Dicen que es una moda, pero siempre contesto lo mismo cuando me lo dicen: "¡Bendita moda!", y lo digo deseando que la práctica de la atención plena o mindfulness se vaya conociendo por todos los ámbitos, tanto personales como profesionales. Uno de esos ámbitos tiene mucho que ver con la gestión de las emociones en el trabajo y es el caso de la necesaria inclusión de las prácticas mindfulness en el mundo de la empresa.
Sostienen algunos autores, profesores, practicantes y consultores, que las empresas han podido ver en el hecho mindfulness una vía para la "aceptación" del "esto es lo que hay y encima tienes que sonreir", por lo que se estaría utilizando la práctica de la atención plena, no tanto para la gestión de las emociones en el trabajo y, por tanto, del bienestar de sus componentes, sino para la mera y descarada explotación y humillación de los equipos de trabajo. Nada más lejos de la realidad. Precisamente, la práctica de la atención plena o mindfulness en el mundo laboral, predetermina a quienes la practican a una acción consciente que les hace pasar del modo de "piloto automático" o reacción frente a cualquier acontecimiento, al modo "me doy cuenta" o "soy consciente" y, por tanto, antepongo respuesta frente a reacción.
Hoy el mundo empresarial, tanto a nivel directivos, como mandos intermedios, como trabajadores, reconocen que el estrés, la mala gestión del tiempo, la incomodidad, la falta de respeto mutuo, la desconfianza y el individualismo, son un peligro para el sostenimiento de un proyecto solvente y empiezan a ver que la buena gestión de las emociones en el trabajo a través de la práctica de la atención plena, es una potente y sencilla herramienta que abre un nuevo campo de relaciones que tiene como resultado la mejora del ambiente en el entorno laboral, la reducción del estrés, la mejora de la gestión del tiempo, un aumento en la calidad de las relaciones interprofesionales, una mejor gestión de las crisis, una mejora y aumento de la productividad, descenso de las bajas por estrés y/o enfermedad común y un aumento general del bienestar.
Esta "moda" está siendo ya implementada, por ejemplo, en el Centro de investigación de la NASA en Langley donde se han implementado clases de meditación y mindfulness para los trabajadores mejorando así su bienestar y la productividad en un ámbito de enorme exigencia, en AETNA que es una de las más grandes compañías aseguradoras de EEUU y han desarrollado un programa de 8 semanas de prácticas mindfulness. Incluso el mítico Sillicon Valley, como puedes leer en este artículo, tiene programas adecuados. Mindfulness y empresas
Disponer de una nueva relación con nuestras propias emociones dentro del entorno laboral es, sin duda alguna, un enorme beneficio más que una moda pasajera.
En la nueva era digital, donde la interconexión es ya instantánea, el cuidado en el ámbito de lo espiritual, adquiere una nueva dimensión y ya no se ve como algo extraño, cosas de gente extraña, y propio de lejanas tierras, sino que la aparición de la práctica de Mindfulness o atención plena, deja de parecer una moda, para quedarse entre nosotros y nosotras. En definitiva, una buena gestión de las emociones en el trabajo es posible a través de la vía mindfulness.
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