las mencionadas anteriormente (remedio contra la tos, combate síntomas del resfriado, mejora la salud dental…).
Aún así (siempre hay un pero, eh), no significa que la miel sea un alimento que nos ayude a contrarrestar todos los males. Hay que evitar tomarla en demasiadas cantidades, pues eso no hará que estemos siempre fuertes y sanos. Debemos tener presente la miel en nuestra alimentación, sí, pero no es imprescindible.
Funciona mejor que otros edulcorantes o azúcares, por lo que es un buen sustitutivo, y si se realiza actividad física viene bien para encontrarnos más energéticos. En definitiva, y con moderación, la miel es un alimento a tener en cuenta, ya que es considerado por muchos una alternativa bastante saludable para incluir en nuestra alimentación.
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