Esta problemática, que actualmente es considerada una verdadera epidemia en las sociedades modernas, no solamente afecta a una gran parte a la población adulta mayor, sino también a niños, adolescentes y adultos jóvenes.
Causas de las enfermedades cardiometabólicas
Su causa parece encontrarse, en su gran mayoría, en el estilo de vida cada vez más nocivo para la salud humana, que se basa en la comodidad y la ley del mínimo esfuerzo, lo cual hace que sean muchos aquellos que optan por el sedentarismo y llevan una vida con ausencia de actividad física, ligado a una incorrecta y excesiva ingesta de alimentos y por supuesto, no demasiado saludables.
Este tipo de problemas deben enforcar su solución a través de la educación, un correcto conocimiento de nuestra fisiología y de cómo funciona nuestro organismo, nos otorgaría el poder suficiente para tener capacidad de elección en lo que se refiere a nuestros hábitos de vida, así podríamos no dejarnos llevar por las campañas publicitarias masivas que solo anuncian productos de alimentación con exceso de azúcares y carbohidratos, saturándonos de información que nos confunde.
Obviamente, no es fácil llegar a ello, y quizá sea una utopía, pero son los profesionales del ejercicio físico los que deben crear en la población esa necesidad de preguntarse sobre su actual modo de vida y dar a conocer cómo es vivir con una salud plena, respetando nuestro cuerpo y ofreciéndole todas las cosas buenas que podamos, como el movimiento necesario y una dieta adecuada.
El ejercicio físico para prevenir y tratar enfermedades cardiometabólicas
El ejercicio físico es fundamental para abordar esta problemática de las enfermedades cardiometabólicas, no solo en su tratamiento sino también en su prevención, eso sí, debe estar correctamente programado e individualizado, de esta forma, el ejercicio físico será apto para todo tipo de público, de cualquier edad y con cualquier patología.
Lamentablemente no todos los profesionales del ejercicio están capacitados para prescribir ejercicio físico en personas con diabetes, hipertensión, obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otras, y por dinero, tiran su profesionalidad por la borda y se atreven a trabajar con estas personas, llegando a provocar más inconvenientes que ventajas, además de fomentar la desconfianza en el ejercicio y por lo tanto, generando rechazo y negación a la práctica del mismo.
Por eso, las personas que padecen estas patologías, deben profundizar en los profesionales del ejercicio, entrenadores personales correctamente formados y especializados en estas patologías, que programen las rutinas de ejercicios adecuadas, que logren mejora en las vidas de sus clientes y que estos consigan aherirse al ejercicio físico y sientan los beneficios.