Muchas veces olvidada como causa de numerosas molestias, la masticación es uno de los pilares más importantes en nuestra calidad de vida. Principalmente olvidamos que el proceso digestivo comienza en la boca. El arte de masticar es uno de los principios más trascendentales a la hora de obtener una buena salud.
El nutriólogo estadounidense Horace Fletcher (1849-1919) se hizo famoso por el “fletcherismo”, siendo este el arte de masticar minuciosamente. Las tradiciones chinas y japonesas también nos enseñan los beneficios de masticar y ensalivar, muy bien la comida.. Según la filosofía oriental, la saliva es un fluido con una gran carga de energía vital o “CHI”, por lo que ensalivar bien los alimentos nos aportara un gran contenido de energía vital.
Cuando los alimentos no están bien masticados fermentan con facilidad en el tubo digestivo, apareciendo en consecuencia gran cantidad de gases intestinales. A diferencia, si los alimentos son masticados a consciencia, los jugos digestivos penetran hacia su interior y se digieren más fácilmente, evitando así el hecho de sentirse pesado e hinchado. No olvidemos que al volverse más eficiente la digestión, el cuerpo empieza a sentirse maravillosamente más ligero.
Cuando comemos de prisa y sin masticar, la sensación de saciedad tarda mucho más en llegar y para cuando nos damos cuenta ya hemos comido demasiado, causando así el aumento de peso en el cuerpo. Para empezar el hábito de masticar correctamente, inicie cada comida masticando y ensalivando bien cada bocado, unas 20, 40 veces dependiendo del alimento, esto le obligara a dejar sobre la mesa su cuchara o tenedor entre bocado y bocado.
Otro de los deterioros de una mala masticación e insalivación, es como las vitaminas y minerales pueden quedar “encerrados” en el interior de los tejidos de los alimentos, no salen al exterior y en consecuencia se pierden por las heces.
El alimento al ser masticado y ensalivado, va tomando la temperatura del cuerpo, si está muy caliente se enfriara, si está muy frio (por ejemplo, un helado) se calentara. De esta forma las mucosas del esófago y estomago estarán protegidas, ya que tanto el calor excesivo como el frio alteran los tejidos internos.
Como digerimos las experiencias de la vida
El aparato digestivo tiene cierto paralelismo, con la función de “digerir” las experiencias e ideas de la vida, la boca y el estomago cumplen la función de transformación, el intestino delgado de absorción, y el intestino grueso de eliminación. Por tanto, la capacidad de masticar de una persona nos da una idea de cómo transforma las experiencias de su vida para poder asimilarla. Quizás no sea necesario decir que uno de los errores de nuestro tiempo es vivir experiencia, tras experiencia, sin permitirnos el tiempo necesario para poder asimilarlas. De esta manera vivir deprisa, sin sabiduría, tiene su reflejo en una forma de masticar rápida y escasa. ¿Para qué perder el tiempo en comer, masticar y asimilar?, cuando hay tantas cosas que hacer! Masticar bien, fomenta, la paciencia, nos produce un estado de relajación y nos conecta con el aquí y ahora, Xavier Uriarte, médico naturista, comenta, no es el estomago el que digiere, sino el ser humano el que digiere por medio del estomago, por ello debemos re-aprender a disfrutar de la comida, saborearla, olerla, admirar su color, ser conscientes de lo que comemos, es esencial para obtener una buena salud, favoreciendo así la absorción de todos nutrientes que nos ofrece la alimentación.
La vida se expresa en la transformación, digestión, y asimilación, mucho más allá de la “química pura”.