Mindfulness, bien entendido, podríamos traducirlo por Atención Plena, que además de una técnica es un estado de consciencia al que se llega mediante el entrenamiento sistemático de la atención a la totalidad de nuestras experiencias aquí y ahora. Este estado se caracteriza por:
Abarcar la totalidad de nuestro ser y la percepción del entorno: implica un sentir y darse cuenta de nuestro cuerpo y procesos corporales, emociones, sensaciones, contenidos mentales así como una percepción agudizada del medio externo (colores, formas, sonidos, olores, etc.).
Emocionalmente se caracteriza por una actitud ecuánime: esto es, crea un estado afectivo caracterizado por la aceptación y la apertura emocional a lo que se presenta. Desde este estado nos seguimos dando cuenta de aquello que nos gusta y no nos gusta, de lo que nos resulta agradable y desagradable, pero ya no reaccionamos con grandes dramas, o dicho de otro modo, nos aferramos menos a lo que nos gusta y huimos menos de lo que no nos gusta, por lo cual disminuyen nuestras preocupaciones, ansiedades y sufrimientos.
Meditación laica: concentración y observación
Mindfulness como técnica son los procedimientos y el entrenamiento necesario para poder llegar al estado de consciencia descrito y poder implantarlo en nuestra vida cotidiana. El mindfulness puede definirse como una meditación aconfesional y laica, aunque deriva de la meditación budista, en la práctica del mindfulness no se emplean elementos doctrinales ni religiosos provenientes del budismo ni de ninguna otra religión.
Para practicar la Atención Plena o Mindfulness necesitamos cultivar lo que el budismo denomina samatha y vipassana, esto es, concentración (samatha) y observación (vipassana). Estas son dos de las facultades principales de la atención: con la observación dirigimos el foco de nuestra atención a lo que queremos observar y mediante la observación nos damos cuenta de cómo es y qué cualidades tiene aquello que hemos enfocado. Para entenderlo, imagínese que está en una habitación a oscuras con una linterna: la linterna representa la atención, de tal manera que al enfocar en una dirección determinada concentrará el haz luminoso (esto es la concentración, enfoque o samatha: implica dirigir en una dirección determinada la energía de nuestra atención), al mismo tiempo, podrá observar y se dará cuenta de las cualidades y características del espacio iluminado (en esto consiste vipassana o la observación).
Pasos para la "atención plena"
Tradicionalmente la técnica y el entrenamiento de la Atención Plena o mindfulness comienzan focalizando la atención en la postura corporal y la respiración, al mismo tiempo que se observan. Una vez se va adquiriendo destreza y la atención puede permanecer estable y sin divagar centrada en la respiración se amplía a las sensaciones, emociones y contenidos mentales, para finalmente cultivar un estado de atención abierta, donde idealmente uno es capaz de observar todo lo que se despliega en su campo de consciencia (sensaciones, emociones, pensamientos, etc.) sin perder la atención, es decir, sin vernos arrastrados por los contenidos que estamos observando. Este procedimiento es similar al entrenamiento budista tradicional recogido en el Satipatthana sutta (Las cuatro aplicaciones de la Atención Plena).
Es posible que esto no sea nada nuevo para usted, que piense que lo hace todo el tiempo y efectivamente así es. El problema es que es un proceso automatizado, de tal manera que más que controlar nosotros nuestra atención (la linterna), es como si estuviera en manos de un niño juguetón que enfoca rápidamente a todas las direcciones posibles sin detenerse en ningún lugar concreto: en el budismo se dice que la mente es como un mono loco saltando de una rama a otra de un árbol.
Así es como usualmente funcionamos en nuestras vidas: con prisas y sin fijar nuestra atención y por ende sin capacidad de cultivar una observación penetrante (vipassana). Una de las consecuencias de esta manera de vivir es que estamos profundamente insatisfechos con la vida: no podemos degustar y saborear las experiencias pues mientras ocurren aquí y ahora nosotros nos estamos proyectando en el futuro pensando en lo que tenemos que hacer o en lo que va a ocurrir, o bien estamos viajando al pasado, acordándonos de lo que fue y las consecuencias que tuvo. Sin embargo, al cultivar la Atención Plena, se da un proceso de amplificación como resultado del cultivo de la concentración y la observación, de tal manera que la vida se vive más intensamente, es frecuente que los nuevos practicantes a las semanas de práctica digan cosas así: la vida parece más real, percibo mucho más todo, los colores son más nítidos, es como si el mundo estuviera recién pintado, esta ampliación de la percepción no sólo abarca la esfera sensorial, también la emocional y la mental.
Beneficios del Mindfulness
Respecto a las virtudes del mindfulness, como muy probablemente sabrá, tiene numerosos beneficios y aplicaciones:
ayuda a reducir la ansiedad,
puede disminuir la sintomatología de la depresión,
disminuye el dolor,
aumenta la capacidad de aprendizaje, etc.
Pero también el término mindfulness se ha convertido en una moda y una palabra manida, como afirma Virginia Heffernan: es una tendencia, un estilo de vida, un movimiento social y, - como publicó en portada la revista Time el año pasado -, una revolución.
También, como ocurre con toda moda y todo movimiento de masa hay que destacar que no es oro todo lo que reluce: junto a las aplicaciones loables como las que mejoran la ansiedad, el dolor y la depresión, se encuentras oscuros fines...
¿Es lícito enseñar mindfulness para que empleados saturados de trabajo, largas jornadas laborales y salarios miserables estén menos estresados?
¿Es ético aplicar los principios de mindfulness para que, por ejemplo, empresas armamentísticas incrementen la producción de sus letales armas? Además de oscuros fines también aparecen numerosos autores e instructores de mindfulness que realizan promesas milagrosas e infundadas que no se apoyan en ningún estudio sistemático, todo ello ha sido denunciado y criticado en excelentes artículos como Más allá del McMindfulness de Ron Purser y David Loy.
De esta crisis del mindfulness han surgido nuevos estilos que tienen en cuenta el marco ético al mismo tiempo que emplean metodologías más integrales, las cuales posibilitan el propio bienestar del practicante sin perder la perspectiva del bien común. Un ejemplo de estas modernas metodologías es el Mindfulness MBTB (Mindfulness Basado en la Tradición Budista) creado por el maestro Zen Dokushô Villalba a partir de las enseñanzas tradicionales de los sutras budistas, las aportaciones del Zen y metodologías modernas como el MBRS de Kabat-Zinn y otros sistemas de mindfulness contemporáneos.
En resumen, en el presente y en un futuro cercano coexistirán enfoques serios y bien fundados de mindfulness que promuevan el bienestar integral de las personas y de la sociedad al mismo tiempo que prácticas abusivas que generan explotación y el engaño.